Narra Jane.
La verdad es que me había desahogado bastante al contarle todo a Adam.
-Bueno, ¿y tu porque te hiciste boxeador?—pregunte después de haber estado hablando un rato.
-Has tardado ¿eh?—dice con tono burlón y yo sonrió.
-No había confianza—digo riendo.
-Pues, yo era como tu, tenía una familia feliz y no nos faltaba de nada, un día mi madre me dio la noticia de que iba a tener una hermanita o un hermanito—decía sonriendo, se nota que ama a su hermana con todo su corazón—me puse muy contento, pero mi padre fue diferente—la sonrisa se le borra y se pone serio—discutió con mi madre y le dijo que tenían bastante conmigo, después de eso todo cambio, mi padre llegaba borracho a casa y, alguna vez, con labial de mujer en su camiseta, pero mi madre nunca supo si la había engañado, o no.
Hasta que llego el día en el que mi padre cogio la maleta y se fue, nos abandono a mi madre y a mi, el dinero empezo a faltarnos,pero, mi madre no podía trabajar embarazada, por lo que, yo, decidí sacarnos adelante y encontré las peleas, ahora el boxeo forma parte de mí y de mi vida.—termino de contar.-No somos tan diferentes al fin y al cabo—dije mirándole a los ojos, el frunció las cejas—ambos hemos vivido el dolor, de perder a alguien que amamos, o el dolor en general.
Adam me coge de las manos y me mira a los ojos sonriendo.
-Tienes razón, pero, sabes que—me encogí de hombros—que tu ahora eres eso que me faltaba, has llenado ese dolor.
Se acerco y rozo sus labios con los míos, hasta que los junto y comenzó a besarme profundamente, era un beso dulce, que, se fue intensificando, poco a poco, hasta convertirlo en uno salvaje.
Me coge de las caderas y me coloca sobre el, subo mis manos por su pecho hasta llegar a su pelo, pero de pronto suena una melodía, mi teléfono.
Ambos nos alejamos y el sonrie, aunque se nota que le ha molestado que el teléfono nos haya interrumpido.
Cojo el teléfono y veo el nombre de la persona que ha llamado, Rachel.
-Dime fea—digo mientras miro a Adam y le formulo el nombre de mi amiga.
-¿Como estas?—dice con voz preocupada.
-Estoy bien, tranquila.—digo mientras se me forma una sonrió.
-Vale, ¿quieres que vaya a hacerte compañía, estás sola?—dice aunque noto un tono pícaro en su voz.
-No hace falta Adam esta conmigo—dije aunque estaba segura de que mi amiga pelirroja lo sabía de sobra
-Ah, bueno, pasadlo bien, por cierto, usad protección, no quiero ser tia tan joven y Dylan mucho menos—dijo haciendo énfasis en el nombre de mi otro "hermano", y no se equivocaba, ya que, Dylan es muy sobreprotector tanto conmigo, como con Rachel, aunque ya tuviéramos 20 años, siempre seria el mismo Dylan.
-¡Rachel! Eres una pervertida—dije poniéndome algo roja, ya que, seguro Adam se había enterado de todo, porque sonrió a mi lado.
-Si,si lo que tu digas, bueno adeu—dijo Rachel dispuesta a colgar.
-Espera, ¿estas con Dylan? Si no es así podrías llamarlo y poner el teléfono en manos libres.—dije a lo que Rachel me contesto de forma afirmativa.
ESTÁS LEYENDO
Mi estúpido y amado boxeador (Completa)
SonstigesJane: dulce, dolida Adam: frío, dolido Tan diferentes e iguales a la vez. Un encuentro en el que las cosas darán un giro en su vida y forma de ser. Ninguno se quiere enamorar, pero como se dice los polos opuestos se atraen.