that's how it feels

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Los nervios me comen en carne viva, mientras camino de un lado a otro, por el reducido espacio de mi tráiler. Aún caracterizado como mi personaje, Daryl Dixon, me echo en la comodidad del sofá que tengo en el pequeño remolque sin poder resistir más. Tomo mi teléfono celular, lo desbloqueó rápidamente con mi huella, y, aunque me he prometido mismo no hacerlo, aprieto esa aplicación morada con el dibujo de una cámara blanca. Instagram.

Con torpeza, tecleo su nombre en el buscador y rápidamente me aparece. Suspiro, tembloroso, cuando su perfil aparece en la pantalla del móvil, mostrándome todas las fotos que ella misma ha subido, compartiendo, con sus millones de seguidores, momentos de su vida.

Me tomo mi tiempo para revisar, una a una, cada fotografía que ha subido a la red social. Mis ojos analizan algunos de los comentarios que la gente deja, quienes le dan 'me gusta' a las publicaciones y mis dedos tratan de no apretar ningún botón que me delate. Comienzo a tensarme, cuando en cada maldita fotografía, encuentro un rastro de Chris Pratt, el hombre con el que la relacionan amorosamente —más de lo que yo desearía— desde hace un buen tiempo.

La prensa parece no aburrirse de inventar un romance entre ________ y él, aunque ella y sus representantes lo nieguen constantemente. El hecho de que más de alguna vez han sido captados por paparazis, en algún café o fiesta, hace que todos duden de las aseveraciones de mi amiga y compañera de trabajo en The Walking Dead. Y cada rumor, debo confesar, me perturba como a un loco.

Insatisfecho con lo que he encontrado, y sintiendo que necesito investigar el tema más a fondo, me atrevo a buscar su nombre y el de Pratt en Google, sólo con la intención de tranquilizarme, de encontrar ese último comunicado que emitió, donde, una vez más, negaba cualquier lazo con el protagonista de Guardianes de la Galaxia. Es por eso que me es bastante inesperado cuando hallo todo lo contrario.

Es como si el destino quisiera joderme, en ese preciso momento, pues la primera noticia que encuentro es nueva, de hace cinco minutos. Es un sitio confiable, y eso hace que se me anude el estómago. Timorato, presiono el enlace, sintiéndome bastante masoquista; como si no me hubiese bastado con leer el titular de aquel sitio, una parte de mí pide ver las fotografías, pide ver una prueba de que aquello que acusan es verdad, aun con la esperanza de que sea mentira. Pero no lo es, es tan verdadero como la angustia que siento, porque, efectivamente, las fotos están allí. Es ella y Chris, caminando de la mano, por Senoia, riendo, de la mano y besándose, como una jodida pareja.

Mi respiración se agita e intento calmarme, mas me es imposible, porque no sé cómo asimilar todo lo que está sucediendo. Es inesperado y duele. Es como un balde de agua fría en el día más helado del año.

Las preguntas se acumulan en mi cabeza y yo trato de evadirlas, escondiendo el rostro entre mis manos. Me mantengo así, hasta que un par de golpes a mi puerta me obligan a tranquilizarme.

—¿Norman?

Le escucho llamarme, es ella. No espera a que responda y entra a mi camerino sin avisar. Me ve divertida, como si nada hubiese sucedido, como si todo estuviese de maravillas, como si pudiéramos seguir siendo amigos después de esto.

—Es hora de gra...

—¿Qu-qué es esto? —Pregunto, casi exijo saber, sin titubeos, poniéndome de pie, estirando mi brazo y dejándole ver la pantalla de mi teléfono, donde se pueden apreciar con claridad las fotos de "la nueva pareja del 2017", como les llamó E! Online.

—Chris y yo decidimos hacerlo público —Confiesa, en un suspiro, sin siquiera demorarse mucho. ¿Qué más puede decirme, de todos modos?—. Estábamos hartos de tener que escondernos y...

—Tú... tú dijiste que eran sólo amigos —Le interrumpo, dolido, mientras una especie de furia crece dentro de mí—... em-emitiste un comunicado... ¡Eres una mentirosa!

—¿Norman... qué mierda? —Cuestiona, algo asustada.

—¡Pasa que eres una perra! —Aseveró, sin percatarme de lo imbécil que estoy actuando—. Yo-yo  —Jadeo cuando la desesperación me gana y las palabras no me salen—... pensé que tú y yo...

—¿Qué había algo entre nosotros? —Alza las cejas sorprendidas y asiento.

No puede negarlo, pues todos nuestros amigos notan la tensión, la química, y el inexplicable lazo que existe entre nosotros. ¡No puede negarlo!

—Así que, ya sabes cómo se siente. —________ vuelve a hablar y ahora soy yo quien alza las cejas, sin entender—. ¿Recuerdas cuando dijiste que no había nada entre Kruger y tú? —Me acusa y me quedo estático, sin saber qué decir—. Anda, Norman, ¿no te acuerdas como nos dijiste que no estabas con ella, mientras yo me hacía ilusiones?, ¿no recuerdas que miles de veces la negaste frente a la prensa y yo te creí?... ¿sigo?

No puedo hablar, porque, al escucharla, me doy cuenta de que tiene razón. Ella ha hecho lo mismo que hice en el pasado. Y no sabe cuánto me arrepiento de haberlo hecho.

—Así es como se siente, Norman. —Dice, antes de abandonar el remolque.





***





Prometo que la próxima historia será cursi, tierna y feliz jajajajaj.

Norman Reedus One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora