El castillo en el cielo.

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(Si lo adelante para hoy. Por desgracia el próximo saldrá hasta el martes)

Tyna

El dolor que sentí fue terrible, todo mi cuerpo ardía,  mi mano parecía ser martillada, aplastada. Durante un breve momento creí que moriría, hasta que la bendita oscuridad se apodero de mí.

Abrí mis ojos.

Sobre mi pude ver el techo de una tienda hecha de la piel de bestias mágicas, era una de aquellas que los guardias habían llevado para el viaje, así que debía estar en el campamento, aunque no recordaba nada de lo que había pasado.

—¿Tyna? ¿Despertaste?

Aunque me zumbaban un poco los oídos, logre distinguir las palabras de Sarel. Sacudi mi cabeza para quitarme esa molestia y cuando mitigó un poco, mire a donde estaba.

Llevaba otra ropa a la que recordaba y lucia cansado, con bolsas en los ojos. Pero pareció aliviado cuando mis ojos hicieron contacto con los suyos.

—¿Que ocurrió? —pregunte.

—Aria las llevo a nuestro antiguo campamento hace seis días. Tú y Clarisse se habían desmayado y gritaban cosas... Extrañas, solo después de algunas horas se calmaron.

—¿Antiguo? ¿Ya no estamos ahí?

—No... Quería quedarme hasta que descansarás, pero la mayoría de esos individuos que nos acompañan se opusieron, solo uno estuvo a favor, un Kabils, pero nadie hizo caso. Yo te lleve en mi espalda y él a Clarisse.

—Gracias...

—No debes agradecer, hubiera sido mejor que nos quedáramos en aquel lugar a descansar... Si Hill estuviera aquí, hubiera abandonado ese grupo de allá afuera sin dudarlo, pero estando solamente Aria y yo no podríamos hacer nada contra las bestias.

Sarel tenia una expresión ceñuda, pocas veces lo había visto así, debía estar completamente enfadado.

—¿Y Clarisse? —le pregunte después de un breve momento de silencio.

—Ella aun duerme, sin embargo le ocurrio lo mismo que a ti...

—¿Que cosa?

—Tu mano...

Alcé mi mano para verla mejor y por un momento me quede sin palabras.

Una cicatriz en forma de símbolos dentro de un circulo había aparecido en el dorso de mi mano izquierda.

—¿Que...?

—No lo se —dijo Sarel sin dejarme acabar con mi pregunta—. Pero Clarisse tiene una parecida, sin embargo, no es lo único... Poco después de que regresaran las bestias mágicas volvieron a atacar, pero cada vez que veían o sentían a una de ustedes dos, huían en pánico, aunque solo duró poco. Y...

—¿Se ha despertado ya?

Aria entró de pronto en la tiendo, llevaba puesta su armadura, estaba sudando y tenia desenfundada la espada que le dio Hill, era evidente que había estado entrenando. Junto a ella iba un joven Kabil, el único de esa raza que nos acompañó.

—¿Se encuentra bien? —me pregunto aquel sujeto.

—¿Quien eres? —le respondí.

—Oh, lo siento por no presentarme antes. Me llamo Cere y mi comandante me envió para cuidarlos, son los amigos de Hill, ¿cierto? Usted se parece mucho a él. Se suponía que los apoyaría desde atrás para evitar inconvenientes, pero viendo la situación es mejor hacerlo de frente ahora.

Theria Volumen 2:  El señor de la tormenta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora