La verdad

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La siguiente historia es totalmente mía. La serie O11CE no es de mi propiedad. Una historia hecha por fan, para fans.

Francisco

—Isabel —dijo Diego calmadamente—; puedo explicarte todo.

—¿Explicarme? —cuestionó dolida—; ¿qué tenés que explicarme?

—Todo esto es un malentendido —contestó cansado.

—Todavía tenés el cinismo para mentirme —su voz se tornó enfadada—. Escuché todo, Diego, todo. Fuiste vos quién saboteó a los Halcones dándole todas las tácticas y estrategias a Félix. Fuiste vos quién el que reemplazó las radiografías de Gabo, y por tu culpa no pudo jugar. ¡Trabajaste con este hombre para quitarme el IAD!

—Eso no es lo que pasó —Giovanni rió a sus espaldas—. Tienes que escucharme.

–Ya escuché lo suficiente. No puedo creer todo lo que hiciste; buscaste lo peor para el equipo al que alguna vez perteneciste, al equipo por el que hoy estás donde estás.

—Por favor, Isabel —dijo burlón—; yo hubiese llegado tan o más lejos con o sin los Halcones.

—Puede ser, pero en ningún equipo te iban a dar la formación que mi padre te dio. ¿Dónde quedó todo ese "aprecio" que sentís por mi padre? —Él no respondió—. Todo este tiempo creí que cada problema era causado porque yo tomé la dirección de la escuela, pero siempre fuiste vos. Sólo por Lorenzo no iré con la comisión. Irás por tus cosas y después te quiero a vos y a él —señaló a Giovanni—, alejados del IAD. No quiero que vuelvas a acercarte a mí, y mucho menos, a mis alumnos —declaró mientras se retiraba, sin embargo él la detuvo.

—¡Soltala, Diego! —Francisco interfirió dejándola libre—. Ya escuchaste; aléjate de ella. No te atrevas a tocarla de nuevo; si lo hacés tendrás grandes problemas con la comisión que regula el fútbol amateur, y especialmente conmigo.

El mexicano se retiró totalmente enojado; debían cuidarse, Diego no dejaría las cosas por la paz tan fácilmente. Debía cuidar a Isabel y al legado del viejo Di Marco.

Hablaron por un largo tiempo. Ella le explicó todo lo sucedido, y aclararon más de una situación adversa. Gracias a la confesión de Giovanni lograron atar algunos cabos sueltos, sólo quedaba hacer una cosa...

–¿Entonces?

—¿Entonces qué? —preguntó Francisco confundido.

—Francisco, yo te pedí disculpas por despedirte; ahora sé que todo lo sucedido fue por culpa de Diego y Giovanni. —Tomó sus manos cariñosamente—; decime por favor que volves a ser el DT de los Halcones —frunció el ceño, quién sabe qué pasaría por su mente. Sonrió al verla tan pensativa; ya no había nada qué perder, ya había decidido.

—Bueno...

—No —interrumpió inmediatamente— no quiero que seas el técnico de los Halcones de nuevo.

Esas palabras le cayeron como una boma en el estómago, y por supuesto, en el corazón.

—¿Cómo? —dijo con incredulidad.

—No quiero que seas el director técnico —suspiró cansada—, quiero que seas el nuevo director deportivo del IAD.

Sintió cómo su rostro se iluminaba y fabricaba una sonrisa; sin pensarlo la abrazó con euforia levantándola por los aires. Estaba tan feliz que no se dio cuenta del ​momento incómodo que había generado; la bajó repentinamente, mas no quiso retirar sus manos colocadas en la cintura de Isabel. Se miraron fijamente y recordó perfectamente el momento en que se conocieron, «seguís igual de hermosa.» Retiró un mechón de cabello y miró a su alrededor. Las cosas cambiarían desde ese momento.

O11CE SEGUNDA PARTE • TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora