much better - parte 2

3K 306 54
                                    

Diane habla entusiasmada sobre nuestro futuro viaje de vacaciones a unas playas europeas, mientras cenamos, sin embargo, no logro enfocarme en el tema, perdiéndome con profundidad en mis pensamientos.

—¿Estás bien? —Levanto la vista, encontrándome con los azules ojos de mi novia observándome con curiosidad. Asiento, levemente—. Has actuado raro desde que llegaste... ¿ha sucedido algo en el trabajo?

—Ha sido un día agotador —Miento, en un suspiro—, eso es todo.

Retoma el tema de conversación anterior, así como yo vuelvo a sumirme en los líos de mi cabeza. La situación de la mañana, en casa de ________, no deja de reproducirse una y otra vez en mi mente, y yo sólo deseo dejar de pensar en aquello. Pero no puedo. No puedo dejar de pensar en ella y ese hombre. No puedo y es tanta la ansiedad que produce, que en un impulso me levanto de la mesa, logrando que Diane me vea preocupada.

—Yo —Susurro, buscando una excusa que suene lo suficientemente creíble—... he olvidado que tenía que revisar unos papeles con Greg. Debo ir para allá.

Palmeo mi bolsillo, verificando que las llaves de mi camioneta están ahí, y me acerco a Diane. Evito besar sus labios, porque me siento tan confundido que ni siquiera sé qué es lo que quiero, y poso mis labios en su frente.

—¿Quieres que te acompañe? —Ofrece, sonriéndome y niego con rapidez.

—Será algo largo y tedioso —Invento—, te aburrirás. Mejor acuéstate, ya es tarde.

***

—¿Puedo pasar?

________ se hace a un lado, permitiéndome entrar a esa casa en la que había estado más de una vez. Se restriega los ojos, adormilada y suspiro. Se ve adorable, vistiendo ese pijama de franela color celeste. Intento contener las ganas que tengo de abrazarla y besarla, en ese mismo instante y, pese a que lo hago, no sé cuánto pueda soportar.

—¿Qué sucede? —Le pregunta, con evidente nerviosismo—, ¿hay algún problema con los documen...?

—¿Hace cuánto...? ¿Hace cuánto estás con él?

Se queda en silencio y alza las cejas, un poco sorprendida por la pregunta, pero, luego, me responde con tranquilidad.

—Hace un par de meses. —Susurra.

—¿Có-cómo se conocieron? —Interrogo, nuevamente, inquieto.

—Nos conocemos desde pequeños. Nuestros padres...

—¿Lo amas? —Cuestiono, de golpe, y, antes de que pueda decir algo, vuelvo a preguntar—: ¿Eres feliz con é...?

—¿Para qué quieres saber todo esto? —Me interrumpe, con brusquedad. Sus ojos se cristalizan—. ¿Acaso necesitas verificar que soy feliz otra vez, para dejar de sentirte culpable? —Cuestiona—. Pues, entonces, puedes sentirte libre de culpa. Soy plenamente feliz, Norman.

De pronto, me siento débil y pequeño frente a ella, al mismo tiempo que la vista comienza a nublárseme. Cabizbajo, trato de mantenerme en pie y no mostrar lo patético que me siento en ese momento; me es difícil, verla ahí, pues a cada instante me cuestiono más por qué la he dejado ir. Por qué, si la amo.

—¿Ya-ya me olvidaste? —Musito.

—Tú no tienes derecho a venir acá a decirme todas estas cosas —Murmura, y camina hasta la puerta—. Quiero que te vayas.

Afirma su mano en la manilla, sin embargo, mis brazos envolviendo su cintura la detienen. Parpadea, atontada, ante tanta cercanía, pero, vuelve en sí cuando intento besarla. Me aparta, con fuerza, y, ahora sí, las lágrimas empiezan a deslizarse por sus mejillas.

—¡¿Qué mierda crees que estás haciendo?! —Chilla, histérica—. Án-ándate, por favor.

—Aún me amas. No puedes haberte olvidado de mí, así como así. —Afirmo y sé que no puede negarlo; su reacción ha hablado por sí sola.

—¡¿Y eso importa?! —Quiero responder, pero no me lo permite—. ¡Por supuesto que sí, aún te quiero! —Asume y sonrío, mas ella no lo hace—. Pero ya no te amo —Confiesa y me siento cual castillo de naipes derrumbándose—. No sabes lo mucho que te amé, Norman.... Y tampoco te imaginas lo mucho sufrí cuando te vi volver a Georgia con ella... —Comenta, entre sollozos—. Pero, ¿sabes qué aprendí ese día? Que merecía a alguien mejor —Sonríe, con suavidad, calmándose—. Lo encontré, Norman, y no eres tú.

Norman Reedus One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora