6- Miedos

49 19 6
                                    

~PDV NASTYA~

No podía estar más feliz por lo que me estaba pasando. La propuesta de Elian me había dejado en shock, jamás pensé que algo así me fuera a ocurrir.

Se supone que no debería confiar tan ciegamente en él, en sus palabras, en sus caricias; sólo lo conocía desde un par de días, pero había algo en él que emanaba confianza, y por primera vez me iba a arriesgar.

Esa noche, luego de dejarme en mi apartamento, noté que tenía un mensaje de voz del doctor diciéndome que ya estaban mis resultados y que necesitaba hablar conmigo urgente.

Como era costumbre en mi, cuando me decían que tenían que hablar conmigo de manera urgente, no pude pegar ni un ojo. Pensé que si fueran buenas noticias  no habría necesidad de usar ese término conmigo.

Luego de dar vueltas y vueltas en la cama, la sensación de ausencia de Elian hizo que reaccionara, no quería que él se enterara lo que me tenía que decir el doctor, por lo que me tendría que despertar más temprano para irme antes de que viniera a buscarme.

El sol amenazaba con salir de su escondite y de colarse por las cortinas de mis ventanas. Me levanté rápidamente y tomé un baño para tratar de relajarme. No pude probar bocado en el desayuno por lo que tomé mis cosas en un bolso y salí, prácticamente corriendo.

El hospital era un lugar que me resultaba espeluznante, desde pequeña recuerdo que me descomponía tan sólo entrar y sentir ese terrible y horrendo olor a desinfectante.

Antes de cruzar las puertas de entrada te podías encontrar con al menos diez ambulancias; algunas que esperaban el llamado de urgencia y otras que bajan a los enfermos o heridos de accidentes. Una vez adentro, en la recepción, todo era un caos. Ésta estaba atendida por cuatro enfermeras que evaluaban la gravedad de tu problema y te derivaban al sector correspondiente, las personas que esperaban su turno a ser atendidas lo hacían en una serie de asientos dispuestos de tal forma que pudieran ver un televisor que daba las noticias, y una pantalla que indicaba el número de turno que seguía, y éste lo obtenías del guardia a la entrada.

No esperé a que me diera ningún número ya que yo venía a buscar al doctor directamente, no necesitaba que me derivaran, solo venía a buscar unos resultados, unos simples resultados, o eso era lo que mi pequeño cerebro quería creer.

Toqué el botón del ascensor, ya que el consultorio de mi doctor se hallaba en el cuarto piso. Al cerrarse las puertas aproveché para mandarle un mensaje a Elian para que no me esperara, que había tenido un imprevisto. Me sorprendió su rápida respuesta.

Elian: Pero amor, si ya te estoy esperando.

Al leer su mensaje me sentí mal por él, porque pensé que estaría congelándose afuera de mi casa. Pero mayor fue mi sorpresa al verlo parado con esa sonrisa tan amable y dulce al abrir las puertas del ascensor.

—¿Pero Elian…? —Fue lo único que mi retrasado y sorprendido cerebro pudo formular.

—Tranquila mi amor. —Se acercó hasta mi para abrazarme y sacarme de dentro del ascensor, que amenazaba con irse conmigo adentro.

—¿Pero qué haces tu aquí? —Pregunté mientras me aferraba a su abrazo.

—Yo trabajo aquí, soy psiquiatra.

Lo que me acababa de decir no me lo esperaba, pero al menos teníamos algo en común, aunque obviamente trabajábamos por caminos separados.

—Es largo de explicar, luego hablaremos, pero entremos, doc nos espera. —Y así sin más abrió la puerta del consultorio, dejando ver a mi doctor sentado detrás de su escritorio con su chaqueta azúl.

Luego de saludarlo y sentarnos, su expresión seria sólo hizo que me diera más miedo que antes.

—Buenos días Nastya. —Me saludó cordialmente—. Elian... —Y asintió en su dirección.

—Buenos días doctor. —Le devolví el saludo.

—Doc. —Elian lo saludó.

—¿Se puede saber que haces aquí pequeño? Yo no he solicitado una interconsulta. —Su expresión era muy seria.

—Tranquilo Doc, Nastya y yo somos pareja. —explicó así de simple y despreocupado como siempre.

—¿Es así? —Su mirada se dirigió hasta donde yo estaba, calculo que tratando de descifrar si era cierto o no.

—Si, es algo reciente.

—Bueno Doc, porqué no vamos al grano. —Pude notar las miradas que se dedicaban los dos.

—Bueno, Nastya. Luego de ver y analizar los estudios por tus constantes dolores de cabeza, he descubierto que hay algo mal en tu cerebro, se ve como una mancha que… —Hizo un pausa, como si no estuviera preparado para decir lo siguiente—. Afectará tu memoria. —Estaba en estado de shok.

—¿Cómo que afectará mi memoria?  —Todo a mi alrededor había desaparecido, mi mente bloqueó todo, sólo dejando en mi campo de visión al doctor.

—Es una enfermedad poco común. —Se aclaró la garganta—. Es una mancha que afecta tu lóbulo temporal, por lo que comenzarás a olvidar los rostros de las personas que conocías, los saberes complicados, los sentimientos hacia tus personas queridas. —De un momento a otro lo dejé de escuchar, su voz había desaparecido.

Se sintió cómo si mi cuerpo se desconectara de mi mente, y la única orden que mis defensas me dieron fue “corre” y eso hice, corrí lejos lo más rápido que pude. El miedo se había apoderado de mi y había ganado la primer batalla.

Un Deseo: No OlvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora