20 de Junio de 1985

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20 de Junio de 1985

Ámbar

Ayer fue mi cumpleaños, cumplí diecisiete, vino toda la familia, la pasaron bien, incluso hubieron dos pasteles. Soy hija única, quizás por eso me consienten mucho, aunque... al decir verdad no me sentí feliz, ni siquiera los probé, se bien porque, he tomado la decisión de dejar de ser gorda, llevo un par de meses con la dieta y no miro resultados, me siento triste, creo que es imposible ser como Megan, la chica más guapa de mi colegio, trae a los chicos locos y ella sí que disfruta la vida, no como yo. El verano pasado fuimos a la playa, estaba muy emocionada, pero cuando me vi en el espejo con aquel bikini de una piensa no pude evitar darme asco, se notaba con creces por que los chicos no se fijaban en mí, tengo amigos, de eso no me quejo, uno de ellos es Pablo, es muy lindo conmigo, siempre me ha dicho que soy muy bonita y que con el tiempo llegará el indicado, yo suspiro pensando que no hay nadie en el mundo mejor que él, así que decidí cambiar, no tenía que esperar a que llegara el indicado, de lo contrario estaría sola para siempre, yo tenía que volverme la indicada, y sentirme bien conmigo misma.

- Y... ¿Cómo va la dieta hija?- dijo mi madre mientras cenábamos

- Fatal.- Respondí sin dejar de mirar el plato.- Solamente he bajado un kilo y medio.

Apreciaba que mi madre hiciera el esfuerzo de hacer la comida más sana, pero se miraba que extrañaba ir con la familia a comer pizza los sábados por la noche, mi padre era todo un caso

- Pero si no estás gorda princesa.- interrumpió mi padre mirándome a los ojos.- Eres preciosa.- Luego sonrío

- Eso quisiera.- respondí al momento que picaba mis verduras al vapor con el tenedor.

- Te diré algo, buscaré un gimnasio para ambos, hace mucho que quería ir a uno pero no tenía tiempo, podemos ir padre e hija este verano, todos los días si quieres, yo estaré contigo.

Mi madre lo miró muy sorprendida, y yo, bueno, ahora tenía una sonrisa en mi rostro.

Sabía que le mataba la idea de hacer ejercicio, pero si era por su Ámbar lo iba a intentar. Sin duda me había emocionado mucho, no había pensado en ir a un gimnasio estas vacaciones, era obvio que correr los Sábados por la mañana no estaba dando frutos, y sería increíble adelgazar en el verano, sin duda sorprendería a Pablo, él era uno de mis grandes sueños cuando dejara de ser gorda, que por fin se fijara en mí.

Campamento para GordosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora