Mi Principe (Transformers Prime)

TU MI PRINCIPE Y YO TUYA

Senny está ansiosa, "por fin lo vería si, vendría con su líder", parecía mariposa revoloteaba por su habitación nada le parecía demasiado bonito para lucir para él, al final se decidió por un vestido azul rey, sin mangas, largo y con pedrería bordado en formas de hojas tapando su pecho y que subían por su escote dejando parte de su piel al descubierto, la tela centelleaba como en el cielo nocturno las estrellas, sobre su piel blanca resaltaba mucho más, su cabello fue peinado con un moño alto, el resto caía en una cola de caballo a la mitad de su espalda pequeños bucles caían sobre su cien y a los lados de su cara, una tiara adornaba su cabeza en plata con brillantes cristales de energon azul en ella, se veía más hermosa de lo que ya era, quizás porque su rostro está iluminado con la esperanza de verlo.

----Princesa es hora, los visitantes han llegado---le informaba una de sus damas, ella se apresuró a salir en dirección a la sala del trono donde su padre y su madre recibían a las delegaciones, ella llego por supuesto antes de que llegaran los visitantes sería muy descortés no estar para recibirlos, subió los dos escalones donde se encontraban los tronos del rey y la reina y espero de pie a su lado, su madre le sonrió aprobando su apariencia. La presencia de Megatron es anunciada, ella miraba expectante cuando el entro, pero venia acompañado de alguien que no conocía. Su rostro se llenó de pesadumbre, casi sus lágrimas querían brotar, pero logro mantener la compostura.

----Bienvenido Lord Megatron---escucho la voz de su padre al que ella miro y este con un gesto le indico que era momento. Senny bajo los dos escalones, su mirada al piso no por sumisión si no, por el peso de la decepción, se paró frente al enorme robot color plata, que la miraba como a una dulce visión, realmente era fácil olvidar su horrorosa forma, con la que la vio la última vez. Ella se arrodillo lentamente con sus piernas juntas y descansando sobre sus pantorrillas, sus manos entrelazadas sobre su regazo.

---Mi Lord, perdóneme, fui imprudente y malcriada por entrometerme en sus negocios, y faltar a su hospitalidad----eso puede parecer humillante y lo era, una princesa arrodillada ante alguien pidiendo perdón, por eso para los nibelitas era muy importante siempre ser frio antes las situaciones y saber comportarse, la humillación del perdón no era algo que la realeza deba hacer, y sin embargo ella ahora estaba ahí humillándose.

A Megatron le habían indicado el protocolo a seguir, una vez que la princesa se arrodillara y pronunciara su arrepentimiento, el debía tenderle su mano en señal de perdón, por supuesto si no lo hacía indicaba que no aceptaba la disculpa. Esta pose de ella satisfacía mucho el sadismo del líder de los decepticon, verla ahí humillada, arrodillada ante él realmente le gustaba; Senny empezaba a desesperar "que esperaba para tenderle la mano "pensó, sus piernas se empezaban a dormir, incluso los reyes pensaban que era demasiado para su hija. Entonces por impulso, ella levanto su rostro para encontrarse con la mirada de Megatron y una sonrisa malévola en su cara, ella no pudo evitar sorprenderse y entonces él le tendió su mano, que ella tomo para que le ayudara a ponerse de pie, sus piernas dolían y casi quiso mirarlo con enojo, pero al contrario le sonrió amablemente y volvió a su lugar junto a sus padres. El rey entonces se llevó a Megatron y su acompañante para tratar otros asuntos.

Senny se disculpó con la reina y se retiró a sus habitaciones, estaba cansada pero al menos había cumplido, y procuraría recordar este momento, porque no deseaba realizar la humillación del perdón nunca más en su vida ante nadie. Paso entre sus dos damas de compañía que iban tras de ella casi corriendo, ella daba enormes pasos por el enojo, la decepción y la frustración, todo se juntó y estaba realmente furiosa, "¿Por qué no vino?, él le dijo que regresaría, ¿acaso era una niña tonta que podía calmar con una mentira?, al parecer lo fue, porque le creyó" eran sus pensamientos mientras caminaba por los pasillos, de sus manos empezaba a salir humo y las doncellas se miraron una a la otra con ojos de miedo.