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      Jinho despertó a la mañana siguiente completamente desnudo, enrollado entre la sábana y en el colchón únicamente con él mismo. Lentamente se incorporó en la cama y se desperezo, asustándose cuando la puerta justo se abrió y Hyunggu entró por ella con una sonrisa y una bandeja.

   —Buenos días, Jinho —saludó—. Estaba esperando a que despertara...

   —B-Buenas —dijo avergonzado mientras cubría su cuerpo con la sábana—. ¿Y cómo ha sabido que ya había despertado?

   —Lo he oído —respondió tranquilo—. Tome, le he traído el desayuno.

   Hyunggu se acercó a la cama y dejó la bandeja sobre las piernas de Jinho. A continuación se sentó a su costado en un borde de la cama y tomó sus manos para acariciarlas.

   —¿Qué tal está? —preguntó con un ligero deje de preocupación.

   —... Bien —contestó confuso—. ¿Usted lo sabía?

   Hyunggu asintió y suspiró apenado. El agarre que tenía en las manos ajenas se hizo más fuerte y sus ojos mostraban arrepentimiento.

   —El príncipe es muy buena persona, pero... supongo que todos tenem-

   —No se preocupe —interrumpió con una sonrisa—. Creo que no le salió como esperaba, no me hizo daño si es por lo que estás así de preocupado.

   Hyunggu sonrió y soltó las manos de Jinho para después levantarse de la cama y dirigirse a la puerta. Antes de salir se giró una vez más hacia el omega.

   —Estaré en la cocina probablemente, si necesita algo ya sabe —informó—. Por ahora, coma.

   Jinho asintió y se despidió del sirviente. Empezó a comer de la bandeja, hasta que se detuvo unos instantes para coger algunas vestimentas del príncipe para tapar su desnudez.
 
   Al terminar toda la comida, se percató de que seguía teniendo hambre. Sentía algo de vergüenza, pues no tenía pensado buscar a Hyunggu por si le molestaba.
   Era extraño, normalmente se conformaba con muy poca comida. ¿Qué cambios estaba experiemtando su cuerpo?

   Mientras tenía una batalla mental sobre qué hacer, sus fosas nasales detectaron problemas.
   Hongseok estaba preocupado, y bastante.

   Como si hubiera sido automático, Jinho se dirigió hacia el lugar de donde provenía el olor. Venía de aquel sitio donde Hongseok siempre leía las cartas que le entregaban los guardias.
   ¿Y si los reyes estaban de camino?

   Suavemente tocó varias veces la puerta con sus nudillos, recibiendo como respuesta un “Adelante, Jinho”. Entró al despacho con algo de duda, desde que descubrió esa sala le habia tenido cierto miedo y rechazo.

   El príncipe dejó la carta que estaba leyendo encima de la mesa y sus ojos se clavaron sobre el omega.

   —¿Qué tal está? —preguntó apenado Hongseok—. ¿Le duele algo? Solo quería disculparme por todo...

   —Está bien, Hongseok —sonrió—. ¿Y usted? No parece estar muy bien.

   Jinho se sentó en un costado de la mesa, con cuidado de no apoyarse encima de ningún papel. Miraba fijamente la carta que anteriormente Hongseok había dejado en el escritorio.

🐺Pet me🐺 🌜JinHongseok🌛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora