13. "Mi culpa"

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"No. No me voy a ir. No... No voy a permitir que no seamos nada"
- Ruggero

Apartó su mirada del móvil y me miró con sus ojos muy abiertos, después abrió su boca e intentó decir algo, pero yo no le dejé, negando, me levanté y salí corriendo del camerino, dando un portazo. Las lágrimas se acumularon en mis ojos y no tardaron en salir de estos, recorriendo así mis mejillas. Había comenzado a llover.

¿Cómo había podido ser tan ingenua? ¿De verdad pensaba que había roto con Candelaria? ¿Tan pronto? ¿De la nada? Me sentía muy estúpida, no podía creer que hubiera sido tan idiota como para creerle.

Continúe corriendo por el pasillo hasta mi camerino, sin mirar al frente ni prestar atención a lo que había o quien me podía ver. Me daba igual. Me sentía usada. Una segundona.

Él me creía tan ignorante en el amor que había pensado que iba a creerle sin preguntarle nada, sin dudar. Y lo peor es que así había sido, había confiado ciegamente en él dejándome llevar por mis sentimientos, porque pensaba que él no era capaz de hacer algo así, aunque me hubiera llegado ese mensaje contándome que había estado con otra chica mientras estaba en una relación, aunque había visto actitudes en él que no me habían gustado ni un pelo... Había decidido continuar, intentar algo.

Era mi culpa. Por ser así, tan inocente. Por creer que realmente todo iba a pasar tan rápido, no pararme a pensar y entender que las cosas no podían ser así, que no podía marchar todo tan bien de repente. Por no desconfiar.

Por fin llegué al lugar donde siempre me cambiaba antes de los shows y abrí la puerta con brusquedad, para posteriormente cerrarla con algo de violencia. Para mí suerte, no había nadie ahí, ni mi madre, cosa que agradecí. No me apetecía dar en ese momento ninguna explicación. Quería estar sola, necesitaba pensar. Me lancé al sofá blanco y cubrí mi rostro con las manos.

¿Y ahora qué? Aún quedaba una gira por Europa, la que estábamos haciendo en ese momento, una nueva temporada... Quedaban muchísimas cosas y no sabía si iba a ser capaz de enfrentarlo todo después de lo que había ocurrido. Ruggero y yo habíamos estado a punto de empezar una relación, una maldita relación y él había estado a punto de engañarme de la peor manera posible. Tenía que besarle en un escenario mientras miles de personas nos miraban, sonreírle, tocarle y darle miradas cómplices, tenía que cumplir un papel.

¿Cómo lo iba a hacer? Él... Él había pasado los límites. Acababa de perder toda la confianza que tenía en ése italiano. Absolutamente toda. Aunque aún lo quisiera y deseara volver a tenerlo junto a mí, mis principios eran claros y muy importantes para mí. No podía volver a ocurrir nada entre nosotros, nunca más. Y debería haber sido así desde un principio.

Yo tenía la culpa, yo había sido la que había permitido esto, la que se había dejado llevar y se había hecho ilusiones. Yo. Era mi responsabilidad, había cometido un error, me iba a tener que atener a las consecuencias, pero había aprendido la lección.

No podía decepcionar a todos mis seguidores, a los que querían seguir viendo el programa, viéndome darle vida a Luna Valente. A los que me apoyaban día a día y hasta en los peores momentos me hacían sonreír. No podía decepcionar a mi familia, que habían hecho tantos sacrificios por mi carrera y por verme sobre un escenario frente a tantas personas. Ellos habían luchado mucho, no podía mandar a la mierda todo su esfuerzo. No quería decepcionar a nadie. No podía hacer nada más que aguantar, hacer como si nada hubiese pasado y seguir como antes, solo que con una diferencia. En el escenario y frente a las cámaras podíamos serlo todo, pero fuera de él, no íbamos a ser nada.

La mochila de mi madre estaba en el sofá y recordé que ahí llevaba pañuelos, así que rebusqué entre sus cosas y encontré un paquete de clinex. Me soné la nariz mientras observa toda la habitación. Los vestuarios de los shows estaban ya recogidos y colgados en su sitio, todo estaba en orden. Había unas cuantas bolsas con maquillaje y productos para el cabello frente a los espejos, que tenían luces en sus marcos, y mi mochila estaba en una silla, junto a un peluche de un unicornio rosa, que me encantaba.

Suspiré y cerré mis ojos, necesitaba dormir, descansar... Olvidar todo lo que había ocurrido ese día.

Unos segundos después de que me acomodara en el sofá, un chico que por desgracia conocía demasiado bien apareció en mi camerino de la nada, provocando así que yo me incorporara y abriera bien mis ojos.

Lucia preocupado, cerró la puerta y caminó rápidamente hacia mí. Me levanté en cuanto vi que se disponía para agacharse y ponerse a mi altura. No quería que intentara debilitarme, hacer que cediera. Y mucho menos quería que lo consiguiera.

Se paró frente a mí, que me había ido al fondo de la habitación, y revolvió su pelo antes de hablar.

— Karol, yo te lo puedo explicar, de verdad. Pero necesito que me escuches — repuso, a lo que yo negué notando que las ganas de llorar habían vuelto tan rápido como habían cesado minutos antes. Sus ojos marrones estaban sobre los míos, con esas pestañas tan largas y bonitas y ese brillo especial. Relamió sus carnosos y rosados labios y comenzó a relatar lo que pretendía ser una explicación, pero de nuevo, no le permití que dijera nada, no quería escucharle.

— Juntos somos un error. Y esto es solo una de las muchas razones por las que no debemos intentar nada, Ruggero. Ahora, por favor, vete, ignora todo lo que ha ocurrido, intenta seguir con la interpretación con normalidad, y ya está — me miró, con su boca abierta y negó, pidiéndome en susurros que le diera otra oportunidad, suplicándolo.

Pero ya era tarde, ya estaba todo hecho. Ya no.

— Ruggero, de verdad, es mejor que te vayas — musité con sinceridad, sintiéndome inquieta gracias a tener su insistente mirada sobre mí. Frunció su ceño y negó, dejándome algo atónita.

— No. No me voy a ir. No... No voy a permitir que no seamos nada — ¿Permitir? Él no tenía nada que permitir, era yo la que no deseaba esta con alguien que me había subestimado como él lo había hecho. No quería ser el juego de nadie, y no quería sentirme como tal.

Me tomó por sorpresa y me cogió de la nuca para besarme, haciendo que yo en un principio me resistiera, pero finalmente aceptara sus labios sobre los míos. No respondí a ese beso, me quedé quieta, superada por la situación, esperando a que alguien me despertara y me dijera que era una pesadilla lo que había vivido. Que nada había ocurrido.

Que alguien me saque de este infierno antes de condenarme parra siempre, por favor, me dije a mí misma.

Que alguien me saque de este infierno antes de condenarme parra siempre, por favor, me dije a mí misma

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Hello, My Loves! ¿Qué tal? Voy a ser muy breve porque me muero de sueño y necesito dormir ya, ay. En fin, ahora se viene el drama y el sufrimiento de verdad, preparados para ver muchas cosas... Aunque si que habrá un poco de felicidad, la tristeza la va a superar.
En fin, gracias por leerme y apoyarme, besitos al aire❤️✨

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