(ED) Capítulo 16: Ecos lejanos parte I.

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"El hombre vive en un mundo en el que cada ocurrencia está cargada con ecos y reminiscencias de lo que ha ocurrido antes. Cada acontecimiento es un recordatorio"

John Dewey

—La vida es más complicada de lo que suelen decirnos cuando somos niños, incluso más compleja de lo que solemos creer cuando nos convertimos en adultos —dijo Jiraiya, mirando el agua que reposaba en el vaso plástico. Las ondas que se propagaban por la superficie del líquido le tranquilizaba, era como entrar en transe y dejar a su mente moverse al mismo ritmo. Así ordenaba sus pensamientos, vocalizaba mejor y dejaba fluir sus palabras. Así, engañando su mente para que se vaciara de pensamientos intrusivos, se aseguraba de no mentir y guardarse información, actos que en las últimas semanas hacía de modo inconsciente—. Nos dicen que debemos seguir ciertos valores, nos enseñan moralidad y nos muestran una manera "buena" en la que se deben hacer las cosas. Estudiar, trabajar y tener un matrimonio material. No podemos salirnos de esos límites, o nos tomarán por incivilizados.

Alzó la mirada, haciendo un amago de sonrisa irónica. En ese segundo que duró la expresión, Minato lo vio como una persona que ha vivido bastante y que ha aprendido de ello. Como un individuo que desea hablar de lo que su mente le grita día y noche.

—Tomé el camino de la ley siendo muy joven, fue algo que siempre quise, que siempre tuve en mente hacer. No me arrepiento de haberlo hecho, pero... considero que hubiera sido más fácil escoger otro camino —La sonrisa de Jiraiya desapareció—, ejercí mi puesto de la mejor manera que pude, como siempre consideré que era mejor, al menos he procurado hacerselo dentro de lo que cabe... Hay cosas que nos cambian, a mí me pasó al ver cómo la vida mía y las de mis compañeros se desmoronaban.

Minato, sentado al otro lado de la mesa, bajo la tenue luz que creaba sombras innecesarias en la sala, se limitó a observarlo. Pocas veces era él quien se encontraba desenvolviéndose en ese rol, por lo regular prefería observar los interrogatorios o declaraciones desde el otro lado de la cámara de gesell, iba mejor con su perfil. Sarutobi había dicho que podía posponerlo, que no había necesidad de hacer las cosas de forma apresurada, pero él decidió hacerlo.

—El caso de Akatsuki nos cambió a todos —prosiguió, afilando su mirada—. Tsunade y Orochimaru fueron mis compañeros, alcanzamos muchos logros juntos, pero todo terminó aquel día cuando él confesó tener que ver con la muerte de los familiares de nuestra compañera.

Él ya lo sabía, pero de conocer la teoría a escucharlo de la boca de un protagonista, el asunto se modificaba. Las personas que manejaban los casos o lideraban las investigaciones habían sido perseguidas y sus familias atacadas. Tsunade no había sido la única, por supuesto, pero sí una de las más afectadas.

—¿Qué hicieron al respecto?

Ya conocía los datos, pero era una pregunta que debía hacer para constatar la legitimidad de lo declarado. Esperaba que Jiraiya dudara, que tratara de negar lo dicho días antes por Sarutobi, pero lejos de eso, el antes inspector en jefe le restó importancia con un gesto de sus cejas, y sin pensarlo, respondió con voz contundente.

—Lo matamos.

—¿Con qué objeto?

—El arma de Tsunade.

—¿Quién de los dos lo hizo?

El sujeto de aspecto desmejorado y consumido, bajó la mirada y la centró de nuevo en el vaso. Minato, que lo conocía desde que tenía memoria, no pudo evitar el fuerte nudo que se formó en la boca de su estómago.

—No pude hacerlo, ella reaccionó antes.

Sí, todo cuadraba con la información previa. Y eso, de algún modo, no se sentía satisfactorio. El dolor que emanaba de la persona ante él era tan palpable que dolía también en él. Pero no lo podía hacer saber, no en ese momento ni lugar.

Un encuentro predestinadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora