El final parte I: Las Águilas Imperiales

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La siguiente historia es totalmente mía. La serie O11CE no es de mi propiedad. Una historia hecha por fan, para fans.











¿Sabes qué? Me duele que no votes ni comentes cuando ya llegaste casi al final. 7n7

Atte. La escritora que te preparó este capítulo bien bonito y tú ni un “conti plz” dejaste.

Ricky

—Mis amigos y yo descartamos a todos los ex alumnos de la primera generación del IAD, menos a usted. Mi abuela encontró esta foto a lado del pin entre las cosas de mi mamá. —Enseñó el pequeño objeto—. ¿Es, o no es, su pin?

–Sí, es mi pin. Yo no sabía que Diana había tenido un hijo, y menos que​ eras tú.

—¡De qué está hablando? —dijo Lorenzo alterado, mientras Diego lo ignoraba—. ¡Dime! ¿A qué se refiere este pueblerino al decir que eres su padre?

Al parecer habían olvidado aquella pregunta por parte de Gabo.

—Guarda silencio, Lorenzo —ordenó con voz firme. El chico no tuvo más remedio que obedecer.

—¡Usted es mi papá! —dijo con​ dolor ignorando las​ palmadas de Ricky para guardar la compostura.

—Gabo —Dedé se colocó a su lado tomándolo del brazo—, tranquilo. El delantero se zafó del agarre bruscamente, por lo cual su amigo le miró pidiendo ayuda. —Gabo —interfirió Ricky—; cálmate, hermano. Agradeció que la multitud se haya disipado, pues ese grito que dio pudo llegar a oídos de cualquiera.

—No, Ricky —contestó vehemente—. Dígame por qué me abandonó.

—Gabo —se acercó el director deportivo para hablar normalmente.

–Sólo quiero que me responda por qué me abandonó.

—Lorenzo, acompaña a Ricky y Dedé al restaurante que tanto te gusta... Hat Trick, ¿no? Mientras hablamos en mi oficina. —Dio una gran cantidad de dinero (al menos para él) a su hijo. Sin embargo, el delantero lo miraba incrédulo y con sumo dolor en la mirada. Podían notar fácilmente que no deseaba abandonarlo hasta saber de qué hablaba su amigo; no lo culpaba, también exigiría respuestas.

—No —respondió Gabo repentinamente—; Ricky y Dedé van a quedarse conmigo.

—¿Es una broma, papá? —preguntó exasperado—. ¡¿Quieres que me vaya al Hat Trick... En medio de esto?!

–Mira, Lorenzo...

—Basta —interrumpió el diez—. ¿Por qué nos abandonó a mí y a mi mamá? —preguntó con la respiración entrecortada.

—Yo conocí a Diana cuando vine aquí —frunció el ceño delatando molestia, era obvio que no quería que Dedé y él estuviesen allí—, para un partido a beneficio organizado por un amigo mío.

—Darío López —agregó Ricky.

—Así es —aclaró su garganta—. Yo me enamoré de ella, pero no tuvimos ningún hijo.

—¡¿Me está cargando?! —gritó sumamente enojado.

—Tranquilo, Gabo —sujetó su hombro, mas este rápido lo apartó.

—No, Ricky —declaró con una expresión que jamás vio en él—. ¡¿Cómo no iban a tener ningún hijo?! ¡Abandonaste a mi mamá! —Su voz se ahogó.

—No, Gabo —respondió amablemente, lo que era extraño en él—; yo nunca los abandoné porque yo nunca supe que tu mamá se había embarazado. Yo tuve que regresar a México para estar con Lorenzo; sabíamos que no sería bueno tener una relación a distancia, así que terminamos. Jamás supe que se embarazó, pero si lo hubiese sabido... No te hubiese abandonado. Ni a ti, ni a Diana.

O11CE SEGUNDA PARTE • TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora