26 de Julio de 1998
Matías
Ya casi ha pasado una semana, no puedo creer que haya llegado hasta aquí comiendo solo las fresas y moras que recolecto cuando puedo, estoy empezando a cansarme, no debe ser sano comer solo frutos, quisiera haber superado mi abstinencia a la pasta gris, todo este tiempo mis raciones se las ha comido Gabo, aunque desde ayer me las he tenido que ingeniar para que nadie note que no como la pasta ya que él está enfermo y no ha salido de la enfermería.
- De verdad Matías, es sólo un pequeño dolor de panza, no tiene nada que ver con la sopa. - Me decía -Si fuera así todos estaríamos enfermos ¿No? Mira a tu alrededor, soy el único.
- El único que come dos raciones por comida.
Respondí, no podía evitar sentirme culpable.
- Estaré bien.
Seguía diciendo, pero su aspecto era pálido y se notaba que le costaba hablar.
- ¿Qué es lo que ocurre viejo? De verdad no te ves nada bien.
Sabía que había algo que trataba de esconder.
El suspira.
- La enfermera Margaret me ha dicho que sí no mejoro se pondría en contacto con mis padres para que me lleven a casa, pero...-Se detiene al momento que agacha la mirada. -Yo no quiero irme, realmente necesito esto, no quiero seguir siendo el tocino de la clase o qué digan que huele a carnitas cuando me ven sudar.
Sus ojos se vuelven acuosos y hasta entonces caigo en la cuenta de lo afortunado que he sido, nadie se había metido con mi sobrepeso y quizás por eso nunca me había preocupado por cambiar.
- En ese caso, si te vas, tendremos que vernos el próximo año.
Mentí, yo nunca volvería a ese lugar, pero de alguna forma quería hacerle saber que el mundo no se acabaría si regresaba a casa. Después de eso lo hice prometer que se despediría si sus padres venían por él, a pesar del tiempo llevábamos una buena amistad y al menos me iría de este lugar teniendo un amigo más.
No me había dado cuenta hasta que Gabo lo menciono, quizás fue eso lo que pasó con Brandon, yo no había notado su ausencia, pero era uno de sus compañeros de cabaña, me pareció muy extraño, el solamente se había sentido mal por el intenso ejercicio ¿Era realmente razón necesaria para volver a casa? Bastaba con que lo hiciera menos ejercicio del normal, y si es así ¿Por qué nadie nos lo había dicho?
Más tarde hablé con la enfermera Margaret, una señora mayor de pelo blanco y me ha dicho exactamente eso, que por razones de seguridad Brandon había tenido que irse, no sé si fue mi imaginación, pero sentí como si lo hubiera dicho con un tono burlesco en sus palabras. Sabía que no se podía confiar en nadie ¿La falta de comida me estaba volviendo paranoico? Era eso o realmente pasaban cosas extrañas en este campamento.
Ojalá mañana ahora sí saliera el sol, ni un solo día se había dejado ver, se siente un poco deprimente ver siempre nublado y hace que el lugar tenga un aspecto más viejo y tenebroso de lo que realmente es, cada segundo que pasa me siento más intranquilo aquí. Me he metido en mi cama y cerrado los ojos, oigo el sonido de un búho en los árboles, pero tengo demasiado sueño como para que cualquier cosa evite que me quedé dormido, en lo último que pienso es en Ámbar, debo hablar con ella, sé que sabe más de lo que intenta aparentar.
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¿1K y #648 en HISTORIA CORTA? No podría estar más felíz, y todo grácias a ustedes.
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Campamento para Gordos
HorrorOjalá nunca hubiera aceptado venir a este lugar, tan pronto llegué note cosas muy extrañas, nada era como lo había imaginado, pero tan solo tenía que aguantar seis semanas y quizás sería como decía en el folleto "Al final serás distinto, con ganas d...