Juntos somos un error

1. "Por favor"

"Estoy enamorado de ti, el problema es que cuanto más te lo diga, mis muros se irán destruyendo cada vez más rápido, Karol"
- Ruggero

Mi pierna izquierda, sobre la cual la derecha estaba cruzada, no paraba de dar pequeños golpecitos en el suelo, esperando con una notable impaciencia a que Ruggero apareciera por esa puerta y me dijera lo que sea que quisiera decirme.

No sabía cómo reaccionar ante él, al principio había pensado en tirarme en sus brazos, decirle que siento lo mismo, que lo intentemos. Pero, luego he recordado que poseo una preciosa dignidad y pretendo conservarla, además, de que él no parece dispuesto a intentar nada.

Levanté mi mirada al escuchar el repentino sonido de la puerta abriéndose y de un agitado Ruggero entrando por la esta, mientras la cerraba tras de sí.

Vestido ya para el show, con el traje que tan bien le quedaba y siempre me provocaba unos grandes impulsos de besarle se quedó de pie frente a mí por unos segundos, sin ser capaz de decir nada, mientras yo solo le observaba con los labios apretados, expectante, a ver que tenía pensado decir, como justificarse, como siempre hacia.

— No deberías haber escuchado eso... — elevé una ceja. Hasta ahí había llegado yo solita, no me llamo Agus y por su reacción en los mensajes había sido un error el enviarme ese audio, además de que era obvio, claro, pero, así empiezan siempre sus excusas, diciendo cosas sin sentido, suelen terminando de la misma manera, por cierto.

— Lo he notado — contesté, con algo de ironía, mientras él movía su pelo, algo frustrado.

¿No pensaba decir nada? ¿Admitirlo? ¿Explicarse? Cobarde.

— Yo... — intentó empezar a decir algo, pero falló, puesto que se calló de golpe y comenzó a dar vueltas por toda la sala, bajo mi atenta mirada.

— Lo siento. De verdad que lo siento. No pensaba que te fueras a enterar tan rápido... — fruncí el ceño. Habían pasado casi dos años desde que nos conocimos, yo diría que ha sido lento,  en exceso.

He soñado demasiadas veces cosas que no deberían ser nombradas con él, he imaginado que hubiera ocurrido si nos hubiéramos conocido de distinta manera, si a nadie le importáramos y solo fuésemos nosotros. Me he dormido con la almohada llena de lágrimas todas esas veces que me trataba mal sin motivo, o todas esas veces que le veía con Candelaria, preguntándome porque tenía que ser así, porque no podía querer a alguien que no fuera él, a alguien que me fuera a tratar bien, y que pudiera estar conmigo sin problemas.

Me sentía mal, toda la gente cree que ella es mala y la insulta, pero, aunque no sea su amiga, las veces que he hablado con ella se ha comportado realmente bien, no hay ninguna disputa entre nosotras, a diferencia de lo que todos creen. No quiero ser la causante de la infelicidad de ella, tampoco que me odie por "Quitarle al novio". Si yo tuviera una pareja y viniera una simple chica que provocará nuestra ruptura no podría evitar odiarla, ¿Acaso no lo harías tú? ¿No le tendrías rencor a alguien que fue en parte causante de que destrozaran tu corazón?

Suspiré. Mis principios eran claros: Aléjate de lo que no es tuyo, de lo tóxico y de lo que te acabarás arrepintiendo. Pero, había momentos en los que dudaba lo suficiente como para estar a punto de cruzar la línea, a punto de acercarme él más de lo que debía.

— ¿Cuando pensabas decírmelo entonces? — cuestioné, mientras él me miraba, fijamente, y luego se sentaba. Nunca lo había visto tan nervioso, no paraba de tocarse el pelo y de mover los pies, intranquilo.

— Cuando ya no lo sintiera — susurró, mirando al suelo, mientras yo lo observaba desde la silla, algo decepcionada.

— Parece que te dé vergüenza sentirlo, ni siquiera tienes los cojones de decírmelo ahora, cara a cara y darme una explicación en condiciones — su cabeza de giró rápidamente hacia mí, y puso sus ojos sobre los míos, abriendo ligeramente la boca.