Un joven Alpha en busca de su mate, y una chica llena de rencor y deseo de venganza.
El destino tiene escrito algo para ambos, pero ninguno lo sabe.
Sólo los secretos son los protagonistas de esta historia.
No, esta no es la típica historia llena...
Cerró los ojos, mientras sentía el mundo moverse en todos los grados posibles.
Unas tibias manos tocando su rostro, la hicieron abrir sus ojos.
- ¿Te encuentras bien? - preguntó Andrew preocupado, pudo sentir el aroma a alcohol cuando estaba en su casa. Thea no lograba distinguir bien el rostro de quien estaba frente a ella, y ni siquiera había escuchado bien, entrecerró sus ojos para lograr enfocar hacia el rostro de Andrew.
- Kayla, ¿Estás bien? - insistió al no tener respuesta - ¿Quién eres? - logró decir con dificultad - Estás muy ebria, dame la botella - trató de quitarle la botella de las manos pero ella se opuso - Es mía, ¿quién te crees para venir a quitarmela? - tomó un trago largo - Ven conmigo, te llevaré a un lugar más tibio - No quiero irme a casa - dijo la muy borracha - No iremos a tu casa, lo prometo.
Andrew ayudó a Thea a levantarse de la tierra, si no la hubiese sostenido, ella ya estaría en el suelo, nuevamente. Trató de caminar, pero ni siquiera alcanzó a dar un paso, cuando se tambaleó entera. Andrew no sabía que hacer, por lo general siempre salía con hombres que se emborrachaban, pero una mujer ebria lo había tomado por sorpresa, y le enojaba un tanto que la ebria fuera su compañera, pero a todo el mundo podía sucederle. Andrew sabía que hacer caminar a Thea no era lo adecuado en ese preciso instante, por lo que decidió tomarla entre sus brazos, sin preguntarle, sólo lo hizo.
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A Thea no le molestó, es más, se percató de que iba en los brazos de Andrew, cuando él había caminado más o menos cinco minutos.
- No te duermas, ya casi llegamos.
Le advirtió Andrew, al ver que se le cerraban los ojos solos. El lugar donde se dirigía Andrew era apartado, muy poca gente conocía su existencia, además de Andrew, sólo Emily y Ethan habían ido alguna vez.
- Llegamos.
Dijo Andrew mientras dejaba a Thea con los pies en el suelo.
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El lugar era bellísimo, pero Thea no lograba ver todo lo que tenía en frente.
