Joshua Hoffman

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Desperté horas después con un fuerte dolor de cabeza provocando que abriera los ojos poco a poco acostumbrándome a la iluminación.

Me sorprendí encontrándome boca abajo entre los dos asientos traseros de alguna camioneta.

—¡Al fin! ¡Al fin despierta la bella durmiente! —Exclamó una voz masculina delante mío.

Asustada con mucho miedo traté de incorporarme sobre los asientos.

Escuché varias carcajadas en mi intento de lograrlo.

—Niña, quédate quieta.Lo único que lograrás será lastimarte. —Volvió hablar pero estaba lo escuché más cerca. No podía verlo, estaba de espalda suyo.

—¿Qué hago aquí? —Pregunté casi en una sollozo. —¿Por qué estoy aqui? ¡Sueltenme, por favor! ¡Juro que no le diré nada a la policía ni a nadie pero dejen que me marché de aquí! —Pedí

—Erick has que se calle de una puta vez —Su voz fue un balde de agua fría. La reconocía, en algún momento la había escuchado, de eso no me quedaba duda algúna.

Sentí que tapaban mis ojos y que me daban vuelta sentándome para después pegar una cinta adhesiva sobre mis labios impidiendo que dijera algo más.

Después de aquello no volví a pronunciar palabra alguna. Un rato después sentí la camioneta detenerse, se escucharon varios ruidos y supe que pertenecían a las puertas siendo abiertas y cerradas, me tomaron de los brazos sacándome de la camioneta y me hicieron caminar, mis pies descalzos notaba un piso de asfalto.

Se detuvieron luego de unos doscientos metros y me hicieron poner de rodillas en lugar.


Destaparon mis ojos y la luz del sol azotó fuertemente mi cara. Cerré los ojos un instante para luego abrirlos a medida que me acostumbraba.

Cuatro hombres estaban frente a mí, observándo mis movimientos, esperando algún intento de fuga. Yo los observé a ellos, había tres que estaban vestidos con trajes negros, llevaban una especie de auricular en sus oídos, y en su medio allí estaba él, lo pude reconocer, era la persona que había entrado a mi departamento y me había raptado.

Ihnale y me levanté cómo pude, lo observé fijamente esperando que dijera algo, pero me detuve en su aspecto, no parecía ser alguien completamente peligroso, en sus ojos marrones pude notarlo.

—Es un gusto al fin vernos cara a cara, Caroline. —Una sensación me recorrió de pié a pa, cuando terminé de escucharlo.

—¿Qué hago aquí? ¿Quiénes son?

—¡Vaya! ¡Calma fiera! —Dijo sonriendo.
Tenía una sonrisa digna de ver, dientes blancos y unos labios rojos, gruesos.

—Soy Joshua Hoffman, socio de Kuilok's. Ex-amigo de tu novio Steven.

Un click sonó en mi cabeza.

—¿Me has secuestrado por los archivos adjuntos que tengo acerca de los libros adulterados que te involucran a tu empresa?— Solté entendiendo todo.

El trago saliva con dificultad, y dió un paso.

—Así que los has visto. —Asentí. Movió la cabeza y dos de los tres hombre se acercaron a mí, intenté salir corriendo pero uno tomó mi brazo y me detuvo con fuerza. —¿Acaso no te has dado cuenta del lugar en donde te encuentras? —Frunci el ceño y miré alrededor, estábamos en el medio de la nada.

—Bien, ahora qué acabas de reaccionar. Te diré que haces aquí. —Sacó su celular del bolsillo derecho de su sacó azul y miró algo. —Me he enterado y por ti misma lo he confirmado que estás al tanto de aquel... ¿Cómo llamarlo? —Fingió pensarlo unos instantes. —Ah..., si. Estafa,  ¡vaya! Diciéndome asi suena bastante mal. En fin, no me ha gustado nada que lo sepas. Y si que lo he hablado en varias oportunidades con Steven pero él decía que te tenía controlada y blablabala. Hasta ese entonces me quedé con algo de intranquilidad, pues ya sabes.


«No hay nada mejor que hacer las cosas tú mismo, en fin. Vayamos al punto, mi querida y éxitosa ex-novia, convenció a su hermano de que lo mejor era que te marchases para siempre de su vida y de la empresa, pensado en qué yo no haría nada y qué con eso las aguas iban a calmarse, por supuesto que no fue así y aquí estás, en mis manos Caroline»

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Vigésimo segundo capítulo.

Steven #1 [TERMINADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora