Pick Me (Justin Bieber y Tú)

Capítulo 3: Déjame un buen recuerdo

Me desperté totalmente desorientada. Sin tener idea de como había llegado a la cama y en que momento me había dormido. Di vueltas en el colchón y miré por la ventana entreabierta. Recordé a Justin sosteniéndome en el sofá, pero daba la sensación de que aquello había sido un sueño, aunque una parte de mí me decía que había podido ser verdad.

Me levanté y salí de la habitación cuando terminé de vestirme con una camisa de tirantes rosa y un minishort blanco.

Bajé las escaleras a toda prisa para ir a desayunar. No había nadie en la cocina. Mi madre estaría en su consulta, trabajando con algún pobre hombre que necesitase ayuda con sus problemas, lo más probable fuera que Derek estuviera en algún entrenamiento o partido de baloncesto con sus amigos, Jesse estaría leyendo algún libro de su gusto ahora que tenía tiempo libre, Pattie andaría por el jardín haciendo quién sabe qué y Justin … ¡a saber!

Parecía que se avenía una birria de sábado, cada uno por su lado y yo sin nada que hacer. Llamé a Lesley mientras me preparaba un bol de leche y cereales. Me tenía que contar como había ido su cita con Derek.

-Hola, Queen – saludó mi amiga al otro lado.

-No me llames por mi apellido, Palvin – fruncí el ceño y luego preferí cambiar de tema. – ¿Qué planes tienes hoy?

-Estoy en la cancha de baloncesto del instituto viendo a Derek jugar. Luego lo esperaré a que se duche y nos iremos a comer juntos.

-Oh, segunda cita al día siguiente de la primera. Qué entusiasmo – sonreí.

-Te lo contaré todo esta noche. Lo prometo.

-Mi mejor amiga me está abandonando por un chico – dramaticé con un suspiro. Ella rió – Va, es broma. Pero mañana eres mía.

-Mañana y dos días más. Tú y yo nos vamos al hotel con spa donde trabajan mis padres. Tenemos que prepararnos para el baile de graduación. Que por cierto, aún no me has dicho con quién irás.

-Te sorprenderás – me mordí el labio. – De todos modos tengo que pedirle permiso a mi madre para lo del spa.

-Ni te preocupes, mi madre lo habló con la tuya y ya está todo arreglado – dijo contenta al otro lado. – ¡Oh, Dios! ¡Menuda jugada acaba de hacer Derek! – gritó emocionada.

-Mañana te veo – me despedí para no molestarla.

-Vale. Te recogeré a las once de la mañana y prepara una maleta llena de cosas sexys – comentó tan atrevida como siempre.

Rodé los ojos mientras reía y colgué. Tras terminar mi desayuno me fui hacia la pequeña biblioteca que tenía la casa para encontrarme con Jesse. Como supuse, leía un libro.

Me senté a su lado y él ni se inmutó. Comprobé su perfil, su mirada concentrada en la lectura bajo aquellas gafas y su flequillo cayendo sobre sus ojos haciéndolo ver muy tierno.

Me asomé para ver lo que leía. Hamlet, de Shakespeare. Arqueé una ceja. Mi mejor amigo era un aficionado de aquel escritor y no paraba de analizarlo o hablarme sobre él muchas veces.

-Eres un ratón de biblioteca – susurré.

-Gracias – respondió torciendo sus labios. Cerró el libro y me miró – ¿Te aburres? – me miró cruzándose de brazos. Asentí haciendo un puchero – ¿Sabes que Justin se ha ido esta madrugada sin decir nada?

-¿Qué?

-Lo que oyes. Mamá se volvió loca al despertar y ver que no estaba. Dejó una nota en la puerta diciendo que volvería pronto y no nos preocupáramos. Lo hemos llamado pero no contesta. Habrá apagado el móvil – se encogió de hombros.