7- Cuenta Regresiva

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~PDV NASTYA~

Necesitaba huir de todo y todos. Mi cabeza no podía procesar lo que había ocurrido y yo simplemente había sucumbido a mis defensas, correr.

No me importaron los gritos de Elian, ni que el doctor se quedara con cara de piedra por mi reacción, yo sólo necesitaba salir de ese lugar.

Corrí como una loca, cualquier lugar donde no hubiera nadie me era suficiente.

Llegué hasta una plaza abandonada, una a la que jamás había ido. Miré a mi alrededor y no había ni un alma. ¡Perfecto! Era justo lo que necesitaba.

Me senté sobre un viejo banco, estaba bastante arruinado; las maderas algunas rotas y otras rayadas con leyendas de los que alguna vez fueron jóvenes, el color calculo que en algún momento fue blanco con bordes verdes, pero en su lugar se hallaba un gris oscuro.

Todo alrededor era gris, era como si el tiempo hubiera quedado detenido en una burbuja dañada. Los juegos cantaban tristes canciones de cuando los niños se divertían, en los espacios dónde debería estar el césped era remplazado por tierra y piedras, la fuente central que debería dar vida al lugar reposaba un sueño profundo que dudo alguien despertara.

Recosté mi cabeza hacia atrás en las pocas tablas que quedaban  y largué el suspiro más triste de toda mi existencia, y junto a él las lágrimas que tanto me estaban costando a mantener a raya.

Mi celular sonó, llamada perdida de Elian. Volvió a sonar, otra llamada que no quería contestar. Una vez más sonó avisándome que un mensaje había llegado.

Elian: No huyas por favor sin mi, yo estoy para ti.

Y al leer ese mensaje mi cerebro reaccionó de manera instantánea. No quería arrastrarlo a esto que me estaba sucediendo, él era joven no tenía necesidad de cargar con una anciana prematura. Porque es eso, me volvería una anciana que no puede recordar nada, alguien que se despertaría y no sabría ni como vestirse, ni cómo hablar. Definitivamente no lo iba a arrastrar conmigo.

Cuando aclaré mis pensamientos y supe lo que tenía que hacer, de ahora en más fue todo más sencillo. El hambre se estaba presentando en mi, así que me dirigí hacia mi departamento.

Al llegar no había rastros de él. Su turno el día de hoy era el más largo, así que según nuestros planes, el volvería por mi al anochecer para ir a cenar, pero yo cambié de opinión y no se lo haría saber.

Mientras preparaba algo ligero para almorzar, empecé a organizar todo. Este viaje lo emprendería sola, como siempre debió ser.

Dejé todo organizado, mis maletas listas, la casa ordenada, mis pacientes derivados. Ahora lo más difícil, hablar con él.

~PDV ELIAN~

No esperaba que doc le diera esa noticia, ni esperaba que sus resultados estuvieran mal, yo sólo quería sorprenderla y hacerla sentir acompañada, demostrarle que ya no estaba sola, pero todo se fue al carajo.

Cuando choqué obviamente a propósito con ella no esperé que me aceptara tan rápido, pero el tiempo estuvo a mi favor y la lluvia anotó un punto para mi.

Ciertamente cuando la vi por primera vez en el edificio, no imaginé qué tan enamorado podía quedar; pero cuando al subirse al ascensor levantó la vista regalándome una bella sonrisa, no pude hacer nada, desde ese instante quedé prendado a ella.

El tiempo pasaba y ella no había vuelto a aparecer, yo ya había vuelto loco a medio hospital preguntando si alguien la conocía. Las enfermeras me esquivaban y las recepcionistas temblaban cuando sabían que me acercaba a preguntar por ella, creo que me había puesto algo acosador a sus ojos.

Pasé noche desvelado pensando cómo una mujer podía tener una sonrisa tan cálida, llena de amor y unos ojos tan tristes, casi cómo si le doliera vivir. Esos ojos llenos de angustia y de alguna clase de súplica desesperada me atormentaban en la soledad de mi departamento, y esa sonrisa llena de vida y amor me volvía loco. Eran dos personas en una sola.

Esa mañana jamás esperé volverla a ver, pero Dios estaba de mi parte; y ahí estaba ella saliendo del consultorio de doc, con esa mirada opaca y esa sonrisa vibrante. Cuando vi que se iba no lo dudé, la seguí, afortunadamente no tenía pacientes.

Ahora que sabía dónde trabajaba y dónde vivía no se volvería a escapar de mi vida, la quería en ella, lo quería todo o nada con ella, siempre con ella.

Ideé un plan y lo llevé acabo, todo salió perfecto, tanto así que Dios me regaló un beso de ella, un beso que se transformó en caricia, y una caricia que se transformó en la urgencia por amar; fue ahí donde lo entendí, su tristeza por no poder amar y su sonrisa desesperada por dar amor. Me volvió loco con su forma de ser, esas ganas desesperadas de amar me enamoraron y me dejaron a sus pies.

Después de todo lo que tuve que pasar para poder estar con ella no la dejaría huir así de rápido y fácil. No quería verla envuelta en esos ojos sin luz.

Me cansé de llamarla y mandarle mensajes, maldita ética profesional que me impedía salir corriendo hasta ella antes de que mi turno acabara, pero sabía que ella era una profesional estricta y yo debería ser igual, por lo que me tuve que aguantar.

—¡Hasta que por fin me contestas! —dije cuando el celular dejó de sonar al segundo tono—. No hagas una locura Nastya.

—No es una locura, es lo más justo y razonable que puedo hacer por ti, lo hago porque te amo. —Sus palabras se fueron clavando como un puñal, la despedida estaba ahí aunque no lo dijera.

—¿Dónde estas? —Estaba comenzando a perder la calma, sabía que algo tramaba—. Dime y ya mismo iré por ti, no estas sola. Te amo y lo sabes.

—Justamente porque te amo y se que me amas no pienso arrastrarte en este delirio que voy a vivir. Mi cuenta regresiva dio inicio y es sin ti.

No podía reaccionar ante esas palabras, comencé a destrozar todo el lugar, las lágrimas de bronca que se anudaban en mi garganta comenzaron a salir.

—Tú no me arrastras a nada, yo elijo con mis cinco sentidos intactos acompañarte. —Traté de que lo entendiera.

—Si pudiera pedir un deseo, te aseguro que sería no olvidarte nunca. Gracias por demostrarme que el amor también era para mi. —Finalmente cortó la llamada, y yo caí derrumbado y ensimismado en mi llanto.

Esto no era el fin, jamás lo sería, recién estabas empezando a florecer, es imposible que te marchites de esa forma.

Nastya, aunque me quede sin aliento te buscaré, aunque la vida se me vaya en ello, y cuando te encuentre nunca más podrás huir de mi amor. Es una promesa que pienso cumplir.

Un Deseo: No OlvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora