stay (forever), please - III

4.7K 374 78
                                    




—Umm, me encantas. Tan perfecta, maldición.

Me reí despacio, intentando prestar atención a la película que habíamos puesto, pero, Norman lo hacía difícil, puesto que depositaba suaves besos en mi cuello y murmuraba esas palabras que lograban estremecerme. Todo su tacto, me hacía perder cualquier concentración existente en mi cerebro.

Desde que mis padres estaban al tanto de mi relación con Norman, hace casi un año, las cosas estaban mejor, sobre todo porque ahora podía verlo las veces que quisiera y no debía hacerlo a escondidas. Ahora éramos algo sólido y estable, más que antes si es que era posible y eso me gustaba.

—Ya debo irme —Le avisé, soltándome de sus fuertes brazos, que me aprisionaban contra él, en aquel sillón negro que tenía en su sala de estar.

—¿Por qué no te quedas? —Preguntó de repente, sentándose en el sofá y mirándome con nerviosismo.

—He dormido tres días acá, Normie. —Susurré, con una embobada sonrisa en mis labios—. Tengo que cambiarme de ropa —Me reí.

—No hablo de eso, hablo de que te quedes acá para siempre —Murmuró, poniéndose de pie y caminando hasta el pasillo, dejándome impresionada con sus palabras—. Espérame aquí. —Susurró, concentrado en sus pensamientos, antes de desaparecer por unos segundos.

Y tal como se había ido, volvió.

—Yo-yo... pensaba hacerlo el próximo mes, para nuestro aniversario, pero, no me puedo aguantar más —Confesó y yo lo miré, aún sin entender de qué hablaba.

Alcé las cejas, sorprendida ante aquella sorpresa de la cual no tenía idea y me sorprendí más al ver que, del bolsillo de su pantalón sacó una pequeña cajita aterciopelada, color negro. Suspiró, un poco agobiado, preocupado, y tomó aire.

—Te amo, te amo como nunca he amado a alguien y me gustaría amarte así por el resto de mis días. Quiero ser el hombre que esté contigo todo el tiempo; compartir los momentos felices y los tristes, cuidarte cuando estés enferma y mimarte sin motivo alguno. Quiero hacerte el amor todas las noches, quizás todas las mañanas y las tardes también —Bromeó, soltando una risita nerviosa—. Quiero acurrucarte mientras dormimos y que tu rostro sea lo primero que vea al despertar. Quiero hijos que corran por el jardín de la casa mientras nosotros preparamos el almuerzo. Quiero una vida contigo y estoy listo para eso, sólo si tú lo quieres también —Prometió y, sin decir más, se arrodilló, mirándome con amor.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y cubrí mi boca con la palma de mis manos, para intentar no pegar un ridículo chillido. Aun así, no me sirvió, porque cuando él hizo aquella pregunta que ya sabía que haría, mi amor por él, se manifestó en un llanto lleno de emoción.

—¿Quisieras casarte conmigo?


__________________


me gustó escribir esta mini historia jajaja

Norman Reedus One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora