5. "Apoyo, recuerdos y furia. ¿Y si...?"

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"Se nota a kilómetros que estás realmente enamorada de él, Karol"
- Lionel

— ¿Crees que he hecho bien? — mi mejor amigo no tenía la mejor expresión del mundo después de que le relatara lo ocurrido hace unas horas con Ruggero y la excusa que puse.

Yo, cada vez dudaba más sobre lo que había dicho. Él había salido muy enfadado del camerino aunque eso no era lo más importante de todo lo ocurrido, lo más importante era que si me veía en el hotel, sabría que yo no estaba fuera.

— No, desde luego que no, Karol... Ahora entiendo porque Ruggero ha estado mirándome tan mal todo el tiempo. Agh, odio estar en medio — me mordí el labio y bajé la cabeza algo desganada. Lionel era mi mejor amigo, no quería hacerle sentir mal o incómodo, él no merecía eso, ni mucho menos. Siempre estaba apoyándome y animándome, yo solo le traía problemas.

— Lo siento, no se me ha ocurrido nada más. De verdad que lo siento, Lio — el asintió y con la mano hizo un gesto restándole importancia. Su expresión se suavizó y mostró preocupación. Sorbió un trago de su café y me animó a beber algo de mi zumo de naranja, cosa a la que no hice caso. Mi tripa estaba demasiado revuelta como para digerir nada en ese momento.

Me paré un momento a observar a la gente que se encontraba alrededor de nosotros en la cafetería del hotel. Algunos lucían felices, conversando en grupo o por teléfono, otros estaban solos observando todo al igual que yo o simplemente disfrutando de su merienda. No había muchos niños, pero los pocos que había correteaban de un lado a otro y detrás de ellos iban sus padres, preocupados por perderlos, o si no, no dejaban de moverse en su sitio.

— No pasa nada, tranquila. Entiendo que te pusieras nerviosa, hasta a mí Ruggero en ese momento me intimidó. Ahora, come algo, es importante. Pediremos un bollo, ¿O prefieres algo salado? — suspiré y mantuve mis labios fruncidos, aún sin ser capaz de decir mucho y dejando de lado mis observaciones acerca de los demás. Me sentía muy mal, despreciable. Estaba metiendo en mis propios problemas a una de las personas más importantes de mi vida. Y lo peor, es que yo era el problema de todo esto.

Yo era la que sobraba. La que si no hubiera aparecido en la vida de Ruggero no estaría ocurriendo nada de esto. Si no lo hubiera conocido él seguiría feliz con Candelaria y yo estaría en otra parte, quién sabe dónde, quién sabe si feliz, pero desde luego estaría mejor que en estos momentos.

— Karol, escúchame... No tienes que sentirte mal por nada de esto, no es tu culpa. Has intentando contener tus sentimientos y has estado luchando por no hacer mal las cosas constantemente. Te has sacrificado por no hacer sufrir a más personas y eso solo me demuestra una vez más lo buena persona que eres. No pienses ninguna estupidez y mucho menos la hagas. Vamos a intentar estar tranquilos un rato, ¿Vale? Come algo y sonríe un poco, anda — la sonrisa conciliadora y confianza que me daban los ojos de mi mejor amigo me hicieron sonreír por unos segundos, asintiendo. Me sentía realmente afortunada por tenerlo conmigo, sobre todo en esos momentos tan malos para mí. Era sin duda un gran apoyo.

Terminé sorbiendo un poco del zumo de naranja y aceptando, por la insistencia de Lionel, que cuando pasara el camarero a nuestro lado le pediría algo más.

Mi pequeño rato de alegría y tranquilidad fue excesivamente efímero, mucho más de lo que esperaba. Dejé bruscamente el vaso con mi bebida en la mesa provocando un ruido algo fuerte y pude sentir como mi mejor amigo me miraba confundido, aunque no lo vi.

Juntos somos un error Donde viven las historias. Descúbrelo ahora