9- Eres Mía

40 19 12
                                    

~PDV ELIAN~

Ya han pasado tres años desde que Nastya decidió por si sola apartarme de su vida, tres años desde que nos enteramos de su enfermedad, tres años desde que la besé por primera vez y la hice mía; ya han pasado tres malditos años.

Después de que pasé esa noche en la cárcel tuve que hacer terapia para contrarrestar mi malestar y mi dolencia, y también un poco para acercarme a ella, para sentir que algo de ella estaba cerca de mí, no podía evitar ser tan masoquista.

El terapeuta trató de que soltara aquello que no me hacía bien, que soltara aquello que me lastimaba y que para colmo no estaba, más no pude hacerle caso porque no quería dejarla ir, el recuerdo de Nastya aún vive fresco en mi.

Decidí que lo mejor que podía hacer era contratar a un investigador privado, de esos que son como los que salen en las película, no me quería arriesgar a que se desvaneciera lo poco que me quedaban de sus ojos soñadores.

Luego de tres largos años de búsqueda, en las que casi se rindió si no hubiera sido por mi insistencia, logró encontrarla en pueblo perdido de Irlanda. Como lo supuse no fue con su familia, pero eso ya lo había corroborado yo mismo tras ir a la casa de sus padres.

Cancelé a todos mis pacientes excusándome de que tenía que resolver algunos problemas familiares y que no sabía cuánto me iba a demorar, por lo que los derivé con otro colega del hospital.

Una vez que tuve todo preparado, me dirigí al aeropuerto y saqué el pasaje lo más rápido que pude en el primer vuelo que saliera a Irlanda, sólo quería estar con ella.

Mientras me encontraba en el avión mi mente no dejaba de dar vueltas y mis pensamientos me jugaban una mala pasada. Tu sonrisa se dibujaba sobre mis párpados cerrados, tus caricias se hacían presentes una y otra vez sobre mi rostro. Pensaba cómo estarías, si habrías comenzado algún tipo de tratamiento, si tu memoria ya habría comenzado a traicionarte, quizás ya te habrías olvidado de mi, aunque esa opción solo lograba martillar mi corazón desarmado. ¿Qué sería de tu vida Nastya en éstos últimos tres años de tu partida?

Cuando llegué al bendito pueblo pude entender porqué lo elegiste, eres todo una romántica empedernida y el lugar grita romanticismo por donde lo mires.

Grandes zonas verdes se alzaban por donde miraras, las flores de distintos colores lograban contrastar los espacios verdes, las casas, aún estilos coloquiales, dejaban relucir su majestuosidad y su encanto. Las calles eran algo estrechas si las comparábamos con las de nuestra ciudad, pero no había tráfico ahogando el medio ambiente con humo y ruido, todo era tranquilidad. Era como si ese lugar hubiera quedado encerrado en una burbuja del tiempo, y sonreí al notar, a pesar de la distancia, el sonido del mar chocar contra el acantilado; todo el lugar tenía escrito tu nombre.

Busqué dónde quedaba mi alojamiento y como estaba un tanto ansioso, nervioso por no decir desesperado, me perdí y tuve que pedir ayuda; gracias a Dios que la gente en este lugar se apiada de los turistas, o por lo visto ya se han acostumbrado a que se pierdan.

No me dio tiempo de echar un vistazo a la que será mi habitación, sólo dejé las cosas y busqué el papel que el detective me había dado con tu dirección y partí en tu búsqueda, después de tres años sin verte era obvio que no esperaría hasta conocer todo el pueblo para recién buscarte ¿o no?

Caminé buscándote y admirando un poco el lugar, era increíblemente hermoso y relajante, estoy casi seguro de porqué lo has elegido.

Caminé sin sentido por unas horas, hasta que di con el domicilio, pero por alguna extraña razón no me animé a tocar de primera, creo que mi corazón estaba muy acelerado y mis neuronas no estaban haciendo muy buena conexión, por lo que me tomé unos minutos para mejorar mi aspecto.

Crucé al otro lado de la calle y me senté en un pequeño borde de piedras apiladas que había para poder calmarme un poco, y cuando por fin lo conseguí te vi pasar por mi lado sin que me reconocieras.

Te veías radiante y feliz, era cómo si no quedara nada de aquella Nastya triste y con la mirada apagada, ahora podía ver un brillo especial y distinto al que tenías cuándo estábamos juntos.

Tu cabello lo habías recortado un poco más arriba de tus hombros, daba un aire de que si te hubieras sacado un gran peso de encima, tu cuerpo seguía manteniendo la misma forma, o al menos eso era lo que tu ropa me permitía apreciar, pero al reparar en tu sonrisa me di cuenta de que no ibas sola.

Se detuvieron justo en frente de mi, unos escasos cinco pasos separaban nuestras manos, pero cuando busqué la tuya para tomarla me di contra un gran muro que no esperaba encontrar, caí derrotado al ver que otra mano sostenía la tuya y que tú la apretabas cómo si la vida se te fuera a escapar.

No tuve reparo en mirar al sujeto y no podía creer lo que veía, jamás imaginé que un tipo cómo ese te llamara la atención. Su pelo rubio llegaba sólo un poco más arriba de su cintura, tenía algunas trenzas en él, hubiera entendido lo de las rastas, pero ¿trenzas? Y no sólo era eso, tenía perforaciones en el rostro y expansores que colgaban de sus orejas. Pero lo que más llamó mi atención fueron sus ojos claros, eran envidiables, y eso es decir mucho para un hombre.

Con el corazón en la mano, destrozado, me acerqué a ti lo suficiente para que me escucharas solo tu y nadie más que tú.

—Eres mía. —dije cuando estuve lo mas cerca de tu oído sin que él se diera cuenta y regresé por dónde vine, mañana vería que hacer, mañana sería otro día.

 —dije cuando estuve lo mas cerca de tu oído sin que él se diera cuenta y regresé por dónde vine, mañana vería que hacer, mañana sería otro día

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Quién será el misterioso chico que sostiene la mano de Nastya?

Un Deseo: No OlvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora