Prólogo

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"Sigue al conejo blanco"

No se podía ver mas que oscuridad, una sola masa negra, sin suelo, pero tampoco flotaba y en aquel pasillo de paredes negras se podía ver a un hermoso conejo blanco salir de la nada.

Ni el mismo se explicaba aquello, y sin saber la razón, comenzó a correr tras el animal, no importaba cuan rápido corriera, el roedor simplemente era demasiado inalcanzable.

"No lo pierdas de vista"

Los minutos parecían eternos, y sus piernas comenzaban a cansarse, pero al mismo tiempo se sentía tal ligero, no sabia el por qué, simplemente seguía a aquel conejo blanco.

De pronto todo se volvió completamente oscuro, siendo incapaz de ver al roedor. Paró en seco y volteó su mirada detrás de sí. Absolutamente un vacío tenebroso. Lentamente giró su rostro al escuchar en sonido de algo.

Sus ojos amatistas pudieron ver una mesa. En la cual había un pequeño pastel y un frasco de vidrio con un extraño líquido adentro.

A pasos lentos y dudoso se acercó.

-¿Qué es esto?.- murmuró de manera suave. Acercó su mano y tomó el frasco. - ¿Veneno?...-

"Bébelo"

Volteó rápidamente su cabeza en cuanto oyó otra voz esa voz. Solo se encontró con la abrazadora oscuridad.

Se encogió de hombros. ¡Qué mas daba!. Si era veneno podría morir y liberarse al fin de sus dolorosas ataduras.

Lo llevo a su boca y bebió un poco. Un sabor dulce.

Cayó de rodillas y cerró sus ojos fuertemente mientras llevaba ambas manos a su cuello. Sintiendo su garganta quemar.

Fue allí cuando notó que su cuerpo se volvió anormalmente pequeño.
La mesa que se encontraba allí era mucho más grande que el.

-¿Qué...demonios está pasando aquí?...- exclamó, su voz retumba en aquel lugar.- Esto...-

Murmuró desesperado.
Sus ojos se habían clavado en el pastel que aún estaba sobre la mesa.

Agradecía su agilidad en ese momento, pues gracias a eso pudo trepar por la mesa.

Tragó saliva y lo tomó con cuidado.

"Cómelo"

Soltó un suspiro y lo comió. Mantuvo sus ojos cerrados temiendo lo que ese pastel podría provocar en él.

Sintió su cuerpo raro.

En cuanto abrió sus ojos se notó enorme, como si fuese una muñeca. Tango así que su cuerpo chocó con las paredes oscuras.

-Estoy perdiendo la cabeza. ¡Me he vuelto completamente loco!- dijo apretando sus dientes fuertemente.

-"Si...estas loco...completamente demente"- era esa voz, una voz ronca, divertida, la voz de un hombre, rápidamente levantó su rostro, pero simplemente no había nadie.

-"Pero... dejame decirte un secreto"- el peliplata se quedó completamente en silencio, ni siquiera podía moverse. Todo, le era completamente confuso -"las mejores personas lo están..."-

Aquellas palabras fue lo último que escuchó, todo se volvió oscuro.

Se despertó completamente exaltado, otra vez ese sueño.

Y nuevamente se encontraba allí, en el frío de su cuarto, solo, completamente solo como siempre lo habia estado, era frustrante y triste pero esa era su realidad.

Mad HatterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora