what about us

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Mi apartamento se encuentra completamente vacío, tal y como lo estaba hace siete años, cuando una joven versión de mí había llegado a la gran manzana, con un par de maletas y un montón de sueños por cumplir. Una yo que había desaparecido y nunca más había logrado encontrar.

Siempre me había prometido no depender de alguien, ser un alma libre y nunca, por nada en la vida, enamorarme. El amor nos hace débil, nos vuelve tontos y no nos permite pensar de manera racional, o al menos eso creía. Lamentablemente, tenía sólo diecisiete cuando hice esa falsa promesa conmigo misma y ahora que tengo veinticuatro, el karma, en forma de persona, se encargaba de castigarme por haberme mentido.

El ruido del timbre sonando interrumpe mi pequeña reflexión mental y mientras me cuestiono quién podría estar tocando a estas horas de la noche, camino hasta la puerta. Abro, medio distraída, mas mis ojos, adormilados, se abren un poco más al notar quién está frente a mí. Mi karma.

—¿Norman?

Su sonrisa es inmensa y carga con él un six pack de mi cerveza favorita. Su rostro luce algo cansado, pero, lo entiendo de todos modos; el pobre hombre ha estado en el viejo continente promocionando su serie y, a la vez, grabando aquel programa de motocicletas que tan feliz le hacía.

—¿Qué? —Cuestiona, divertido—. ¿Acaso no estás feliz de verme?

Claro está que él no sabe lo feliz que me pongo cada maldita vez que lo veo. Probablemente, nunca lo sepa.

—No, no es eso —Aclaro en un suspiro, con desgano, cerrando los ojos por un instante—. Yo... pensé que estabas en España.

—¡He llegado hace una hora o menos! —Me cuenta, con una alegría que no logro comprender—. ¿Me dejas pasar ahora?

No me deja responder cuando se adentra en mi departamento. Trato de avanzar despacio detrás de él, mientras lo veo admirar el vacío total que hay dentro del inmueble. Y cuando toma el ticket aéreo que está sobre las cajas, sé que no va a reaccionar de la mejor manera.

—¿Qué mierda significa esto? —Pregunta, volteando a verme, ya sin sonrisa alguna en sus labios. Más bien, luce algo ansioso.

—Yo... me voy. —Explico, encogiéndome de hombros. ¿De qué me sirve mentirle, después de todo?

Puedo escuchar su respiración acelerarse y noto cómo aprieta los puños. Relame sus labios una vez tras otra, como si se le secaran de inmediato.

—¿No pensabas decirme? —Cuestiona, primero y antes de que pueda decir algo, sus preguntas me atacan otra vez—. ¿Desde... desde hace cuándo que pensabas en esto? ¡Responde! —Exige, al no escuchar nada salir de mi boca y un quejido, ahogado, se le escapa—. ¿Por qué?

No se le pasa por la cabeza que, él y su nueva novia, son la razón por la que debo escapar, en lo absoluto.

—¡No lo sé, sólo quiero irme de acá, Norman! —Finalmente hablo—. Es mejor que te vayas....

—¡Por qué! —Vuelve a reprocharme y siento que voy a llorar. Una parte de mí pide a gritos confesarle la razón, pero sé que es lo peor que podría hacer.

—Tengo que irme —Musito, sin intención de responder—. Voy a estar bien, Norman —Susurro, encontrándome con su triste mirada sobre mí—. Nos volveremos a ver en algún momento, supongo.

Sujeto mis maletas y respiro con nerviosismo. El taxi me está esperando abajo y si me quedo unos minutos más, perderé mi vuelo. Norman continúa quieto en su lugar, sin decirme nada. Debato si debo despedirme con un abrazo o sólo marcharme, sin embargo, es él el que me está abrazando antes de que yo decida qué hacer.

—¿Qué hay de nosotros?

Me estremezco cuando escucho sus susurros en mi oído y me alejo un poco de él, para poder mirarlo. No razono mucho, así que son sólo mis impulsos los que actúan al momento de besarlo. Mis labios se mueven con suavidad sobre los de él, quien se aferra a mi cintura con fuerza.

Nos separamos y me encuentro temblando, asustada por lo que acabo de hacer. Siento las lágrimas deslizarse por mis mejillas y sacudo la cabeza con confusión, pues sé que esto no está bien.

—Tengo que irme.

           

Y con esas palabras, esa misma noche, salí de su vida.

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¿Qué les parece una segunda parte de esto? Y sí es así, ¿alguna idea?

Norman Reedus One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora