Capítulo Diecisiete

1.5K 231 5
                                    

—¡SANTA MIERDA!

Severus se alejó de un salto, espantado. Su vista estaba clavada en las gotas de sangre que se habían derramado en el lavadero, las que ahora parecían no tener procedente.

—L-lo siento. Quizá no fue buena idea mostrarte eso... lo siento—Harry se rasco la nuca, avergonzado. Mostrarle eso a Snape quizá no había sido su mejor idea, pero había sentido que por fin tenía una persona a la que mostrárselo—.

Snape tardo unos segundo en contestarle. Ver lo que fuera que acababa de pasar con la herida de Potter realmente le había quítalo las palabras.

—¿Qué rayos acabas de hacer?

—No lo sé. Solo sucede. Los medimagos no entienden que pasa... aunque yo tengo una idea—admitió Harry—.

—Oh, genial, ¿Tienes una idea de porque tu cuerpo sana heridas que deberían matarte?—Snape estaba a un paso de la locura—.

Harry lo miro un largo rato y Severus tardo en notar que estaba herido.

—No debería haberte dicho nada.

Se precipito fuera del baño, listo para irse a cualquier parte. No es como si con eso pudiera dejar a Snape atrás pero irse le hacía sentir un poco mejor.

—¡Potter! ¡Harry! vamos, ¡ESPERA!

Snape parecía haber olvidado que a donde quiera que fuera Potter iría él también.

—Vale, perdona, pero este no es mi campo habitual de trabajo. Lo más extraño que me ha contado Lucius es que por alguna razón le gustaba Narcissa Black.

Se encontraban junto a la puerta, y Potter ya no sabía si cruzarla o no.

—Vamos, cuéntame tu teoría. Prometo que te escuchare.

Harry cerró los ojos y suspiro.

—Existe una línea en la profecía que me vincula con Voldemort...—Snape tembló ante el nombre—. "... Y uno de los dos deberá morir a manos del otro, pues ninguno de los dos vivirá mientras el otro siga con vida". Debíamos matarnos entre nosotros. Como yo lo mate a él, no queda nadie que pueda matarme a mí. Es solo otro gran chiste del destino.

Snape pareció perdido en su propio mundo. Aquella línea de la profecía había hecho eco en su mente. Ya la había escuchado antes, estaba seguro, pero no podía recordar donde o porque.

—¿Cómo descubriste que... ya sabes, no podías herirte?

Harry embozo una sonrisa completamente amarga.

—Fue hace meses ya. La guerra había terminado, Ron y Hermione estaban en Australia, y las personas no parecían muy felices conmigo ahora que no tenia que salvar su trasero... a diario me llegaban cartas de personas dicindo que por mi culpasu hijo, su hermano, su padre o alguien estaba muerto. Me deseaban la muerte y cosas aun peores. Me decían que le hiciera un favor al mundo y me muriera, como debería haber hecho en la guerra... así que un día lo hice. No mori, obviamente, pero lo intente. Me meti en la bañera con el agua hasta el cuello y me hice dos cortes en los antebrazos, de la muñeca al codo. Pensé que morirá y podría escapar de toda la mierda de este mundo de una vez, pero en lugar de eso me desperté la mañana siguiente en una bañera repleta de agua sangrienta y helada. Esa noche intente ahorcarme, pensando que había hecho algo mal, pero pase veinte minutos con la soga al cuello sin que pasara nada. Lo intente decenas de veces desde entonces, pensando que quizá la siguiente vez por fin lo consiguiera, siempre recibiendo resultados insatisfactorios. Al final simplemente lo acepte. Otras personas murieron por Voldemort. Yo viviré por él.

Snape suspiro y se sentó en el borde de la cama. Luego de un momento miro a Potter, como esperando que este también se sentara. Luego de otro momento, Harry lo hizo.

—No sé qué se supone que debo decir. No tengo experiencia en personas que no pueden morir—el tono sarcástico de Snape reconforto a Potter. Le hizo sentir que todo seguía siendo igual—. Pero no tienes que decidir quitarte la vida por unos idiotas. Todo el medio pierde seres queridos en las guerras. Lo que ellos no entienden es que de no ser por ti, todos sus jodidos seres queridos y ellos mismos estarían muerto. Si no pueden darse cuenta de que están vivos por ti, ni siquiera merecen que pienses en ellos.

Harry inclino la cabeza hacia Snape y sonrio de costado, sintiendo el confort calentar su corazón.

—Gracias—susurro Potter. Snape sintió su aliento en los labios—.

—¿Vas a besarme?—cuestiono Severus en tono neutro. Era más una invitación que una verdadera pregunta. Luego de tantas semanas hablando, Severus sentía a Potter más cercano que a ninguna otra persona, y sin duda Severus quería volver a besar a Potter, y no solo una vez. pero Harry no pareció captarlo. Él solo sonrio—.

—¿Por qué lo haría? A me he acostado contigo.

Dos Pizcas de Confusión y Una de MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora