(ED)Capítulo 14: Verdades y mentiras

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"No fue un error si sabías las consecuencias y aun así lo hiciste"

A.

En ocasiones, cuando Kushina se concentraba lo suficiente, creía oír el rugido libertino del océano. Ese sonido fantasmagórico traía consigo recuerdos y promesas rotas que la herían, pero le hacían sentir humana. Y a ella constantemente —cuando se veía embutida en esa vida que nunca deseó—, la invadía aquella desesperación enfermiza de hacerse saber a sí misma que ella era más que una bonita escultura que no podía mutar su expresión. En aquellos momentos que se sentía atrapada, la única solución que hallaba a la mano era demostrarse que podía sentir.

Evocar a sus padres, ver a su hijo o forzar el recuerdo escurridizo del océano, cumplía ese cometido. Con los tres caminos se lastimaba, pero alcanzaba su meta. Saboreaba las emociones que en su momento cada uno de esos tres instantes le produjo; libertad, autonomía y paz. Jamás se sintió tan tranquila como cuando era envuelta por los brazos de sus padres, nunca se sintió tan ama y patrona de sus decisiones como cuando decidió contra viento y marea mantener a Naruto a su lado, nunca se sintió tan dueña de sí misma como cuando un día cualquiera compró un ticket y arribó en el país del Fuego sin pedir permiso a nadie.

Anhelaba experimentar de nuevo lo mismo. Sus latidos se alteraban con angustia cuando se daba cuenta que vivía de recuerdos, de lo que sucedió y posiblemente no volvería a acontecer. Cuando veía que aquello que le permitía sentirse viva, era dañarse con las memorias de lo que tuvo y perdió.

En ese momento, con el corazón palpitando perturbado, Kushina contuvo esos miedos y apretó el celular. Las palabras se atascaron en su lengua cuando dio su nombre y la línea de llamada se inundó de silencio. De repente volvía a tener 19 años y se encontraba un cruce de gran envergadura, frente a una decisión de vital importancia. Fue consciente durante esos segundos de encontrarse sobre el suelo de aquel país donde todo sucedió, ese al que había procurado no regresar después de abandonarlo.

Una década había pasado, pero ese aire aún sabía a libertad. Aún podía ver en esos paisajes las historias que sus padres le contaron de niña. Aún podía percibir en sus calles y edificios, esa vibra que había tirado de ella desde siempre. Todavía era posible revivir los años que pasó en ese país, una década atrás, con lujo de detalles incluidos.

En todo el sentido de la palabra, ese país fue un sueño del que no quiso despertar en su juventud. Pues ella, tan acostumbrada a vivir en las sombras, se encontró con un mundo nuevo que le brindaba la oportunidad de ser ella misma. Tan tentadora le había resultado esa oportunidad, que a las pocas semanas se había decidido a construir una momentánea nueva vida allí, siempre teniendo presente que tarde o temprano debía regresar a su país de residencia.

Era demasiado joven, impulsiva, pasional y propensa a meterse en problemas. Para cualquiera con tales características hubiera sido evidente que llegar sola a un nuevo país, sin nadie detrás que le recordara qué debía y no hacer, era el inicio del fin. Quizá de haber escuchado esa pequeña voz en su cabeza que le repetía una y otra vez la anterior advertencia, no hubiese seguido por el camino que la guió hasta un desenlace que marcó su vida para siempre.

Pero como en su temprana adultez Kushina pocas veces atendió esos llamados de atención, ella se adentró sin pensarlo en los turbulentos senderos de la ilusión juvenil. Un sendero que, evidentemente, la había llevado hasta una condena cuyos ojos azules no había podido olvidar pese a los ajetreados últimos diez años de vida. Y que irónicamente, había visto por primera vez al atardecer de ese día en el que llegó al Fuego.

¿Coincidencia?, ella no creía en ellas. Todo tenía una razón de ser, tenía fe en eso, y si ellos —de entre los miles de turistas que circulaban esa playa en aquel atardecer—, se encontraron, no podía ser solo casualidad. Debía estar predestinado. O al menos eso quiso creer cuando decidió involucrarse con él.

Un encuentro predestinadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora