8- Desesperación y Tristeza

40 18 4
                                    

~PDV ELIAN~

Después de que salí del trabajo corrí prácticamente hasta el departamento de Nastya, mis sospechas eran correctas, ella se había marchado.

Traté de comunicarme con ella pero el celular me daba fuera de servicio, estoy más que seguro que cambiará el número.

Estaba completamente desesperado, no tenía ninguna pista de dónde podría haberse ido, pero estaba seguro que si quería que no la encontrara no iría con ningún familiar. Me odiaba por mi propia estupidez.

—¡Te juro que te encontraré Nastya! —Comencé a gritar golpeando la puerta de su apartamento—. No debiste irte, yo... —Mis ojos se llenaron de lágrimas que me fue inútil contener—. Yo te amo.

Estuve alrededor de media hora pateando e insultando la puerta de su casa, hasta que me vi obligado a detenerme por un oficial de policía. Al parecer uno de sus vecinos pensó que era un ladrón y llamó a un patrullero.

—Por favor deténgase. —Me advirtió un hombre algo regordete y alto mientras colocaba mis brazos detrás de mi espalda.

—No he hecho nada. —dije tratando de tranquilizarme.

—¿Qué hace en este domicilio?

—Sólo quiero estar con Nastya. —El dolor me hacía decir lo que para el resto eran incoherencias.

—Nos vamos a la comisaría, pasará la noche en una celda hasta que reflexione sobre sus actos. —dijo mientras me introducía al patrullero.

La celda no podía ser más asquerosa, estaba todo sucio, había un olor horrendo, estaba seguro que varias personas habían vomitado ahí.

El oficial me dijo que podía hacer una llamada, pero realmente no tenía a nadie, sólo a Nastya y ya no estaba. Creo que el oficial pensó que era un joven delincuente porque no me creyó cuando le comenté que era psiquiatra.

—Los niños lindos como tú, sólo buscan llamar la atención de una bella chica generando algún que otro alboroto. —comentó mientras se sentaba en una silla detrás de un escritorio sin vida, con papeles desordenados y algunos portarretratos.

—Que no busco llamar la atención de nadie. —Creo que era la decimocuarta vez que se lo aclaraba; pero solo hizo un gesto con sus manos restándole importancia.

Luego de unas horas el oficial me dejó solo con la radio encendida y el tema que estaba sonando me hizo reflexionar bastante.

No quería aceptar que te había perdido, no quería aceptar que podrías terminar en otros brazos sin siquiera recordarme. Me negaba a aceptar que olvidarías los pocos recuerdos que habíamos creado juntos, mientras yo sufriría recordándolos por ti.

La canción se hizo cada vez más pesada para mi corazón, traté de guardar la compostura, no quería parecer un borracho triste, pero el solo hecho de recordar tus ojos alegres cuando nos dimos nuestro primer beso hizo que todo fuera peor.

Sin embargo, tras escuchar esa desgarradora canción había resuelto algo, te buscaría sin cesar, sin importar el tiempo que pase; te encontraría y te demostraría que estábamos destinados a estar juntos.

***Tres años después***

—Señor Elian. —dijo una voz rugosa y seca al otro lado del teléfono—. Por fin la encontré.

Un Deseo: No OlvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora