Epílogo: «La luna y las estrellas, testigos de un amor inmarcesible»

1.1K 88 79
                                    

El sublime arrebol hipnotizaba a cada ciudadano que miraba al cielo, causándoles una extraña melancolía al hacerlos recordar a todas las personas que perdieron la vida en aquel trágico incidente de hacía ya cinco años

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El sublime arrebol hipnotizaba a cada ciudadano que miraba al cielo, causándoles una extraña melancolía al hacerlos recordar a todas las personas que perdieron la vida en aquel trágico incidente de hacía ya cinco años.

Muchas casas y edificios cayeron, y en el fuego que se produjo por las explosiones, bastantes parisinos y turistas murieron.

Adrien Agreste, con ahora veintiocho años de edad, se encontraba en penumbras tras la ventana, observando detenidamente el cielo, ansiando que llegara la noche para poder platicar con esa estrella.

—Vamos, allá abajo te andan esperando. —avisó Chloé, acercándose al chico para revolver su cabello.

—Claro, ya voy. —Agreste se despegó de la ventana y, tomando su chaqueta, salió del cuarto.

En la sala había mucho movimiento; entre Kim y Chloé sacaban una caja de gelatinas, mientras que por otro lado Alya preparaba la pañalera de su bebé.

—¡Cuidado! —Agreste volteó rápido y detuvo una bolsita rosa antes de que cayera al piso. Él y la niña que por accidente dejó caer la bolsa desde la escalera comenzaron a reír.

—Lo bueno es que siempre está tu héroe para salvarte. —enunció subiendo las escaleras hasta donde estaba ella.

—Sí. Gracias, papi —dijo la pequeña niña de ojos azules, extendiendo sus brazos para que el mayor la cargara—. ¿Dónde está mi mami?

—Ah, no lo sé. Tal vez...

—¡Hugo, déjame ponerte el suéter! —gritó una mujer saliendo del cuarto detrás un rubio infante.

—Síp, ahí está tu madre.

Marinette corría desesperada, tratando de alcanzar a su veloz hijo. Desde que aprendió a gatear, ese siempre era el problema; cada vez que veía un suéter el niño se movía inquieto sobre la cama para que no se lo pusiera, y cuando ya supo caminar, fue una tortura para la azabache el tener que lidiar con él.

—Déjalo Marinette, es su cumpleaños. —recomendó Adrien, poniéndo su mano libre en el hombro de la mujer.

—¡Pero hace frío y se va a enfermar! —se quejó frunciendo la boca, no muy convencida.

—Por eso, déjalo que se enferme para ver si así entiende. —explicó como si fuera de lo más obvio. Marinette suspiró y le sonrió delicadamente.

—¡Oye, qué tamposho! —expresó Emma, con los brazos cruzados y la carita rojita.

Los padres rieron por la reacción de su hija. Después de todo, el hecho de que Emma y Hugo fueran gemelos, había logrado que su relación entre hermanos fuera muy tierna. Ambos eran muy apegados.

—Ya vámonos, la tía Alya, Sharon y el tío Nino nos esperan para llevarnos al parque.

—¿También vinieron la tía Chloé y su novio? —se acercó a preguntar Hugo, jalando con su manita el abrigo de su mamá.

—Ajá, ellos también están abajo, y en el parque nos esperan más personas. —contestó Marinette agachada a la altura del rubio menor, para besar su frente y tomarlo de la mano.

La familia se subió a la camioneta con sus amigos los morenos y se fueron en dirección al parque.

Al llegar los primeros en bajar fueron los niños, quienes inmediatamente se echaron a correr y a rodar por todo el pasto.
Era fiesta su tres años, y el matrimonio había decidido invitar a varios amigos con sus hijos y a sus padres, incluso hasta fue Manon, la pequeña niña que Marinette cuidaba a sus quince años.

La hija de Nadja Chamack se quedó jugando junto a los infantes a las atrapadas y las escondidillas.

Y en cuanto a los adultos, todos se quedaron platicando muy agusto en las mesas del parque.

Al paso de algunas horas, la noche cayó sobre ellos, y los invitados se fueron retirando poco a poco hasta sólo quedar la familia Agreste Dupain y Chloé con su actual pareja; Kim.

Marinette y Adrien se recostaron en el césped junto a sus hijos para admirar la belleza de la luna y contar las estrellas.

Los padres les contaron a sus hijos una historia sobre la luna y las estrellas, diciéndoles que eran la representación de dos personas que años atrás, antes de que ellos nacieran, fueron como sus guardianas, las cuales ayudaron y protegieron el amor que ellos se tenían. La luna, en representación de Chloé Bourgeois, y las estrellas, en representación de Adrienna Monti.

Se quedaron por un rato más observando, pero ya en silencio.

Adrien juntó su mano con la de Marinette, logrando que la susodicha lo mirara, y, orgullosos, se sonrieron. mutuamente.

Esta vez estaban seguros de que ya no habría nada en el mundo que a su eterno amor pudiera marchitar.

Porque ellos enfrentarían todo juntos.

«La luna y las estrellas
al fin volvían a ser testigos de una magnífica escena, en la que el amor, triunfaba a su manera.»

»

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





Hola hola xD.

Probablemente han de estar con cara de What? :v por eso de Marinette, pero descuiden, ¿de qué creen que será el especial entonces? uwu

Disculpen por asustarlos así en el final jeje... Aunque lamento decirles que mi hija (Adrienna) sí murió </3

En fin, espero que el epílogo haya sido de su agrado. Siendo sincera, a mí sí me gustó :3

De cualquier manera, recuerden que todavía hace falta la sección de agradecimiento y curiosidades, la cual creo subirla en unos minutitos, y el extra >.<

—Mariana García.

Together [Ladynoir].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora