La batalla de Cirrnia: El joven y las runas .

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(Nota especial: ¡A ocho capítulos del final de arco!)

Sarel

Controlar todas las piedras me costaba trabajo, pero de no hacerlo aquella persona nos destruiría a todos.

Si Hill estuviera aquí tal vez él también se habría dado cuenta, pero los otros siete títeres fueron creados con prisas, como si se tratara de un método de defensa. El pensador le temía a alguien, pero me era imposible pensar a quien.

Sin embargo eso era bueno para nosotros, sin aquel molesto escudo destruirlos seria fácil, aunque aun así eran una molestia. No se cansaban, no necesitaban reponer sus energías y eran inmunes al dolor, incluso si se les llegaba a dañar, sanaban casi de inmediato.

Su única debilidad era el núcleo en su pecho, se los dije antes a los que nos acompañaban, solo espero que no lo olviden por la desesperación de no poder vencerlos.

Quedábamos trece personas, con capacidad para luchar, de pie, incluyéndome a mi y a Aria. Pero aunque ella me agrada, no puedo decir que este a la altura de los demás, así que prácticamente son once contra siete, ya que yo mantengo a Verty a raya con todo lo que tengo.

Claro que eso me volvió el objetivo de los otros títeres. Si ella ataca, todos moriremos, eso es algo que todos los que la vieron en Wingerd saben.

Con Clarisse tendríamos una oportunidad, pero a ella se la llevo aquel maldito. Eso es grave, Tyna me regañara por no protegerla.

Aunque ahora que lo pienso, si he de morir, lo mejor que me podría pasar seria ver ese rostro, aunque siempre sombrío, una ultima vez. Seria el mayor regalo que podría recibir.

Una de las bestias ataco la barrera, eso hizo que se estremeciera, al igual que yo. A diferencia de las barreras que creaba escribiendo en paredes o roca, esta estaba ligada a mí energía mágica, debido que era la única forma de controlar las piedras. Lo que significaba que si yo caía, la barrera también e igualmente en sentido contrario.

Uno de los títeres, un humano musculoso con una hacha del tamaño de su cuerpo, se acerco corriendo a mi, pero fue interceptado por el joven Kabil justo antes de que me tocara.

—¿Estas bien? —pregunto.

—¡Si, gracias!

—No sé que pasa —dijo y luego señalo hacia Verty —. Pero asumo que si esa loca de allá nos ataca, estamos muertos, ¿estoy en lo correcto?

—¡Si!

—¡Entonces te protegeré con mi vida! ¡Al menos hasta que llegue ayuda!

—¡Yo también! —Aria de pronto apareció a mi lado y se puso en posición de ataque—. ¡Te cuidaré hasta que lleguen Hill y Tyna!

Sonreí para mis adentros. No se como haya sido en su otra vida, pero ahora, pese a lo mucho que Hill se menosprecie, definitivamente atrae a buenos camaradas.

Otra de las bestias embistió contra la barrera y de nuevo sentí como mi cuerpo se estremecia. No importa lo mucho que alguien entrenara, ni lo mucho que se pueda usar energia mágica, definitivamente tener tanto poder era algo antinatural, o al menos así pienso yo, quien apenas puede usar un poco.

Theria Volumen 2:  El señor de la tormenta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora