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Potter se levantó hasta tarde, la noche anterior había terminado de trazar su estrategia para acercarse a Malfoy durante la gala que tendría lugar más tarde. Había conseguido los planos de la mansión donde se llevaría a cabo la reunión, era algo así como una casa de campo para los Malfoy, una que hasta hacía bastante poco había estado embargada por el ministerio. El lugar era enorme, pero no tanto como lo era Malfoy Manor. Harry había logrado memorizarse los planos y se había mentalizado durante horas, había llegado a la conclusión de que, si quería tener la oportunidad de vigilar a Draco Malfoy de cerca probablemente tendría que colarse en su dormitorio y engatusarlo.

Sabía que aquello era, probablemente, lo que su jefe buscaba desde un principio, le había mencionado la debilidad de Malfoy por los morenos por algo y aunque Harry creía que aquello era bastante , pronto comprendió que de otra manera sería imposible acercarse al rubio. Sexo casual era una excusa más factible para tener un acercamiento que una charla casual, porque Potter tenía que admitirlo, él y Malfoy no parecían tener nada en común, es decir, habían sido de la misma generación en el colegio pero siempre que intercambiaban palabras era para joderse el uno al otro, para insultarse o maldecirse.

Malfoy era el niño rico, egoísta y consentido que había elegido mal por ser cobarde, por no atreverse a enfrentar a su propio padre. Potter era el joven que usaba ropa de segunda mano por que su "familia" no encontraba rentable darle ropa propia, era el chico que a pesar de haber crecido con falta de amor su corazón era inmenso y siempre buscaba ayudar a los demás, nunca dañaba a nadie que no se lo mereciera, al contrario de Malfoy que parecía amar de molestar a su prójimo sin razón aparente.

Harry se encontró a si mismo preguntándose si Draco había cambiado tanto como él. El rubio ya no parecía ser del tipo brabucón, incluso, ante los ojos de Potter, podía hasta catalogarlo en la lista de víctimas. Pese a todo, el pelinegro seguía sin encontrar un tema del cual ambos pudieran hablar lo suficiente para poder entrar en confianza y tal vez pedirle verse después en privado. Quidditch, pensó en algún momento de la noche, pero no podía hablar toda la velada de quidditch, además, por lo que recordaba Malfoy apoyaba a los Falmouth Falcons eterno rival del Puddlemere United, equipo al que apoyaba Harry.

Esto va a ser un desastre. Pensó mientras se colocaba el traje de gala después de haber tomado una ducha a conciencia. No quiero acostarme con Malfoy para sacarle información, pero tampoco es que tenga una idea mejor. Tomó aire mientras terminaba de ajustar su vestuario. Por dios, Potter, no es como si no lo hubieras hecho antes, lo hiciste con aquella bruja que traficaba animales mágicos a los muggles y lo hiciste con el tipo que producía pociones venenosas. Suspiró. Pero a ellos no los conocía de nada. Se regañó. Además ya teníamos las pruebas de todo, solo necesitábamos su confesión para arrestarlos y encontrar sus almacenes ilegales. Cerró los ojos con frustración. Además es poco probable que Malfoy se fije en ti de entre toda la gente de la fiesta. Se revolvió el cabello. Pero entonces eso me deja sin un plan, mierda

Él lo sabía, debía estar preparado para cualquier cosa, debía estar preparado para iniciar una plática casual con el anfitrión de la fiesta, debía estar preparado para acercarse a él luciendo totalmente natural, debía estar preparado por si Malfoy decidía que quería seducirlo, lo sabía era parte del oficio en muchas de las ocasiones, pero aquello no quería decir que a él le pareciese correcto.

Es mi deber. Pensó colocándose la máscara. Ésta noche no soy Harry, soy un auror encubierto.

Bien, ya lo había asumido, que aquel era su trabajo, ahora solo faltaba ponerlo en práctica. No era que le disgustara tener que acercarse a Malfoy o tener que seguirle el juego de la seducción si se daba el caso, le molestaba tener que engañar y mentir. ¿Y si las cosas se le salían de las manos? ¿Y si Malfoy de verdad terminaba siendo su amigo como mínimo? A Harry no le gustaba ser deshonesto con sus amigos, estaba seguro de que no podría mentirle mucho tiempo u ocultarle sus verdaderas razones para estar con él. No tenía miedo de que él o Draco se enamoraran, Potter ya tenía bien claro que las relaciones amorosas no eran lo suyo y Malfoy parecía muy satisfecho con su vida llena de poligamia, pero si podía pasar que terminara simpatizando con el Slytherin y entonces ahí el juego iba a complicarse.

El arte del engaño y la seducción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora