Sakura se abrazó a Sasuke y mantuvo su rostro pegado al hombro masculino. Ambos cuerpos estaban cubiertos por una fina capa de sudor y respiraban con dificultad después de otro devastador orgasmo. Sakura jamás se hubiera imaginado que despertarían temprano y volverían a sumergirse en un placentero mar de caricias y besos hasta tocar juntos más allá de las nubes.
—Sasuke...
—Dime.
—No desperté en mi cama.
Sasuke soltó una carcajada por lo bajo y la atrajo más su cuerpo.
—Lo sé, estás en la mía.
—Gracias.
Sakura cerró sus ojos por un minuto para luego sonreír ampliamente. Todo era demasiado maravilloso y quería disfrutarlo al máximo. Sasuke había aceptado su amor y a cambio le había ofrecido el suyo, sus cuerpos se habían unido y experimentado uno de los momentos más increíbles de sus vidas, y ella estaba más que segura de que ellos permanecerían así, juntos.
Sasuke agachó la cabeza para besar su boca con avidez. Cuando se apartaron, ella le sonrió con un brillo especial en los ojos. Sasuke sintió algo cálido en su pecho. No la había visto tan feliz antes y estaba sumamente contento por ser el responsable de eso. Nunca había experimentado algo similar como cuando ella temblaba entre sus brazos y gemía dulcemente de placer. Entonces se dio cuenta de que la quería a su lado para siempre, compartir su vida y que durmiera junto a él todas las noches. Tenía que asegurarse de que ella fuera suya para siempre y que nunca otro hombre pudiera tomar de ella lo que le permanecía por derecho. Sakura tenía que ser su esposa aunque fuera algo precipitado. Los dos se amaban, él la protegería y le daría todo lo que necesitara y deseara.
—Sakura, escúchame bien. No estoy familiarizado con la forma en la que deben hacerse estas cosas. Sólo sé que nos amamos y deseamos una relación estable. ¿Quieres ser mi...?
—¡Sí, sí quiero! —contestó Sakura y lo besó antes de que pudiera terminar de hablar—. ¡Sí quiero ser tu novia!
Sasuke correspondió mientras trataba de pensar. ¿Novia? ¿Qué fuesen novios? Tendría ciertos beneficios y todos se enterarían de que ella era suya, pero no era suficiente. Finalmente decidió que esperaría para proponerle matrimonio.
—Me alegra que hayas aceptado.
—No puedo negarme después de lo que sucedió entre nosotros. Supongo que era lo menos que esperaba de ti, Uchiha.
—Bien, ahora debemos darnos prisa para tomar una ducha juntos.
—¿Si?
—Hmp. Claro.
Sakura gimió levemente cuando Sasuke le mordió el labio inferior y tiró de él con mucha delicadeza. Había sido la primera vez que tomaba un baño con alguien más, con caricias, besos y un pedazo de cielo incluidos. Al parecer sí era posible hacerlo parados y bajo la ducha. Tenía mucho que aprender y sentía que Sasuke no tendría problema con enseñarle de esas cosas. Se apartó de él y arregló su ropa antes de bajar por las escaleras.
—Vaya, creí que jamás saldrían de la habitación —comentó Itachi sonriendo ampliamente.
Sakura se sonrojó y se sintió cohibida. No había esperado toparse con Itachi, ni siquiera recordó que él estaba en la casa.
—Preparé el desayuno para los tres —continuó diciendo Itachi antes de retirarse hacia el comedor.
Sasuke la tomó de la mano y siguieron al mayor de los Uchiha. En la mesa había fruta fresca, café, jugo, huevos y tostadas. Itachi se había esmerando. Sakura ocupó el lugar junto a Sasuke y se dispuso a desayunar. Como Itachi no dejaba de mirarla, pensó en la posibilidad de que él los hubiera oído. ¿Y si gritó muy fuerte? Sacudió la cabeza y se aclaró la garganta antes de continuar desayunando. Si Sasuke e Itachi tomaban lo referente al sexo con total naturalidad, entonces ella debía hacer lo mismo para no sentirse peor. En esos momentos funcionaba eso de seguir el juego.
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Un sentimiento más fuerte
Fiksi PenggemarLa Aldea de la Hoja ha existido en paz durante los últimos años incluso con el peligro de ser atacados por los Akatsuki. Han trascurrido cinco años desde que Sasuke se fue de la aldea y en ese tiempo han pasado innumerables cosas: Sasuke libró una b...