Capítulo 5

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Capítulo 5


Aquella tarde, descubrí que Matthew era huérfano. Que había perdido a sus padres desde muy joven y que por lo tanto había tenido que madurar desde muy temprana edad, y a su vez, tomar las riendas de los negocios que había heredado de su padre. El tiempo que pasaba en su tierra, trabajando, era algo que le enorgullecía. A pesar que había día buenos, y días malos, siempre sacaba algo positivo esos días que le hacían amar aún más sus tierras. A su vez, el tiempo que les dedicaba a sus caballos era algo que le apasionaba. Solo escucharle hablar de ellos y cuanto amaba cabalgar, como buen irlandés, le hacía a uno vivir su propio amor. Además de ocuparse de aquella hermosa granja. Realmente estaba rodeada de paisajes hermosos.


— ¿Tú te encargas de todo esto, todos los días?— expresé sorprendida al ver lo inmensa que eran sus tierras.

— Suelo a veces tener un poco de ayuda...

— Mi padre a veces viene a darle una mano...— expresó Emily, mientras yo miraba aquel caballo marrón a cual Matthew se acercaba. 

— Éste es mi caballo favorito... Macbeth. Es un cruce de caballo de tiro y purasangre.— dijo al acariciar a su caballo y a hablarle. 

— ¿Verdad que es hermoso?— Emily me sonrió, mientras ella hacía lo mismo que Matthew. Era la primera vez que veía a un caballo tan de cerca.

— Realmente...

— ¿Sabes montar a caballo?— me preguntó Matthew con cierta curiosidad.

— No... Nunca me he montado en ninguno...—sonreí algo asombrada—. Aunque de pequeña me subía a los del carrusel... 

— Eso no es montar...— dijo al reírse por mi comentario ocurrente—. Si quieres Emily y yo te podemos enseñar... No es difícil.

— ¿Yo subirme a uno?— sonreí pasmada por la idea—. No, gracias... ya me veo tirada en el suelo. Y no por ustedes. Sino por mí... No creo que sería buena alumna al subirme con un manojo de nervios.

— No te dejaremos sola...

— Matthew es un excelente jinete... Pero si no quieres, no te obligaremos.

— Tendría que pensarlo... Pero sé que por los momentos es un no. 

— La primera vez que me subí a uno, me aterraba la idea de caerme... Mi padre me enseño a tener confianza... Quizá por eso te digo que es fácil. Después que aprendí, todas las mañanas salía a cabalgar. Amaba sentir el viento en mi cara. Sentir la adrenalina... La velocidad...

— Matthew, hasta estuvo en concursos de equitación. Era muy bueno... Tiene varios premios.

— Sí... Y fue gracias a mi padre...— en ese instante vi una sonrisa triste al recordarlo. Haciéndome ver así cuanto extrañaba a sus padres—. Vengan, sigamos recorriendo. Aún hay lugares muy hermosos. 


Ahora entendía con mayor razón su amor por cada rincón de aquel lugar. No tenía nada que envidiarle a ningún otro sitio. Sin embargo, no sería yo quien le dijera aquello. No... No estaba en mis planes hacerlo. Sin ni siquiera imaginar en ese instante aquello que se proponía la vida con nosotros.


Cuando llego el momento de despedirnos, sentí su mirada de nuevo sobre mí. Como si me estuviese estudiando en su silencio. 


¿Alguna vez han sentido que les miran sin cesar?.... ¿Han sentido que si su propia alma pudiese ser desnudada ante una mirada, ya las de ustedes lo hubiesen sido ante alguien que jamás pensaron que podría hacerles sentir de dicha manera?

Sigo Pensando en Ti... Miss You (1er libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora