Capitulo 25

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Capítulo 25

Siempre me había preguntado que se sentiría encontrar a la persona que, de una manera u otra, uno desea encontrar en la vida. La única con la que soñamos, sin embargo, terminamos comprendiendo que los sueños no son suficientes. Mientras deseamos encontrar al verdadero. Creyendo que cuando llegue ese instante, lo sabremos por lo que lleguemos a sentir en el momento en que nos encontremos, y empecemos a actuar como si fuese una escena extraída de una película romántica.

En mi vida había llegado mi momento, lo sabía, al estar junto a él, sabiendo a su vez, que faltaban tan poco para que las horas nos separaran.

Las horas empezaron a hacerse tan lentas y eternas. Todos sabíamos que aquella operación era realmente delicada, y por lo tanto, los riesgos a los cuales se enfrentaba mi persona. Matthew, sentía en cada segundo que pasaba, que se le iba la vida al no saber nada de mí, mientras se encontraba en aquella sala de espera. Su mundo se puso en blanco. Su cabeza empezó a dar vueltas, haciéndole sentir que empezaba a perder el balance, por lo que se recostó de la pared. Pronto cerca de él apareció una pareja de enamorados, se veían felices, por lo que se sintió enojado y triste, porque mi vida era diferente y no me encontraba bien de salud. Cerró sus ojos, queriendo hacer desaparecer el problema.

Él no quería imaginar su vida sin mí. Ni siquiera Irlanda sería un lugar tan lejano, si me ponía bien y yo decidía quedarme a vivir para siempre en Venezuela. Él podía soportar aquello. Él sabía que sí podía soportar aquello. Pero no mi ausencia. No despertar y saber que ya nunca jamás me vería ni volvería escuchar mi voz.

Matthew no quería pensar en ese futuro. No…Dios debía escuchar sus plegarías y hacer que todo saliera bien. Se decía, una y otra vez, mientras se recordaba cómo me había tenido en sus brazos.

_ Por favor dios, escucha mis plegarias… Has que ella se mejore. Que salga bien de esa operación… No la dejes morir… Por favor…

Hay un tipo de amor que te hace sentir que todo es posible. Uno que te da fuerzas para seguir adelante, aunque el camino parezca desolado y sin salida alguna. Uno que nos hace ver que después de una tormenta brilla un sol radiante. Nos da esperanza. Y yo sin poder creer que lo encontraría. Lo había encontrado en mi vida. Un viaje a un país lejano al mío me hizo encontrarlo. Y ahora las circunstancias, al parecer, nos querían separar.

_ Es mejor que te vayas a descansar, Matthew… No te ves bien._ le dijo mi madre, al acercarse a él después de haberlo visto llorar.

_ Quiero quedarme aquí… Hasta saber que ella estará bien.

_ Entonces, trata de descansar un poco… O comer algo. Estoy preocupada también por ti. A Adrianne no le gustaría verte así…

_ Comeré cuando sepa que ella ha salido del quirófano.

_ Por favor… Te lo está pidiendo una madre. ¿Me harás suplicarte de nuevo? Prometo que si se llega a saber algo, te lo haré saber.

Matthew vio a mi madre y sintió un poco de vergüenza por su actitud. Asintió para que mi madre dejara de preocuparse y se fue en dirección al cafetín de aquel hospital.

Pidió algo para comer y beber en el cafetín, sentándose luego en un lugar solitario. Necesitaba encontrarse con sus pensamientos. Miró un instante al techo, diciéndose una vez más que jamás estaría equivocado en aquello que sentía por mí. Aquel sentimiento no había tenido errores. Aquel amor era perfecto, lo había sabido desde la primera vez que había mirado a mis ojos, cuando le había abierto mi corazón. Ese amor había sido desde un principio intocable. Convirtiéndome con ello, en una de sus razones para querer seguir viviendo.

Sonrió, todavía un poco más sorprendido, recordándome desde el principio como aquel ser que quería ser tan fría y distante con él. Como aquel témpano de hielo que le ocultaba sus temores. Y ahora, a su mente llegaba una Adrianne que no había dejado de sonreír, desde que le había abierto su corazón a él.

_ Me enamoré de ti desde la primera vez que te vi… Quizás la vida quería que fuera así. Ambos nos necesitábamos… Y aún te necesito en mi vida, Adrianne…

A veces despertar para alguien que había estado inconsciente por tanto tiempo, es como si volviese a nacer. ¿Nacer? ¿Una nueva oportunidad?

Realmente era la sensación que experimentaba al despertar, tratando de orientarme y entender por mí misma, en donde me encontraba. Abría lentamente las manos, hasta que escuché a lo lejos la voz de alguien que a su parecer me parecía tan familiar. Al fin había despertado. Había despertado de la anestesia que me había hecho ver como una bella durmiente.

_ Mamá…

_ Hola mi niña… Bienvenida…

_ ¿Y…Matthew?

_ Ya viene…

_ ¿Cómo salió mi operación?

_ Bien… Bien, mi niña…

No puedo ocultar,lo que sentí al enterarme de cuál había sido la reacción de Matthew al haber leído mi carta, ni lo culpable que también me sentí, al saber, como su mundo había cambiado bruscamente. Aquella carta le había hecho sentirme tan impotente, al conocer aquel secreto que yo le había mantenido oculto, y comprender por qué a veces me había sentido tan extraña y tan pensativa.

Simplemente, con ello aprendí, una vez más, que no me había equivocado al entregarle mi corazón. Lamentándome por no haber confiado antes en él, por tonta.

Sigo Pensando en Ti... Miss You (1er libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora