Historias de un gato y un oso.

Día 2

Tentación
Ternura, titán (SNK), terror.
_________________
(Terror, ¿Ternura?)

El diario y una melodía llamada amor.

~•~•~• ★ ☪ ★ •~•~•~

Uno... Dos... Tres... y de nuevo aquella melodía.

Aún medio dormido, miró la hora en el reloj de la pared.

10:15 PM

Desde que se había mudado a aquella casa, siempre era lo mismo. El reloj marcaba exactamente la misma hora. Todos los días, a las diez con quince, el viento comenzaba a soplar, golpeando su ventana y soplando una especie de melodía. Era increíble.

Soltando un bostezo, Otabek se levantó del sillón, dejando caer un cuadernillo en el acto. Se agachó a levantarlo e inmediatamente recordó lo que había estado haciendo antes de quedarse dormido. sentándose de nuevo, se dispuso a seguir revisando el cuaderno que había encontrado hace no más de cuatro horas en su habitación, dentro de aquella pequeña trampilla.

No era gran cosa. El cuadernillo estaba lleno de dibujos y escritos, parecía una especie de diario.

Revisaba cada una de sus hojas detalladamente, hasta que una llamó su atención, presa del asombro y la estupefacción, arrugó la frente e inclinó la cabeza para verla mejor. Era un dibujo, más específicamente, era el retrato de un hombre joven; mentón grueso, ojos ligeramente rasgados e imponente mirada, pero con una sonrisa en sus labios. No podía creer lo que veía, era igual a él.

Sintió su corazón comenzar a latir más rápido, así como percibió que la temperatura comenzó a bajar, aunque probablemente era sólo él. Quiso soltar el cuadernillo y olvidar esto, pero algo no lo dejo y siguió inspeccionando el dibujo, hasta encontrarse con un escrito al pié de la hoja.

"Dimitry Lariónov, mi ágape"

- ¿Dimitry? - Leyó en un susurro observando la imagen.

Con un suspiro cansado y una extraña sensación de incomodidad, dejo el cuaderno de lado y agachó la cabeza, fue cuando su visión captó algo, un pedazo de papel en el suelo, probablemente haya estado en el cuaderno y se resbaló cuando éste cayó. Lo levantó y lo volteó. Ojalá no lo hubiera hecho. Se trataba de una fotografía, en ella se podía apreciar a una muchacha rubia y hermosos ojos aguamarina quien sonreía a la cámara. Ella parecía abrazar a alguien, pero la foto estaba rota justo a la mitad, impidiéndole ver más haya del brazo y parte del hombro de la otra persona, pero podía deducir que se trataba de un hombre.

Pasó sus dedos por la imagen, acariciando el rostro de aquella joven, y pensó que se estaba volviendo loco al creer que se trataba de la misma chica con la que soñaba desde que pisó esta casa. Parecía imposible, pero es que, esos ojos y esa sonrisa... era lo más bello que había visto y no pensó que alguien pudiera replicarlo. Tenía que ser ella.

- ¿Quién eres? - preguntó estúpidamente a la foto.

No espero obtener respuesta. Así que cuando un suave susurro con el nombre "Yuri" se escuchó cerca de su oído, acompañado de un cálido aliento, se estremeció. Pero al voltear rápidamente, se encontró con que no había nadie. Estaba completamente solo.