-¿De verdad? .- sentí un nudo en el estómago, no lo entiendo. Esta chica primero es rebelde y luego linda y ahora parece que me odia.
-Sí, ¿Te lo tengo que repetir?
-Pero no comprendo. Soy bien parecido, soy guapo, carismático. Puedo gustarle a cualquiera.
-Lo que tú no entiendes es que una persona valora más la humildad.- y después colgó, solo así.
(…)
Llego el Lunes y esta vez me desperté un poco más temprano para llevar a Faith con Briana y después irme a la escuela.
¿La razón por la cual decidí salir más temprano? Simple. Para evitar a John. Aunque no sé porque de todas formas lo veré, mi suerte no es la mejor.
-Buenos días, Savannah.- saludó Briana desde la puerta. Ahora por fin me llama por mi nombre.
-Buenos días.- le dedique una sonrisa.- Briana, de casualidad ¿No se encuentra John en casa?
-Si pero es muy temprano y el sigue dormido, ¿Quiere que lo llame?
-¡No! No gracias, solo quería saber si estaba.- puede que me haya exaltado un poco.
Prácticamente salí corriendo de ahí y tomé un taxi
(…)
-Señorita, corra al baño a lavarse la cara.- gritó mi maestra de arte y me despertó.
-Lo siento, voy enseguida.- salí avergonzada del salón de clases y corrí a los baños.
Tan solo ayer no pude dormir porque Faith tenía pesadillas, no quería dormir en su cama porque tenía miedo así que se quedó conmigo, bueno, ese no fue el problema, el problema fue que no se pudo dormir hasta las 2 de la mañana y tenía que estar despierta con ella hasta que se durmiera de nuevo.
Sumergí mi cara en el agua del lavamanos, ¡Estaba helada!, estaba segura de que me daría un refriado. Salí del agua y vi en ella una mancha roja, era sangre.
¡Maldición, no de nuevo¡
(…)
Era divertido jugar con Faith, decidimos que jugaríamos a las princesas, ella era la sirenita y yo era su príncipe Eric. Ella tenía un lindo vestido de fantasía color rosa y yo me puse uno de mis trajes.
Una hora después decidimos que íbamos a descansar y decidió que teníamos que peinarnos. No sé porque, pero la deje que me pusiera ligas en el cabello, también unos broches y moños, al final del descanso yo ya tenía aspecto de árbol de navidad.
-Eres muy buena peinando, Faith.- Sarcasmo.
-Ahora es tu turno, ¡péiname, péiname!.- acerco las ligas elásticas, listones, broches y algo de gel.
-Bien, te sorprenderé.
Cuando era pequeño me daba curiosidad el cabello de mi hermana así que aprendí a hacer bonitos peinados, seguramente no lo he olvidado aun.
Comencé a hacer una trenza francesa, el único tipo de trenza que sabía cómo hacer, le puse un listón rojo y unos pasadores en donde el cabello salía de manera de picos.
-Ya puedes mirarte.- le di el espejo.
-¡Me encanta, me encanta! ¡Eres genial!
-Qué bueno que te haya gustado.
-Ahora te pintare.- saco de su mochila de princesas ese maquillaje que les compran a las niñas para jugar.
-No, eso sí que no. Me niego a que me pintes.- me levante de la alfombra en donde estábamos y deje el cepillo.
A Faith no le dio tiempo de protestar porque tocaron el timbre. Me levante y corrí a abrir la puerta. Era Savannah.
No tenía un buen aspecto, estaba pálida y parecía que acababa de salir de la cama. Pude notar que tenía una pequeña costra de sangre cerca de la nariz.
-¿Savannah? ¿Estás bien? .- pregunte preocupado.
-Sí, solo no fue un buen día.- hablo con casi nada de ánimos, apenas un murmuro.
-Pero no te ves bien, estas pálida.- señale su cara.
-Iré a casa a recostarme, solo…- no pudo terminar la frase porque se había desmayado.
(…)
-¿Entonces no es nada de qué preocuparse? .- le pregunte al doctor que estaba atendiendo y revisando a Savannah en la habitación del hospital.
-Por ahora no, esto solo fue por estrés. Tiene que descansar o se puede poner peor, por ahora la tendremos aquí solo un día para poder observar los cambios que tiene con el antibiótico.- asentí y deje pasar al doctor por la puerta para que siguiera con los demás pacientes.
Me sentí tan asustado, sentía una maldita impotencia por no poder hacer nada, ella simplemente se desplomó y yo solo podía cargarla hasta el coche para llevarla al hospital.
No me parecía justo que esto le pasara a ella, no es una mala persona, a las buenas personas les pasan cosas buenas, no estas malditas estupideces. ¿Qué será lo que la tiene tan estresada? Sé que ser madre soltera no es fácil pero, ¿De verdad seria por eso?
Me quede sentado junto a Savannah esperando a que despertara, pasaron aproximadamente 2 horas y por fin despertó.
-¿Cómo te sientes?.- pregunte de inmediato y tome su mano.
-¿Dónde está Faith? ¿Qué sucedió?.- pregunto anonadada por la situación en la que se encontraba.
-Ella está bien, la está cuidando Briana. Pero me parece que tú no estás bien. El doctor estuvo aquí hace rato, te desmayaste y dijo que fue por estrés.
-Odio que me pase esto.- confeso mientras se acomodaba en la cama.
-¿De qué demonios estás hablando? ¿Esto ya te había pasado?.- estaba perplejo, lo había dicho con tanta naturalidad.
-Sí, un par de veces.-
-¿Cómo puedes decirlo como si nada? ¡El día de hoy sentí la impotencia que nunca había sentido en mi vida¡ .- comencé a alzar la voz.
Se quedó callada, ya no dijo nada más, solo se limitó a darse la vuelta dándome la espalda, pero aun así, yo no quería irme.
(…)
Después de esa pelea con Savannah, ya no me hablo, simplemente me ignoraba, estuve con ella todo el día hasta el día siguiente.
Cuando le dieron de alta, salió lo antes posible del hospital olvidando las recomendaciones del doctor así que yo fui y me dio unas pastillas y unas vitaminas para ella.
Cuando llegue al auto ella ya estaba en el asiento del copiloto con la cabeza recargada en el cristal de la ventana y dormida. ¿Cómo hacía para dormirse tanto?, tenía un día entero dormida
Llegamos a mi casa y Faith ya estaba en la entrada con mi hermana esperando a que la llevara junto con su mamá a su departamento.
(…)
Ni siguiera le agradecí, aún estaba enojada. ¿Desde cuándo tengo que darle explicaciones a el? Lo que le pase a mi cuerpo no es su problema, no me importa que sus intenciones sean buenas.
Después de darnos una ducha a Faith y a mí, corrimos a la cocina en busca de algo bueno que comer, la comida de los hospitales me parece tan asquerosa que ahora necesito alimentarme decentemente.
Hicimos una sopa instantánea de pollo y le puse algunas verduras, este si era un manjar de los dioses.
Mientras comía no pude evitar sentir un poco de culpa, puede que me haya portado un poco mal con John, después de todo, el solo se preocupaba por mí.
Tomé mi teléfono y marqué al teléfono que había registrado de la última vez de John.
Una. Dos. Tres llamadas y no contestaba. Sentía como comenzaba a dolerme el estómago y no era por la sopa.