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      La noche había caído ya sobre el reino, Hongseok había mandado a un par de guardias en compañía de Ilhoon para recoger al príncipe. Por lo menos así él tendría tiempo de estar un poco más con su omega.
   No podían arriesgarse demasiado, pues no sabían con exactitud cuándo vendría el príncipe.

   Por ahora simplemente estaban acostados sobre la cama de Hongseok, completamente desnudos y abrazados. Jinho estaba muy nervioso, tenía miedo de hacerlo mal y que se descubriese todo por su culpa.
   Así que Hongseok no paraba de acariciarlo para que se tranquilizara.

   Sería la última vez que podrían estar juntos de aquella forma hasta que encontraran alguna manera de verse a solas sin levantar sospechas.

   —Hongseok, n-no sé, no me encuentro bien —comentó Jinho apenas en un hilo de voz, aferrándose con más fuerza al contrario.

   —¿Os duele algo, Jinho? —preguntó preocupado el príncipe, tomando la barbilla ajena para subir su rostro y que ambos pudieran mirarse a los ojos.

   —Sí —respondió—, siento unos retortijones, estoy muy intranquilo... ¿Y si no sale bien? ¿Y si me tengo que i-

   —Shhh, deténgase. Estará todo bien, confíe en mí. Además, siempre está la opción de buscar la manera de chantajearlo.

   Jinho mostró una débil sonrisa y asintió, sobresaltándose de pronto cuando detectó algo. Hongseok también se incorporó sobre el colchón asustado.
   ¿Acaso sus padres estaban de vuelta? Era imposible, Hongseok estaba seguro de que el olor de sus progenitores no era para nada aquel.

   —No son mis padres —susurró más para sí mismo que para Jinho—. Quédese aquí y no se mueva, yo iré a ver qué está ocurriendo.

   —Está bien...

   Jinho estaba muy asustado, no iba a mentir. Era muy poco probable que hubiese otro licántropo suelto por el pueblo.
   Él jamás había olido a otro alfa.

   Así que por muy alocada que fuese la probabilidad, quizás su invitado era el que transmitía aquel aroma.

   Cuando Hongseok terminó de ponerse algo de ropa para salir fuera de palacio, abandonó la habitación y bajó hacia la entrada. Cada vez el hedor era más fuerte y, por alguna razón, le hacía crecer un sentimiento de hostilidad.
   Abrió el portón principal y caminó unos pasos, viendo a lo lejos cómo se acercaba una carroza.

   Sus dudas se habían disipado ahora; la familia Yang no era la única que tenía licántropos en ella.

   Con un fuerte suspiro de frustración esperó en la entrada pacientemente. Sería un gran problema tener al heredero de la familia Jung cerca de Jinho.
   Mucho más ahora.

   No tuvo que esperar demasiado hasta que la carroza alcanzó el castillo y los caballos que la conducían se detuvieron. Del transporte salieron Ilhoon, los dos guardias y dos caras totalmente desconocidas.
   Uno de los dos que bajaron tenía una sonrisa, los cabellos castaño oscuro y alto; aunque no más que el otro que iba con él. Este era de más estatura, su pelo era negro por completo y su expresión era seria, aunque no mostraba maldad alguna.

   Ilhoon y los guardias fueron los primeros en acercarse, y al llegar al lado de Hongseok, los guardias se retiraron.

   —Señor —dijo cortés Ilhoon—, el príncipe Jung Wooseok —señaló al chico de mayor altura—. Y su mayordomo, el señor Yook Sungjae.

🐺Pet me🐺 🌜JinHongseok🌛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora