Primer día: Contrato y un capullo.

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7:40 am.

—¡Tarde! ¡Tarde!—Repetía mientras me ponia apresuradamente falda negra y una hermosa remera blanca de mangas cortas que contaba con detalles en la parte del cuello. Unos zapatos negros super cómodos con algo de de tacón.

Corrí al tocador y me observé ¡mierda! 

Dormir con el cabello mojado era algo del diablo.

Conecte la plancha de pelo y mientras esperaba a que se calentará,  use el tiempo para beber mi taza de té y pintar mis pestañas.

Cinco minutos después había alisado lo que más podia para después sujetar mi cabello en una alta cola de cabello.

Era un asco pero dentro de todo estaba presentable.  Cogí unas horquillas y las metí en mi bolso para caminar rápido hacia la salida.

8:29 am

Crucé la avenida con el semáforo en verde. Si bien no quería morir camino a mi primer día de trabajo, tenia que llegar a horario y el horario no estaba muy a mi favor que digamos.

(+++)


—¡Buen día!
—Dijo una muy radiante Clarissa rodeando el escritorio.

Dejó un beso en mi mejilla y tomó mi mano hasta hacer que tomará asiento frente al escritorio que ella ocupaba ayer.

—Buen día.—Le devolví el saludo sentándome.

—¿Sabes usar Word? —Asentí.

—Bien. Deberás transcribir estas cartas para luego enviarlas una por una al correo que te dejé aquí escrito.  —Señaló un papel pegado frente al monitor con un correo electrónico escrito.

—Bien. ¿Algo más? —Negó y me dispuse a encender la computadora.

—Nada más.  —Sonrió mostrando su blanca dentadura antes de volver hablar. —Si tienes alguna duda, estoy en el piso 35. Ah.... y  vendré a buscarte para la hora del almuerzo.

Cuando las puertas del ascensor se cerraron tras ella, abrí word y comencé a transcribir.

(+++)

—¿Cómo te fue? —Preguntó Clarissa una vez que estábamos en una cafetería frente la empresa.

—Bastante bien. —Mi tono de voz sonó  confundido.

Y vaya que lo estaba.

Habia encontrado un archivo de un libro contable el cual estaba adulterado, pasando deudas como activos, con el respaldo de Hoffman Corporation.

—¿Clarissa? —Dije su nombre llamando su atención, antes puesta en el menú de la cafetería.

—Encontré unos archivos contables y luego una nota, donde afirmaba que era una de las tantas pruebas que tenían en contra la empresa.   —Su rostro palideció unos instantes.

—¿En donde estaban?

—En la computadora. Abrí el archivo Xicka1 por equivocación y allí estaban.

Un hombre con algunos 20 años de cabello colorado muy corto, se ubicó frente a la mesa, pude entender qué era el mesero por el cuaderno que sacó de su bolsillo junto con una lapicera.

—Buen día, Señoritas. —saludó amable. —Seré su mesero por el día de hoy ¿Ya saben lo qué van a ordenar?

—El menú principal y para tomar agua mineral —Pedí volviendo la carta.

—¿Usted? —Se dirigió a mi acompañante quien parecía estar pérdida.

—Eh... Si, una ensalada verde con algo de salmón y para beber una cola light —Ordenó saliendo de sus pensamientos.

—¿Estás bien? —pregunté cuando el mesero ya se había retirado con nuestras órdenes.

—Excelente. —Sonrió como si nada ocurriera.


(+++)

Cuando termine de trancribir la utima carta me permiti mirar el gran reloj que colgaba frente la pared.

¡Rayos!

El reloj marcaban las 18:49 de la tarde. Había trabajado casi dos horas demás.

Apague la computadora, recogi mi celular junto con mi bolso y camine hasta el ascensor.

Me llevé un gran susto cuando las puertas del cubiculo se abrieron de repente y una persona salió de el,  chocando su hombro contra el mío.


—Deberías tener cuidado. —Exclamé entrando sin mirar atrás.

—¿Quién eres y qué haces a estas horas aquí?  —Preguntó una voz sumamente masculina.

Y me senti muy segura al pensar que esa voz ya la habia escuchado.

—¿Y a usted qué coño le import... —Dejé de hablar cuando lo vi.

Sus ojos azules me veían con una furia notable. Sonreí con burla al verlo así pero luego borre aquella sonrisa al pensar que solo dos personas ademas de Clar tenian acceso a este piso , solo yo y... mi jefe.


¡Carajo! ¿Le había hablado así mi jefe?

—¿Piensa quedarse ahí toda la tarde?

Su tono soberbio y tosco me sacó de mis pensamientos, bajé  la mirada completamente sonrojada por haberlo observado tanto tiempo.


De seguro que lo había notado.

—No señor,yo...

—¿Quién es usted? —Me interrumpió.

—Caroline Blake, asistente del señor Kuliok. —Lo miré fijamente a los ojos cuando le hablé.


—Procure venir mejor vestida, puede retirarse.

¡¿Qué?! ¡¿Cómo?!

Claro..., eso es porque no ha visto a la recepcionista. —pensé.

Presioné furiosa el botón para que las puertas cerraran.

Quería salir lo más rápido posible de su visita y que él saliera de la mía.

—Capullo. —Susurré antes de que las puertas cerraran completamente.

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©Derechos Reservados.

Cuarto capítulo.

Steven #1 [TERMINADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora