Prólogo.

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"Estoy enamorado de ella Agus, claro que lo estoy, pero la gente nos miraría mal, tengo seis años más, una relación de dos años y medio... Demonios, ¡Ni si quiera es mayor de edad! No puedo decirle nada, nunca podré. Si pasa algo entre nosotros nos meteremos en un terreno muy peligroso, en uno del que no podremos salir. La prensa, los rumores, las redes sociales, nuestra imagen... Todo a la mierda. No quiero eso para ella. Fingiré todo lo que haga falta por su futuro, a veces, hay que hacer sacrificios por la persona que amas y sé que este, es uno de los que valen la pena"

El audio de cincuenta y seis segundos más bonito que Karol había escuchado en su vida estaba ahí, en el interior de su móvil, sujetado por sus temblorosas manos, mientras observaba con una gran alegría la foto se perfil del autor de ese gran mensaje. Se había quedado sola en su camerino, pues ya estaba lista para salir a darlo todo en el concierto y su madre había ido a por un refresco, dejándola tranquila un rato.

Él la quería, después de todos los problemas, indirectas, lágrimas... La quería.

Luego se dio cuenta de que se había dado por vencido, no estaba dispuesto a intentarlo, de que no les había dado una oportunidad... Le dieron ganas de llorar repentinamente porque ella también lo quería pero su posible relación, siempre sería vista como un simple error.

Fingir que sólo sentía amistad por él, que no se moría por dentro cuando veía en YouTube los vídeos que hacia con su novia, que estaba bien, que no se alejaba de los demás... Todo por su condenada imagen y por lo que la gente pensara, ¿Para qué le había servido? Para sufrir, nada más.

Estaba cansada, cansada de no poder estar con él como deseaba, pero tampoco pensaba rebajarse a pedirle tener algo si no estaba dispuesto a romper su actual relación y a luchar por ese algo.

Aparecieron cinco nuevos mensajes en su pantalla, que leyó a la velocidad del rayo:

Espera... ¿Karol?

No, no, no

¡No escuches el audio! ¡Por favor!

Mierda

En cinco minutos estoy en tu camerino

Suspiró y se sentó en una silla frente al espejo. No sabía que iba a ocurrir en los próximos minutos, pero desde luego, iba a cambiar muchas cosas.

Estreno: En unas horas.

Juntos somos un error Donde viven las historias. Descúbrelo ahora