La batalla de Cirrnia: La bruja y la bestia.

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Hill

—¿Ya casi? —grite al dragón, pero la bestia no me contestó.

Lo mas probable es que no me haya escuchado debido al sonido que producía el viento. Si mi cuerpo fuera normal seguramente habría muerto, por suerte tengo energía mágica en él.

La velocidad del dragón era asombrosa, de haber viajado a pie habría tardado semanas en llegar a la ciudad, sin embargo apenas llevábamos unas horas y ya casi estábamos ahí.

—¡Mira al frente, niño!

La voz del dragón retumbo en mi cabeza. ¡Ah! ¡Conque si me escuchabas! Bueno, no importa.

Mire a donde señalaba el dragón. Ahí se encontraba un cráter aun humeando, seguramente producido por algún tipo de bomba y sobre él flotaba el castillo que había visto anteriormente.

¡Tenias razón! —exclamo el dragón, eufórico—. ¡Ya no me siento intimidado!

Después de decir eso lanzo una ráfaga de fuego en contra del castillo, sin embargo antes de que impactara fue detenido por una barrera invisible.

—¡Tenia que ser!

La estructura debía estar protegida mediante runas, era algo obvio. La única forma de desactivarlas era entrando, cosa a priori imposible. A menos...

Bajo nosotros se encontraban varias personas luchando, algunos de ellos tenían que ser los títeres de Aurien y de ser así debían poseer algo para transportarse al interior del castillo. Solo debía arrebatárselos.

Un sonido chirriante me hizo fijarme nuevamente en el castillo. Desde la parte baja se abrió una compuerta de la cual salieron seis dragones ma pequeños que el que montaba. Pero seguramente igual de peligrosos.

—¡Ese maldito monstruo!

No podía decirlo con seguridad, pero estaba casi seguro que había una tristeza muy grande proviniendo del dragón. Ellos eran sus hijos, después de todo.

—¿Crees que...?

—Imposible... Ya han muerto.

—Siento pedirtelo —le dije en voz baja—, pero necesitó que los distraigas. Iré allá abajo y conseguiré algo para transportarme al castillo. Una vez ahí desactivare la barrera, después, no importa si estoy dentro o logre salir, destruye esa cosa, no debemos darle la oportunidad a ese maldito de huir. ¿Estas de acuerdo?

—Si... Suerte, intenta sobrevivir. Te bajaré aquí.

—¡Espera, Delemier! —grite.

Mientras descendíamos vi a Tyna, que estaba peleando contra Verty. Debía ir allí, por ahora ellas eran lo más importante.

—¡Llevame allá!

Delemier me obedeció y mientras nos acercábamos comencé a cargar un ataque...

Theria Volumen 2:  El señor de la tormenta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora