Capítulo 1:
-Dicen que su antiguo novio la embarazo y luego la boto.
-Que estúpida ¿Cómo pudo dejar que esto le pasara solo por un rato de pasión?
Estaba acostumbrada a que las personas hablaran de mí a todas horas, no es algo nuevo que digan que tener una hija a esta edad es una desgracia, todas inventan historias porque no he querido hablar sobre el tema en la escuela.
Estaba es uno de los cubículos del baño de mujeres de la escuela mientras ellas hablaban de mí, cuando por fin terminaron salí del baño y me lave las manos.
Faltaba una clase aun y por fin podría ir a recoger a mi hija a la guardería, ella sale 30 minutos antes que yo y para que no se quede sola le pedí a la maestra que la esperara, no tengo nadie más que la pueda cuidar o pueda ir a recogerla.
-Señorita Balir, llega tarde.- mi maestra de francés como siempre tan linda.
-Lo siento, estaba en el baño.
-No le he preguntado eso. Por favor tome asiento.- indicó mi lugar al fondo del salón.
Cuando por fin vi las 3:00p.m en punto en mi reloj tome mis cosas y salí corriendo de ahí, como todos los días.
Tome un taxi y me dirigí hasta una linda residencia, una chica llamada Briana es la que cuida a mi hija, tiene más o menos mi edad, es un amor con los niños y le agradezco mucho la ayuda que me da.
Cuando llegue logre ver a Faith jugando con una pelota, la tomaba del suelo y la aventaba al aire, Briana estaba sentada en las escaleras de la puerta principal cuidándola y en cuanto me vio me dedico una enorme sonrisa.
-Señorita Blair, me da gusto que ya haya llegado.- abrió la puerta del jardín para que pudiera pasar.
-Ya te lo he dicho, puedes simplemente decirme Savannah, tenemos la misma edad, no hace falta tanta formalidad.
-Lo siento, siempre le hablo así a todas las madres que vienen por aquí.- admitió algo avergonzada.
-No te preocupes, entiendo.
-¡Mami!!Mami llego!.- logre escuchar a Faith correr hacia mí y extendí los brazos.
-Hola mi corazón, ¿Te la pasaste bien?- le pregunte mientas le daba un beso en la mejilla.
-Si.- Faith ya lograba hablar bien, eso me alegra.
-De acuerdo, dale las gracias a Briana, dile que la veras mañana.
-Garcias Briana.- le dijo y se escondió detrás de mis piernas
Caminábamos por el centro de la ciudad de San Diego, era un día nublado y fresco.
-Dime, ¿Qué te gustaría comer? Podemos ir a las hamburguesas o a un restaurant, tu dime.
-En casa, por favor.- me dio una sonrisa de esas que sabe que no puedo rechazar.
-Entonces vamos al supermercado y compremos algo para hacernos una rica comida ¿Quieres pasta?.- le pregunte y la cargue en mis brazos.
-¡Siii! ¡Pasta!.- comenzó a aplaudir muy animada.
(...)
-Cuadritos de jamón, mami, por favor.- Faith me rogaba en la fila de las carnes frías que comprara más cosas para la pasta.
-Sí, si los compraremos, tranquila.- su carita se ilumino y me abrazo. Amo a esta niña, sabe cómo convencerme.- después de conseguir los cuadritos de jamón compraremos un postre y tú lo escogerás.
-¡Siii! Gracias mami, te amo.
Es simple, amo a Faith, no hay ni habrá nadie más importante para mí, el saber que el amor que le doy es lo máximo para ella es lo más gratificante que puedo tener, no la mimo ni le doy obsequios todos los días, pero siempre trato de darle lo mejor.
-Quiero helado.- comenzó a jalar mi blusa para que pudiera seguirla hasta los refrigeradores.
Faith comenzó a escalar el refrigerador para alcanzar el helado de pistache. Inmediatamente me alarme y mi madre sobreprotectora salió.
-Espera Faith, te vas a....
-No te preocupes, yo la ayudo.- dijo una voz masculina detrás de mí y después un chico, que al parecer era de mi edad, cargo en brazos a Faith para que alcanzara el bote de helado que quería.
Me quede en shock, no sabía quién era ese tipo pero me puso muy nerviosa que tomara a mi hija en brazos.
-Gracias señor.- dijo mi hija y corrió detrás de mis piernas y yo le acaricie su cabecita como si así pudiera protegerla.
-Más cuidado la próxima vez, no querrás que tu hermanita termine en el suelo.- parecía simpático pero yo no podía ver bien a cualquier persona que se acerque a mi hija.
-No es mi hermana.- dije en el tono más cortante que pude hacer.
-¿Entonces que...?
-Es mi hija.- de inmediato la expresión del sujeto cambio de relajado y risueño a una extraña mueca de duda. No es nuevo para mí.
-Oh, lo siento, no sabía que...
-Está bien, de todas formas, gracias por tu ayuda. Vámonos, hija.- tome la manita de Faith y nos fuimos del área de los refrigeradores dejando atrás a ese sujeto sin ninguna oportunidad de hablar.
Sé que puedo ser muy sobre protectora y muy paranoica pero, con tanta gente mala en el mundo, prefiero ser así.
-Mami, ahí viene ese señor de nuevo.- Mire hacia atrás y efectivamente el tipo venia.
Vi la única caja para pagar vacía y corrí, pague más rápido de lo que esperaba y cuando el tipo llego a donde estábamos, nosotras ya habíamos tomado las bolsas y abandonado el supermercado.