Capítulo 8

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Capítulo 8


Cuando la noche llegó, y después de haber cenado con la familia de Emily y mi amiga. Subí a mi habitación como de costumbre. Emily me había visto el resto del día algo acongojada, aunque lo ocultara, por lo que esperó para hablar conmigo. El momento indicado era en ese instante, por lo que subió pocos minutos también en dirección a mi habitación. Necesitaba que habláramos de amiga a amiga. Y quería ser discreta, sabiendo que en mi interior había algo que me hacía ser así. 


— ¿Puedo pasar?— dijo al tocar a la puerta, asomándose , sin cruzar el umbral.

— ¡Por dios, claro que sí! Estás es tu casa... ¿Cómo se te ocurre preguntarme eso?

— Sólo por si estás ocupada...— dijo al cerrar la puerta—. ¿Hablaste con tus padres esta tarde? ¿Cómo están?

— Extrañándome... Han pasado ya una semana sin mí...Y a veces se preocupan exageradamente por mi salud. He tenido que repetirles que me he sentido bien y que me estoy tomando mi medicamento al pie de la letra... ¿Sucede algo?

—Quería hablar contigo...—dijo al sentarse en una silla que estaba en mi habitación.

— ¿No me digas que será referente a Matthew?...

— No... 

— ¿Por qué será que no te creo? ¿Sabes que me invitó a Limerick?

— Sí, lo sé... Y le dijiste que no. Es una lastima... Limerick es una ciudad hermosa. 

— Puedo ir contigo... O por mi propia cuenta. No he querido molestarlo.

— Para él no es ninguna molestia... Pero entiendo tus razones. No lo conoces lo suficiente para tener tal confianza con él, por eso rechazaste su invitación...

— Exacto...


Me miró algo pensativa. Como si quisiese preguntarme algo más.


— ¿Qué quieres preguntarme, Emily?

— ¿Soy tan obvia?

— Realmente sí...

— Adrianne, ¿alguna vez piensas en el futuro?

— Pues claro... ¿Acaso no lo hace todo el mundo?

— ¿Y cómo crees que será?

— Creo que cuando consigas a esa persona especial que toda mujer sueña, serás muy feliz. Yo seré la madrina de honor... O te demandare por daño moral a tu buena amiga sino me eliges. Seguiremos siendo también las mejores amigas...

— ¿Y tú? ¿Cuál será tu futuro? ¿En verdad te niegas a que esa persona especial entre a tu vida?

— No creo que exista...

— Adrianne...

— Emily...— dije secamente. Dándole la espalda. Mientras hacía que buscaba algo, en una de las gavetas que estaba en la mesita de noche, a la derecha de la cama.

— ¿Quién rompió tu corazón? ¿Cuándo sucedió? ¿Por qué no quieres hablar de eso?


Respiré hondo.


— Porque realmente duele recordar un pasado que no vale la pena recordar...

— Cuéntame qué te pasó... Quizás es lo que necesites...No es bueno guardar tanto dolor en el corazón...


Me negaba a llorar, pero en ese instante mis ojos se humedecieron y las lágrimas empezaron a bañar mi rostro. Mientras mi mente volaba a aquel pasado que tanto me dolía recordar.


— ¿Recuerdas las fotos que te mostré a ti y a Matthew?

— Sí...

— Fueron un segundo juego que saqué cuando regresé a Venezuela, antes de volver a Estados Unidos. Unas semanas antes había conocido a alguien que había visto mi trabajo. Me había propuesto sacar más fotos para un concurso que se llevaría en New York, en una importante revista... Y le creí... Le creí como una verdadera tonta. Fue después de que te marchaste y regresaste a tu casa. Yo me quedé unos meses más... Estaba tan ilusionada por esa propuesta... Tenía tan solo 21 años. ¿Puedes imaginar lo emocionada que me encontraba? Empezaba a creer que alguien valoraba mi trabajo y que se me abría un camino en mi vida. Un camino a una profesión que me encantaba... Pero... No todo lo que brilla es oro. 

— No entiendo... ¿Qué pasó?

— Le di las fotos que tenía en mi laptop prometiéndole que sacaría unas mejores. El dichoso concurso se basaba en tener que mostrar lo mejor de mi país por medio de mis fotos...

— ¿El concurso era una mentira?

— No... Era verdadero. La mentira, era él. Hizo que también me enamorara de él...Me enamoré de esa persona como no tienes idea... Y me dejé engañar como una tonta. Una verdadera tonta... No todo lo que me dijo del concurso fue cierto. Era una vil mentira... Yo solo me convertí en su títere. Su anzuelo para conseguir lo que más deseaba. Un puesto en aquella revista como editor de fotografía. Hizo pasar mi trabajo como suyo, mientras me hacía promesas de amor para que no me percatara de lo que estaba haciendo. Me estaba robando todo mi trabajo. Me utilizó hasta que fue demasiado tarde para detenerlo y desenmascararlo ante esa revista... ¡Por dios! ¿Quién iba a creerle a una novata como yo? ¿Quién me iba a creer si él cambio mi nombre por el suyo y ese trabajo fotográfico no llevaba mi nombre ya?

— Adrianne...— mencionó, pero no le escuché. Estaba tan sumergida en aquellos recuerdos dolorosos.

— Jugo con mi corazón como quiso. Lo usó como un trapo que se utiliza y luego se tira a la basura... ¿Y sabes lo peor de todo?... Lo peor de todo es que estaba comprometido para casarse con otra. Jamás me amó... Sólo me utilizó. Pude escucharle lo que pensaba de mí cuando fui a su trabajo. Como se reía en mi ausencia. Como se enaltecía por su forma de manipularme, sin que él se percatara que le estaba escuchando. Yo acababa de llegar de Venezuela para llevarle esas fotos que vistes. Fueron las únicas que no pudo utilizar... Mi corazón se rompió en mil pedacitos ese día, mientras desaparecía de su vida. Jamás regresé a New York... Tomé un vuelo de regreso a Caracas. Y he estado allí desde entonces.

— ¿Por qué nunca me lo contaste?

— ¿Por qué? Porque me sentía como una completa tonta. Porque me había dejado engañar de esa manera... Porque me avergonzaba de mí misma. Porque me sentía tan vacía. Porque lo que quería era que se abriera la tierra y me tragara por completo. Porque quería enterrar ese pasado. Porque no quería recordar el daño que me había hecho a mí misma por ser una soñadora.


En ese instante, Emily se acercó a mí y le permití que me abrazara. Necesitaba llorar. Llorar como antes no había llorado junto a una amiga. Alguien quien en verdad pudiese escucharme.


— ¿Por eso no crees en el amor?

— Sí, por eso... Y no creo que pueda volver a creer en el... No quiero volver a creer en él. No quiero volver a enamorarme... No quiero sentir ese dolor de nuevo. No quiero... No quiero...— dije mientras lloraba sin consuelo alguno. Realmente había sido duro recordar todo aquello.

Sigo Pensando en Ti... Miss You (1er libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora