Capítulo 10:
Bryan Adams - Please Forgive me
Fue el momento más tenso y emotivo que jamás tuve, estuvimos abrazados por un largo rato. Nada de besos, nada de declaraciones. Solo quería estar a su lado y que así supiera que siempre estaría con él.
-Supongo que tenemos que entrar.- le dije alejándome solo un poco para que pudiera verme a la cara.
-Sí, ni siquiera has desayunado. Vamos, te acompañaré.- se ofreció y me tomó de la mano para entrar de nuevo a la cafetería.
¡Me tomó de la mano!, no sé qué es lo que somos es en este momento pero la verdad me encanta.
Cuando entramos, ya nadie nos miraba, se notaba que querían hacerlo pero se limitaban a solo comer su desayuno. Las mujeres tenían cara de fastidio, le molestaba verme con John y la verdad es que me sentía como si hubiera ganado algo, me sentía la ganadora por primera vez.
-¿Tu no vas a comer nada? .- le pregunté a John cuando por fin estuvimos sentados en la mesa donde había dejado mi bandeja.
-No, en verdad no tengo mucha hambre. Mejor esperare a llegar a casa.- Se veía muy feliz, esa sonrisa que intentaba ocultar no mentía, además era muy malo ocultando sus emociones. Otra cosa que me encanta de él.
No sabía cómo estaba mi cara en este momento, pero puedo decir que yo también me encontraba muy feliz. No todos los días el chico que te gusta también te corresponde, es un sentimiento increíble que en realidad nunca había experimentado. Me sentía especial por el simple hecho de que yo significaba algo para John.
Termine de comer mi sándwich y mi fruta y John aún seguía mirándome, se sentía casi como un acoso solo que no me incomodaba en lo absoluto.
-¿Que clase te toca ahora? .- pregunto John ya de pie a mi lado con una mano extendida para ayudarme a levantarme de mi silla.
-Creo que historia.- respondí tomando su mano para levantarme.
-Muy bien, te acompaño.- pasó su brazo sobre mis hombros y caminamos hasta el salón de historia de la plata baja del edificio.- Nos vemos más tarde. Mi auto está en el estacionamiento de la escuela, no llegues tarde.- me guiño el ojo y después se fue por el pasillo. Diablos, este hombre era jodidamenete sexy.
(…)
Definitivamente soy un maldito suertudo. Gracias a todo este lio ahora Savannah y yo estamos más cerque que nunca de tener una relación.
Sí, me altere como un maldito loco con lo que pasó en la cafetería pero, no podía dejar que las cosas siguieran así para ella, le ven como si fuera una zorra que arruino su vida con solo un acoston. No sé cuál sea la verdad pero en realidad no creo que las cosas hayan pasado como todos se imaginan, no después de conocer a Savannah.
Según mi horario, tengo que ir a la clase de arte, soy una mierda con cualquier tipo de arte. No se cantar, tocar algún instrumento, pintar, NADA, así que será mejor ver que poder hacer con lo que queda del año escolar.
Cuando entre al salón no me sorprendió nada que las mismas zorras estuvieran ahí, si, también la zorra mayor, Brooke.
Decidí irme lo más lejos de ellas y sentarme con los chicos que parecían agradables, por lo menos lo suficiente como para no querer romperles a cara durante el resto de la clase.
-Muy bien, puedo ver un nuevo rostro en la clase. ¿Le gustaría presentarse? .- preguntó la maestra de la clase. A juzgar por su apariencia podría jurar que tiene cerca de cincuenta años.
-Con todo respeto, maestra, ya pase por eso en la clase anterior y créame, no fue nada agradable.- por supuesto que la maestra se sorprendió, pero ¿Qué más da?
-¿Por lo menos podría decirme su nombre?
-Claro. Me llamo John McDylan, es un gusto.- trate de mostrar mi mejor sonrisa fingida para poder agradarle a esta señora sin problemas. Y al parecer funciono, me dedico una sonrisa de bienvenida y comenzó con su clase.
-Clase. El día de hoy vamos a dibujar a lápiz. No necesitamos nada profesional en realidad, solo un lápiz decente, hojas blancas, un borrador y un modelo. ¿Algún voluntario? .- nadie parecía muy entusiasmado aun que si se levantaron dos tipos para voluntarios y la maestra escogió al más grande de ellos. Por un momento se me ocurrió la mejor idea que pude haber tenido.
-Maestra, si no le molesta, me gustaría ser yo el modelo.- al escuchar mi propuesta todas las chicas del salón por supuesto comenzaron a suspirar y a abogar a mi favor. Claro, a este bombón no lo pueden despreciar.
-Claro, John. Solo recuerda que tienes que permanecer quieto durante toda la clase. Elige bien la posición que vas a tomar.- asentí y camine al centro del círculo. Ahora sí, aquí es donde mi plan comienza.
Me quite la camisa dejando al aire mis abdominales bien marcados y pude notar como una chica mordía su labio y los murmullos de las demás.
Le avente mi camisa a una chica de las chicas frikis para que me la cuidara y ella y todo su grupito de amigas comenzaron a alocarse. A veces era loco todo el tipo de atención que me daban y también fastidioso pero sin embargo me divertía.
Hice la mejor sonrisa de chico malo y puse mi brazo detrás de mi cabeza, si, totalmente sexy.
-Bien, comiencen a dibujar.- dijo la maestra.
(…)
Pase las ultimas clases sintiendo esas mariposas que te dan cuando estas enamorada. No podía creer que de verdad estaba enamorada, pensé en otras posibles explicaciones para lo que sentía, como una enfermedad o algo por el estilo pero evidentemente no lo era.
Apesta esto, siento que ya no soy consciente de lo que hago y ya no presto atención a lo que pasa a mi alrededor.
Por fin terminaron las clases y rápido guardé mis cosas muy ansiosa por llegar al estacionamiento con John.
Cunado encontré su auto el aún no estaba ahí, espere a que llegara por lo menos por 20 minutos pero él no aparecía. ¿Qué se supone que haga?
Creo que me emocione por nada, él tiene mejores cosas que hacer que estar al pendiente de si me lleva o no en su auto.
Tome mis cosas de nuevo y la poca dignidad que aún me quedaba y me fui directo a la calle en busca de un taxi.
(…)
Retiro la dicho. Esta fue la peor idea que pude haber tenido.
No considere que las chicas se tardarían por obvias razones a propósito y ya teníamos más de 20 minutos después de la hora de clases en el salón.
Treinta minutos, treinta malditos minutos después me dejaron salir. Corrí hecho la furia esperando y suplicando de Savannah aun estuviera ahí esperándome, pero no fue así.
La busque por todo el estacionamiento, en la cafetería, en el patio trasero y ni rastro de ella, definitivamente se había ido.
Salí rápido de estacionamiento y conduje como rayo a mi casa esperando que ella estuviera ahí para poder darle una explicación y disculparme.
Abrí la puerta y enseguida vi a mi hermana sentada en el sofá viendo la televisión.
-¿Savannah ya se llevó a Faith? .-le pregunte aun un poco agitado.
-Sí, hace unos minutos se fue.- respondió Briana.
Mierda, ya no sabía qué hacer, sentía que si iba a buscarla me mandaría al carajo. Estoy exagerando mucho las cosas pero solo me preparo para lo peor.
Subí a mi cuarto y le mande un mensaje.
+Hey! .- que estúpido, tuve que mandarle algo mejor que eso. A los pocos segundos me contesto.
*Hey
+Estas en casa?
*Donde más podría estar? .-estaba contestándome cortante.
+oye, enserio lo siento, no fue mi intención dejarte así, es solo que me surgió un problema en clase y salí muy tarde.
No obtuve respuesta después de que le mande ese mensaje, estaba pensando en que podría hacer, no hice nada malo pero aun así me sentía terrible.
Si iba a su casa me vería muy dramático y muy acosador pero ¿Desde cuándo me importa tanto algo? ¿Por qué no solo me dejo llevar por mis impulsos igual que siempre lo hago?
Esta chica estaba volviéndome loco, pero gracias a ella ahora soy fan de la locura.
(…)
Estaba exagerando las cosas. Estaba segura de eso, pero no puedo evitarlo, no sé por qué ciento que las cosas de igual manera saldrán mal y John simplemente se olvidara de mí.
No pude responder su mensaje. Me dijo sus motivos, no tendría por qué mentirme con eso pero aun así, no quería contestar.
Faith y yo estábamos en su cuarto. Ella estaba jugando con sus muñecas y yo ordenaba su armario, era un maldito desastre.
A Faith le gustaba tenerme cerca y para ser sincera a mí también me gustaba estar con ella, era tranquilizante saber que contaba con el amor incondicional de alguien en el mundo.
-Mami, ¿Peinarías a mi muñeca? Yo no sé cómo.- se acercó con su Barbie rubia con el cabello hecho una pena. Le sonreí con ternura y tome la muñeca para poder deshacer el gran nudo de cabellos que tenía.
Cuando ya había hecho una coleta en el cabello de la muñeca, tocaron la puerta y rápido fui a ver quién era.
-¿Quién es? .- grite cerca de la puerta.
-¡Su pizza llego!
-¿Pizza? Pero yo no ordené….- Abrí la puerta y lo que vi fue a John, no la dichosa Pizza.
-No te ves tan feliz de verme.- dijo serio.
-No esperaba que vinieras en realidad.- ¿Qué esperaba que le dijera? Solo estoy sorprendida
-Te he llamado, te mande mensajes, he querido hablar contigo pero ni siquiera me rechazas, solo me evades, lo cual es mucho peor, ¿Por qué? .- podía ver en sus ojos que estaba cansado. Cansado de mi actitud.
-Yo solo quiero estar sola, aun no entiendo muchas cosas.- evite sus ojos perforantes y mire a mis pies esperando que se tragara mi excusa.
-¿Entender? No, no me puedes salir con esto.- entro y cerró la puerta detrás de si haciéndome retroceder con sus pasos firmes. Ahora se veía desesperado.- He dejado todo muy claro, te he respetado como nunca había respetado a alguna mujer. He dejado de ser el carbón que no le importa nada. Te he dicho mis sentimientos hacia ti. ¿Qué es lo que no entiendes?.- Ya me tenía atrapada contra la pared tomándome de mis brazos.
-¡Es que no puedo entender cómo quieres estar con alguien como yo! ¿Por qué lo querrías? Soy una estúpida chica sin futuro alguno con una vida de mierda, todo lo que alguna vez tuve solo se esfumo y lo único que me queda es Faith. No quiero que tu llegues a mi vida para solo esfumarte después como todo lo bueno que me ha pasado.- Estaba llorando, y mucho. No sabía que todo esto lo tenía guardado tan dentro de mí, no sabía lo mucho que me dolía mi pasado.
El rostro de John se suavizo y me abrazo. Mala idea, ahora estaba llorando tan desconsoladamente que no me reconocía. Me llevó al sofá que estaba a pocos metros y siguió acariciándome de esa manera tan delicada que solo he experimentado con él.
-No me iré.- dijo John mientras levantaba mis rostro con sus manos para darme un cálido beso en los labios