Capítulo VII

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Sasuke cerró la puerta de su mansión y caminó hasta el bosque. No consiguió dormir después de la fiesta de cumpleaños de Ino y entrenar le pareció la mejor opción para pasar el tiempo. Tenía que sacarse de la cabeza a ese imbécil besando a Sakura.

Sacudió la cabeza y cayó rendido frente a un árbol. Los blancos que había ubicado en las ramas estaban vacíos. La concentración era sumamente importante para un ninja y él siempre se había caracterizado por su habilidad de enfocarse en la misión. Pero en ese momento no lograba ser él.

Sakura se despertó debido a la luz del sol que le estaba dando en el rostro. Se movió desperezándose en lo que parecía ser una cama de una plaza y se percató de que no se encontraba en su habitación. Observó los detalles: la ventana estaba demasiado cerca de ella y las cortinas tenían un tono azulado que reconoció fácilmente. Estaba en la habitación de Ino, sólo a ella se le podría ocurrir colocar su cama junto a la ventana y lo había hecho para que fuera más fácil para Sai escabullirse en las noches.

Observó un bolso azul sobre la silla pegada a la pared y se inspeccionó rápidamente al recordar por qué estaba allí. Había dormido calzando sus sandalias con tacones y con el vestido ajustado que Ino le había puesto para su fiesta. Lo último que recordaba era haber bailado con Naruto. Todo estaba demasiado confuso, como si hubiera perdido la consciencia en medio de la fiesta. Claramente ese no había sido el caso ya que no la llevaron al hospital.

Se levantó con dificultad por el dolor en sus pies. La única explicación que encontraba era que había bailado toda la noche con sus sandalias nuevas y en ese momento tendría que enfrentarse a las consecuencias. ¿Bailado? ¿Con quién pudo haberlo hecho durante tantas horas? Tomó su bolso en una mano mientras que en la otra sujetaba sus tacones. Regresaría a su casa descalza y sin ninguna idea de lo que pudo haber pasado.

Antes de abandonar la habitación, se detuvo frente al espejo de pie de su mejor amiga. Levantó sus manos sosteniendo sus cosas y observó su figura. Aquel vestido detallaba demasiado el contorno de su cuerpo y resaltaba sus...

—Debí usar sujetador...

Sacudió la cabeza y se regañó por no haberse dado cuenta de lo tentadora que se veía. Ino era la culpable, siempre era ella quien la obligaba a actuar en contra de su voluntad. Suspiró ampliamente y se fijó en su rostro. Su maquillaje estaba corrido y su cabello enredado. Se lavó la cara y se peinó con lo primero que encontró en el baño de Ino antes de salir de la habitación. Se encontró a la señora Yamanaka antes de abrir la puerta principal e intentó comportarse lo más normal posible.

—Buenos días, Sakura. Me alegra que hayas despertado después de la ruidosa fiesta de anoche.

—Buenos días —contestó sonriendo levemente—. ¿Sabe dónde está Ino?

—Supongo que se marchó con Sai. Cuando la fiesta acabó nadie tenía idea de dónde estaba ella. Busqué en su habitación y sólo te encontré a ti. Me di cuenta de que Ino había hecho de las suyas para que no te retiraras temprano.

—Así es Ino —dijo poniéndose seria—. Disculpe, ya debo irme. Que tenga un buen día.

Las calles se encontraban vacías y Sakura decidió aprovechar para regresar a su casa sin que nadie más la viera en ese deplorable estado. Cualquiera podría pensar que aún continuaba bajo los efectos del alcohol por la dificultad que tenía al caminar. Sus pies le dolían demasiado debido a las ampollas.

—Por favor, que todos estén durmiendo —suplicó al aire a medida que avanzaba.

Se detuvo bruscamente cuando escuchó que alguien se aclaró la garganta. Levantó la vista y deseó que la tierra se la tragara. ¿Por qué tenía que estar tan desarreglada?

Un sentimiento más fuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora