Capítulo XVII

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El despacho del quinto Hokage normalmente abría sus puertas con la llegada de Tsunade, poco antes de la hora del almuerzo, pero ese día Sakura había sido la primera en entrar ya que se cumplía exactamente dos meses desde que Sasuke había salido de misión. Dudaba que pudiera soportar más tiempo sin verlo. Tsunade la vio sentada frente a su escritorio y sonrió ampliamente.

—¿Has venido a visitarme?

—A usted la veo todos los días, pero a mi novio no lo he visto en mucho tiempo. Supongo que comprenderá eso.

—Sí, no te preocupes. Eres extraordinariamente fuerte, Sakura. Permaneciste lejos del hombre que amas por estos dos meses completos. Creí que harías algo para ir a verlo por su cumpleaños, pero no fue así.

—¿Por qué creyó eso? —preguntó la pelirrosa tratando de disimular su nerviosismo.

—Porque yo lo habría hecho —dijo Tsunade con una enorme sonrisa de complicidad—. Tú demostraste que eras más fuerte que la necesidad de estar con él y admiro tu fortaleza.

Sakura reprimió una risa nerviosa y se recostó en la silla. Al menos estaba convencida de que si alguna vez Tsunade se enteraba de que se había ido de la aldea para ver a Sasuke, ella lograría perdonarla. Aun así debía guardar muy bien ese secreto para no decepcionar a las personas cercanas que siempre la cuidaban.

—Tsunade sensei, ¿sabe a qué hora llegarán?

—No deben tardar y te aseguro que vendrán directamente a este lugar para entregar su informe y al prisionero. ¿No tenías trabajo en el hospital?

—Sí, pero le pedí a uno de los médicos que me cubriera. Sabe que después podré reponer mis horas y me pareció que no había muchas personas cuando pasé por ahí.

Shizune ingresó tranquilamente después de golpear educadamente la puerta.

—Muy buenos días, Sakura. Viniste a esperarlo, ¿verdad?

—Sí, es lo que haría una buena novia.

Shizune asintió y le cedió la carpeta que llevaba en la mano al Hokage. Tsunade observó el documento por unos segundos y, cuando Sakura se percató de que esa carpeta era similar a la que ella usaba para guardar los expedientes de sus pacientes, la idea de que pudiera ser una mala noticia sobre Sasuke se esfumó en el aire rápidamente.

—Sakura, tendrás que quedarte aquí sola. Debo revisar a uno de los anbus de urgencia.

—No se preocupe.

—Bien, Shizune se encargará de ir a avisarme al hospital cuando llegue el último equipo de misión. Nos veremos dentro de un rato.

Cuando Shizune y Tsunade la dejaron sola en la habitación, Sakura decidió esperar sentada en ese mismo lugar. Si se acercaba a la ventana abierta a un costado podría caerse de tanta emoción cuando viera a Sasuke acercándose. Sasuke... En ese mes que había pasado seguro debió haberle crecido un poco el cabello dándole una imagen de chico rebelde. No podría aguantar mucho imaginándolo o corría el riesgo de que él la encontrara llorando. Debía ser fuerte, sólo habían pasado... ¿Qué? El reloj que estaba a la vista marcaba que habían pasado quince minutos desde que se quedó sola. Habría jurado que llevaba ahí una hora lamentándose.

Unos golpes correctos en la puerta provocaron que se levantara de golpe y girara expectante por la persona que ingresaría. Shizune le sonrió y después vio entrar a Sasuke detrás de ella. Él estaba visiblemente sorprendido por encontrarla ahí.

—Bien, iré a avisar a la Hokage.

Después de que Shizune se fue, Sakura corrió a abrazarlo y prácticamente se lanzó sobre él, segura de que la atraparía. Y así lo hizo, apretando cariñosamente su pequeño cuerpo contra el suyo. Su aroma varonil, su cuerpo fuerte, todo estaba completamente intacto.

Un sentimiento más fuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora