Pick Me (Justin Bieber y Tú)

Capítulo 2: Me caes bien aunque seas idiota

Los días pasaron y apenas hablé con Justin. Todos estábamos muy concentrados en cada jodido examen final que teníamos esa semana. Además, Derek y yo tuvimos que presentarnos en varios acontecimientos deportivos del instituto por lo que tuvimos menos tiempo que los demás para prepararnos. Jesse me ayudó en lo que pudo y yo comprobé por las noches que Justin estaba estudiando. Tan solo me asomé un poco por la puerta de su habitación una vez que la dejó entreabierta y lo vi hincando los codos en la mesa leyendo el libro.

Finalmente, Lesley y yo conseguimos empujar a Jesse a pedirle a Amy que fuera su pareja. Para su sorpresa, y obviamente para nosotras, ella aceptó tímidamente. Ella era una chica rubia, con ojos grises y un cuerpo pequeño. Solía pasar desapercibida por su carácter cerrado a pesar de tener una cara tan guapa. Sabía que Jesse al conseguir una cita con ella sería la envidia de varios chicos a los que Amy rechazó muy amablemente.

El viernes de esa semana me sentí eufórica por haber terminado los exámenes. Jess se fue con Amy, Derek se fue con Lesley y yo … yo me quedé sola en casa porque Pattie y mi madre se fueron a tomar un café con las vecinas. Bueno, Justin estaba en su habitación pero casi no contaba como una presencia para decir que tenía compañía.

Feliz por haber terminado satisfactoriamente mi último curso en el instituto, encendí el equipo de música y puse a reproducir una de mis bandas favoritas de rock, The Cab. Empecé a bailar cantando con el mando del equipo como si fuera un micro. Fui dando saltos a la cocina preparada para celebrar sola el fin de los días sin dormir. Moviendo mis caderas me asomé por la alacena que tenía el alcohol escondido y cogí una botella de vodka.

Reía cantando la atrevida letra de Animal dirigiéndome de nuevo al salón. Por el camino cogí una lámpara de pie y la usé como si fuera una barra de baile. Estaba loca mientras bebía, azotaba mi pelo y saltaba para liberar tensiones.

Vivía la canción a todo volumen cuando alcé la cabeza hacia la puerta y vi a Justin apoyado en el marco con una expresión bastante divertida. ¿Quién iba a decir que iba a hacer sonreír de verdad a Justin Drew Bieber?

Acto reflejo, con el mando a distancia – también usado como micrófono – apagué la música sin saber que más hacer.

-¿Haces una fiesta en casa y no me invitas? – arqueó una ceja.

-¿Quieres? – extendí la botella de vodka hacia él. Empecé a reírme por el ridículo que estaba haciendo – Ay, Dios … Estoy loca.

-Al menos lo reconoces – se encogió de hombros cogiendo la botella y llevándosela a tomar un trago. Mantuvo su expresión a pesar del ardor que debía sentir por el alcohol. – ¿Te han dejado sola?

-Sí, pero yo estaba dispuesta a celebrar nuestras vacaciones con o sin compañía – sonreí sentándome en el sofá ya más tranquila. – ¿Qué tal te fue la semana?

-Bien – suspiró y se sentó a mi lado. Raro. – Tengo que hablar contigo … – Esto ya se pasa de raro. Nunca ha ocurrido algo parecido. ¿Está nervioso? – He sacado un cuatro con ocho en filosofía.

-Entonces has perdido la apuesta – sonreí subiendo las piernas al sofá y apoyando la cabeza en las rodillas. No lo miré a la cara. No quería burlarme de él y herir su ego. Jamás fue mi intención. – ¿Tienes traje?

-Una cosa es que tenga que acompañarte, otra que me mandes como debo ir al dichoso baile – frunció el ceño.

-Joder, Justin – reclamé. – ¡Todos van a llevar traje!

-¿Y cuándo he ido yo como todos? – se burló.

Suspiré sabiendo que él tenía un punto. Con él iba a ser todo el triple de difícil de lo que solía ser un chico. Pensé en el vestido que había comprado hacía tiempo porque cuando lo vi pensé que era el perfecto para mí. Y en ese momento pensé en si sería adecuado yendo acompañada de Justin. ¿Quién me mandó apostar aquello?