Cuando Severus despertó en lo que él supuso que era la mañana siguiente, su cabeza daba vueltas y su cuerpo apenas era sostenido por el suave colchón, que más que suave rozaba la línea de lo inmaterial.
Se incorporó levemente, casi jugando con el límite, esperando a ver cuánto tardaba el colchón en decidir no sostener más su cuerpo. Se sentó en el borde del mismo, frotándose la cara.
Ni siquiera recordaba cómo había llegado a esa cama.
Potter salió del baño en ese momento, vistiendo solo un arrugado jean. De inmediato el chico de los ojos verdes miro dentro del baño con gesto preocupado que intento esconderle infructuosamente a Severus.
—Vamos, Potter, que no soy de los que reclaman porque no has bajado la tapa del excusado—murmuro Snape con el tono ronco, haciéndole a Harry una mueca burlona. Casi podía sentir como el colchón lentamente parecía más dispuesto a sostener su cuerpo otro rato—.
Harry dejo salir una risita que parecía más nerviosa que divertida.
—¿Te sientes mejor?—cuestiono. Miro a Snape con un gesto extraño, como si estuviera preocupado y quisiera ocultarlo, pero a la vez no quisiera hacerlo. Severus no se molestó en intentar entenderle—.
—Sigo odiándote, si a eso te refieres.
—Como si eso fuera novedad—murmuro el muchacho, rodando los ojos—. Me refiero a si te sientes mejor que ayer en la noche—dijo Potter, ahora más alto, dirigiéndose a Snape—.
—¿Cómo me sentía anoche?—cuestiono Snape, arrugando el ceño—.
—¿No lo recuerdas?—cuestiono Harry, y arrugas de preocupación se formaron en su frente—.
—Si lo recordara ¿Crees que te preguntaría?—Snape miraba a Harry como si creyera que este era un estúpido—.
—Tocaste la puerta, y cuando fui a abrirte, estabas en el suelo. Eras... no lo sé, como un fantasma. A penas podía tocarte, eras... no lo sé, inmaterial. Tuve que...—Harry se aclaró la garganta y sintió la cara caliente. De repente le dio vergüenza decirle a Snape que habían pasado la noche en la misma cama. Es decir, solo habían dormido, pero ¿Qué tan normal es dormir abrazado a una persona durante toda la noche, semidesnudo?—. Tuve que cargarte hasta la cama.
Severus gruño. Claro, no le alcanzaba con tener sueños condenadamente largos y extraños, ahora tenia que no recordar cosas y parecer un puto fantasma...
—¿Dónde estuviste?—cuestiono Potter, sorprendiéndolo—.
—¿Qué?
—¿Dónde estuviste todo este tiempo?
—¿A que "todo este tiempo" te refieres? Me fui ayer en la tarde...—Snape freno a media frase al ver la cara que hizo Harry—. ¿Qué?
—Tuvimos esa pelea hace una semana. Hace como ocho días que no aparecías por aquí... ¿No recuerdas que te paso?
Claro que Snape no recordaba que jodida cosa le había sucedido.
Se froto las sienes, reprimiendo un suspiro. Aquella situación comenzaba a estresarle, porque ningún sueño era tan jodidamente retorcido, largo y vivido. Podía sentir las cosas, el suave tacto de la manta bajos sus dedos y el olor saturado de la habitación de Potter. Podía ver todos los días a Potter, siempre luciendo igual, hablando igual, actuando igual. Las cosas que sucedían eran cotidianas y tenían sentido.
Aquello no era un jodido sueño, a pesar de lo mucho que eso le hubiera gustado a Snape.
—No, Potter, no recuerdo como llegue aquí, no recuerdo porque, no recuerdo donde he estado todo este tiempo, ni siquiera recuerdo la noche anterior. No sé qué es toda esta puta mierda, pero estoy seguro de que tiene que ver contigo—le acuso Snape sin más—. Eres el único que puede verme, no puedo alejarme de ti y tu presencia me vuelve más... más real—Severus bajo la mirada al decir esto y Harry se sonrojo sin saber el motivo—. Por lo que debe de ser por ti. ¿Por qué? ¿Soy tu ángel de la guardia? ¿Tu castigo? ¿Acaso tu me has hecho esto? Quiero... quiero respuestas—a Harry le impresiono lo cansado y consumido que se veía Snape en ese preciso momento. Le recordó vagamente a un niño rogando por ir a casa—.
—No sé porque estás aquí, tengo tantas preguntas como tu...—Harry se sentó delicadamente junto a Snape—. Pero te prometo que llegaremos al final de este misterio—le prometió, tomando su mano y apretándola confortantemente—. Ambos merecemos respuestas de la situación, y me encargare de que las hallemos... y se dónde comenzar a buscar.
Snape lo miro sin entender. Harry movió los labios sin sonido, articulando la palabra "Dumbledore".
. . .
Severus seguía a Potter varios pasos más atrás, observando disimuladamente la mano que Potter le había tomado tiempo atrás.
Aquello le había hecho sentir extraño, porque le habían dado ganas de creerle a Harry y confiar en su promesa, por muy imposible que pareciera. Por una vez podría habérselo imaginado como aquel salvador del mundo mágico que había sido, valiente y comprometido.
Y además, joder, Potter tenía un estupendo trasero para pasarse el día tirado en su puta habitación. No es como si Snape se fijara en eso, claro, solo decía.
Potter subió enérgicamente la escalera hacia el despacho del director, ahora sin sentir siquiera el dolor en los músculos gracias a la motivación que sentía. Toco la puerta con intensidad, sin esperar a que Snape subiera.
—¿Potter...?—McGonagall tenía aspecto de haber esperado encontrar a cualquier persona menos a Potter allí—. ¿Qué haces aquí?
—Pues... necesito un consejo—dijo Potter, siendo eso lo más cercano a la realidad que podía decir sin que volvieran a considerarlo un loco—.
—Oh... pues pasa, muchacho, ¿En qué puedo...?
—Oh, disculpe, no me exprese bien. Quisiera un consejo... del profesor Dumbledore—Harry apenas pudo contener la risa ante la cara que McGonagall hizo—.
—¿Haz salido de tu habitación luego de una semana para hablar con un retrato?—cuestiono la mujer, más que incrédula—.
—Pues... sí.
—Merlín... pasa, Potter, pasa. ¿Necesitas también que yo me...?
—SI, Minerva, el señor Potter y yo tenemos mucho de qué hablar—murmuro la anciana voz del profesor desde dentro del despacho. McGonagall estuvo a punto de poner los ojos en blanco—.
—¿No quieres que colguemos su retrato en tu habitación, Potter?
—Eh... no gracias—dijo el chico, rascándose la nuca—.
—¡No se calla! Parece que Nadie le ha dicho que luego de la muerte dejas de ser director.
—¿Y por qué debería? Un fantasma imparte Historia de la Magia—murmuro Dumbledore desde dentro del despacho—.
—Merlín, que el profesor Binns no te escuche. La última vez que alguien le recordó que estaba muerto se puso... no importa. Pasa, Potter. Avísame cuando terminen con esto.
La mujer parecía resignada, como una niñita a quien su hermano mayor molesta.
Harry paso y se cercioro de que Severus también lo hiciera antes de cerrar la puerta.
—Muy bien, profesor, creo que nos debe un par de respuestas.
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Dos Pizcas de Confusión y Una de Muerte
FanfictionLuego del final de la guerra nos encontramos con un Potter deprimido y sin un propósito, que cada vez se convence más a si mismo de lo inútil que es su vida. Esta encerrado en su habitación, soportando el dolor, sin comer o levantarse. Cuando comie...