Capitulo 18

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Capítulo 18

Ahora al recordar de nuevo todo aquello, puedo comprender de nuevo este sentimiento que siento aún por Matthew. Mi amor. El irlandés que puso mi mundo al revés. Quien me enseñó a ser otra vez yo. Haciéndome sentir a mi corazón latir de nuevo, de la forma en que lo está haciendo. Él era quien lo había hecho latir de felicidad otra vez.

Cierro los ojos, y me encuentro de nuevo en Irlanda, a su lado. Ignorando que estoy en un avión que me lleva de regreso a mi país, Venezuela.

_ ¿Qué?_ sonreí al observar cómo me miraba.
_ Estoy viendo la eternidad en tus ojos. Incluso puedo ver el cielo en tu sonrisa. Y ahora que te tengo cerca no quiero dejar que este momento pase, porque desde lo más profundo de mi alma sé que eres la única luz que veo.
_ Matthew…_ sonreí ruborizada, mientras me dedicaba a sujetar con ternura sus manos, mientras caminábamos juntos, una de esas mañanas en que él iba a visitarme.
_ Sabes, si el sol se rehúsa a salir y la luna no sale por la noche o las estaciones cambian de lugar… De una cosa siempre estaré seguro, que te seguiría amando.

Guarde silencio. Me dolía no ser completamente sincera con él, sintiendo que debía decirle también la verdad sobre que estaba enferma, que tenía cáncer y estaba en tratamiento. Pero cada vez que lo pensaba, algo me hacía recordar aquella tristeza en su ojos, al recordar a su madre. Ella había muerto de cáncer. ¿Cómo podía decirle ahora yo, que llevaba una lucha interna, en contra de esa enfermedad?

No obstante, una vez intente hacerlo. Juro que estuve a punto de decírselo. Pero la cobardía me ganó.

_ Tengo algo que decirte, Matthew._ dije de repente, rompiendo el silencio.
_ ¿Qué?_ me preguntó, al ver aquella mirada triste que se había dibujado en mi rostro_. Lo lamento, he vuelto a quedarme pensativo. Realmente lo lamento. Días como este, suelo recordar a mi madre. Ella amaba este jardín. A veces lo veo descuidado, por más que intento que se parezca al que ella tenía… Ella no debió morir de cáncer. Era una buena persona y excelente madre.

No dije nada. En cambio, me acerque más a él, para consolarlo, intentado contener esas lágrimas que se debatían por bañar mis ojos, al empañarlos. No, no podía llorar. Al mismo tiempo, que guardaba silencio.

_ Vamos Adrianne, dime qué pensabas decirme._ dijo en voz baja, al mirarme con ternura.
_ Tienes un hermoso jardín… Pero lo tienes muy descuidado… ¿Te molestaría si el tiempo que estaré aquí en Galway te ayudó a remodelarlo?_ dije, mintiendo. Aquello no era lo que pensaba decirle, pero era lo que él necesitaba escuchar_. Vamos a hacer que se parezca al de tu madre. Sé que estaría aún feliz al saber que intentas conservarlo…

<<  Perdóname, pero no puedo permitir que también te preocupes por mí. No quiero perderte. Quiero seguir viviendo cada uno de los momentos que estoy contigo, como si nada me estuviese pasando… Porque te amo. Y no quiero ver tu mirada triste ni preocupada por mí…Lo siento, en verdad lo siento >>, me dije cuando se colocó en frente de mí y me permití abrazarlo.

Me dedique a ayudarle a cambiar el aspecto de su jardín. Lo cambie rotundamente, dándole en realidad vida. Mientras, en mi interior sabía, que era la manera en que evadía el decirle aquella verdad que guardaba en mi corazón.

_ Tenías todo esto planeado…_ dije al entrar a su cocina.
_ Sí…_ me respondió con cierta picardía.
_ Pero, ¿por qué no me dijiste nada?
_ ¿Y arruinar con ello mi gran sorpresa?... Pues, no…
_ Podía haberte ayudado a cocinar, tramposo._ hice un pequeño puchero.
_ No lo iba a permitir…Era mi regalo por haberme ayudado con el jardín... Y también es una petición, de corazón, para cuando regreses a Venezuela. Sepas que te seguiré esperando aquí, en Irlanda… Hay alguien a quien dejas aquí amándote mucho…
_ Matthew…_ dije al abrazarlo, sintiendo tanto no poder tener el valor de decirle la verdad.
_ ¿Qué? ¿Dije algo que no debía decir?
_ No… Gracias, Matthew._ besé sus dulces labios.
_ ¿Qué si te dijera que todo estaba destinado a ser así? ¿Me creerías?... ¿O me creerías al decir que nosotros labramos este camino ahora, a su debido momento?
_ Me gusta más la segunda opción… No creo en el destino.
_ Hmmm… A mí también… ¿Y sabes una cosa?
_ ¿Qué?
_ Me haces sentir en el cielo cuando estoy contigo… ¿Eres un sueño, Adrianne?
_ No…_ dije, mientras él me miraba con ternura y con su mano derecha rozaba mi mejilla izquierda_. Se nos enfriara la comida, por lo que es mejor que cenemos… No te esmeraste para nada. Y por lo que veo, en verdad te dedicaste a hacerme un bonito detalle…Gracias.
_ No fue nada…

Abrí los brazos y lo abracé. Lo estreché con fuerzas y deseé con todo mi corazón que el tiempo se detuviera en ese instante y para siempre, sin hacérselo saber.

Matthew prendió las velas, antes de apagar las luces. En verdad había decidido que fuese una noche romántica. Una noche en la que quería demostrarme con sus atenciones cuan importante era yo para él. Sin saber todo aquello que mi ser vivía en mi silencio.

Cenamos y hablamos de nosotros, al mismo tiempo que de cosas triviales. Luego caminamos juntos hacia la sala, lugar en donde me ofreció una taza de chocolate caliente, mientras él se servía una copa de vino.

_ Deja que avive el fuego._ dijo, consciente de que necesitaba apartarse para pensar. Se acercó a la chimenea, retiró la pantalla protectora y añadió un par de troncos. Acomodó la madera con el atizador, asegurándose de que los nuevos leños se encendieran con facilidad.

Las llamas comenzaron a extenderse otra vez, por lo que regresó junto a mí. Se sentó a mi lado, permitiendo acurrucarme junto a él, apoyé la cabeza sobre su hombro, y él se dispuso a acariciar mi cabello en silencio.

Cierro los ojos con más fuerza, trato de no llorar, pero se me es imposible. Abro los ojos y, de repente, me encuentro de nuevo aquí. En un avión que me lleva a mi país. Siento un nudo en la garganta, y otro, en el corazón. Respiró profundamente, sé que todo esto no me hace bien, me siento débil, perdida en mi misma, cayendo en un abismo hecho de mentira. Cierro los ojos de nuevo, he querido mitigar el dolor. Y de pronto, me encuentro de nuevo en el jardín de Matthew. Deseo que él aparezca en cualquier momento y así decirle todo lo que no me atreví a decirle antes…

Pero sé que me miento. Y eso me desgarra aún más el alma. Sabiendo que tan solo le he dejado una carta. Una simple carta.

Sigo Pensando en Ti... Miss You (1er libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora