21 de Julio de 1998

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21 de Julio de 1998

Matías

Me he despertado por el fuerte ruido que hace la tormenta, algunos rayos han caído cerca de la cabaña y es difícil no notarlos, apenas son las 4:05 de la mañana pero se me hace imposible volver a dormir, por un instante creí que seguía en casa, hasta pensé en levantarme por un almuerzo madrugador pero he caído en la cuenta de dónde estoy, un chico se ha parado a mirar por una de las ventanas, al menos no soy el único despierto, ya lleva ahí un buen rato y decido ir a dónde él está.

- ¿Tampoco puedes dormir?

Le pregunto cuando me paro junto a él.

- Odio cuando llueve.

Responde sin dejar de ver las gotas estrellarse fuertemente contra la ventana.

- Lo único bueno es que con el huracán que hay allí afuera tendrán que suspender las actividades de hoy- digo un tanto emocionado por la idea.

Lo que dice a continuación me deja un poco confundido.

- No han suspendido las actividades en trece años.

Se gira a mirarme y añade

- ¿Qué haces aquí?

- Lo mismo que tú.

Respondo nervioso sin saber a qué se refiere exactamente, supongo que al campamento aunque en ese caso dudo que sea así, él no es gordo, y además es alto, nunca hubiera creído que ese chico fuese obeso alguna vez.

- Debes ser nuevo.

Dice con un tono de seriedad en sus palabras y después suelta un suspiro.

- Deberías dormir, no falta demasiado para que veas en lo que te has metido.

Noto una leve sonrisa en su rostro y se va directo a su cama como si mi presencia le hubiera arruinado su momento a solas junto a la ventana.

Sus palabras retumbaban en mi cabeza... ¿En qué me había metido? Acaso intentaba asustarme, sabía perfectamente en que me habían metido mis padres, quieren que deje de ser gordo, confían en esto y no importa por lo que tenga que pasar, si eso es posible no aguantaba las ganas de averiguarlo.

Hoy, mi primer día, ya puedo dar mi opinión sobre algunas de las cosas de este lugar, temprano por eso de las siete justo cuando salía el sol un par de entrenadores nos han llevado a correr a un sendero que supuestamente le daba la vuelta al lago pero me ha parecido una eternidad, note que también hay chicos como yo, he igual de desorientados, uno de ellos incluso vómito un par de veces en el camino, creo que su nombre era Brandon, lo han llevado a la enfermería y ya no lo vimos más en el entrenamiento, al llegar al comedor me he llevado una gran sorpresa, los chicos se mantenían en silencio, al ser un lugar donde todos se conocen esperaría que todo estuviera fuera de control como en la escuela.

El "desayuno" si así se le puede llamar está lejos de ser algo comestible, nos han servido una especie de pasta color gris, tenía un aspecto horrible y sabía horrible, no pude comer más de dos cucharadas, me daba náuseas, al mirar a los demás no he notado que alguien se quejara, todos comían he incluso algunos se paraban para servirse más, he preguntado si había otra cosa y me han ofrecido un poco de carne, mi apetito desapareció al ver que parecía parcialmente cosida, tenía un aspecto desagradable, puedo jurar que en la supuesta carne habían un par trozos crudos que incluso tenían sangre. No lo soporte más y decidí salir a caminar, pensar en otra cosa que no fuera comida. Me detuve a mirar el aspecto del campamento en general, quizás era por el clima pero parecía un sitio cutre y me lo pareció aún más bajo esas nubes grises que no se habían disipado después de la tormenta, por suerte había dejado de llover antes de que saliéramos a correr, no habría soportado la ropa majada y el frío además del suelo lodoso por que el tuvimos que correr, todo sería diez veces peor. Nos han dado un rápido recorrido por el lugar antes de ir al comedor a petición de uno de los chicos nuevos como yo, pero no había mucho que mostrar, las regaderas me han preocupado especialmente, no tienen puertas, y están una junto otra, ¿Cómo esperan que me bañé con tantos ojos a mi alrededor? Y a qué hora será eso, no nos han dado un horario establecido, supongo por que la gran mayoría ya sabe lo que tiene que hacer a la hora exacta, todo es tan extraño, y los mayores actúan de forma muy rara, no parecen a gusto o contentos pero sí que llevan una sonrisa falsa pegada al rostro, para nada estaba siendo lo que esperaba, más que eso todo me estaba dando muy mal rollo.

Campamento para GordosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora