(ED)Capítulo 8: Lazos inesperados parte II.

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 " A veces, uno cree que todo lo ha olvidado, que el óxido y el polvo de los años han destruido ya completamente lo que, a su voracidad, un día confiamos. Pero basta un sonido, un olor, un tacto repentino e inesperado, para que, de repente, el aluvión del tiempo caiga sin compasión sobre nosotros y la memoria se ilumine con el brillo y la rabia de un relámpago"

La lluvia amarilla (1988) Julio llamazares

Horas más tarde Minato tomaba asiento frente a una mesa circular situada en una sala privada de la comisaría, mientras altos mandos de la policía hacían lo mismo a su alrededor. El ronroneo del aire acondicionado llenaba el mutismo álgido de la sala, y el lúgubre murmullo de los maletines anunciaba que ese encuentro marcaria el arranque de un nuevo enfoque con respecto a los actos que se estaban suscitando en los países del mundo.

—Me causa satisfacción poder tenerlo presente, comisario No Sabaku —empezó la reunión el comisario del cuerpo de policías de Konoha, Sarutobi Hiruzen. Su voz, profunda y pausada, se desplegó hasta cada rincón de la sala—. Realmente espero que esta reunión sea satisfactoria para ambas partes.

De esta manera, a las tres y siete de la tarde, la pesadez que se había formado dentro de los lindes de la sala se fue diluyendo a medida que aquel personaje presentaba a cada uno de los oficiales; en total eran cinco representantes del cuerpo policial de Konoha y un cuarteto proveniente de Suna.

Durante aquellos primeros minutos, Minato se limitó a estudiarlos a detalle, ansiando a grandes veras que llegaran a un acuerdo y hallaran además una manera de dar con la solución a las muertes de las personas desaparecidas. Esa reunión había sido ansiosamente esperada y muchos tenían en ella puestas las esperanzas de dar con un plan de acción que los llevara, eventualmente, a la salida.

—Asumo que todos los presentes están al tanto de las razones que hoy nos exige reunirnos —tomó la palabra Rasa, un hombre de cabello ígneo y ojos tan oscuros que recordaban a tenebrosos pozos, con quién Minato había estado tratando a lo largo del último año. Aquel oficial miró detenidamente a los demás agentes, antes de proseguir al asegurarse que todos asentían—. Bien, entonces debemos apresurar el proceso de la investigación con respecto a estos hechos. El asunto puede salirse de nuestras manos cuando menos lo esperemos.

Sin agregar nada más cada quien fue sacando las notas, documentos y demás reportes relacionados con los sucintos hallazgos que tenían de momento.

—Hace dos semanas se encontró el cuerpo de nuestra primera víctima —Sarutobi enlazó los dedos sobre la mesa, dirigiendo su mirada a la proyección del video beam en la inmaculada pantalla color blanco. La fotografía de Annaisha antes de la denuncia de desaparición apareció en aquel lugar junto a los datos más relevantes de su caso—. En el lugar donde fue hallada no hay mayores pistas o huellas, salvo un rastro de tierra que bien puede pertenecer a cualquiera de los muchos bosques que rodean la ciudad y los pueblos del país. Un punto que logró llamar más nuestra atención, fue una alteración post-mortem en el cuerpo.

Cuando la fotografía cambió a una de las muchas tomadas aquella tarde durante la inspección y levantamiento de cuerpo, Minato se fijó en el ceño fruncido de Rasa y sus acompañantes, al igual que la insistente mirada de Shizune que se encontraba apostada a la derecha de la doctora Senju.

—A primera vista tenemos algo interesante —interrumpió Rasa el discurso de Sarutobi. El comisario de Suna indicó a su ayudante que proyectara en un segundo video beam los reportes de su investigación. En pantalla se ilustraron los datos de un hombre y una mujer, cuyos cuerpos fueron encontrados en ambientes diferentes, bajo signos de muerte similares—. Ambos son de las primeras personas que desaparecieron. Como sabemos, en el Viento son 28 los que hasta el momento integran el caso que manejamos, mientras que en el Fuego son 33. De esos 28 hemos encontrado dos cadáveres, mientras que acá se ha hallado de momento uno. Las causas de muerte, arrojó la autopsia, entre los tres casos son la misma; estrangulamiento. En las tres ocasiones se encontraron los cuerpos en diferentes estados de descomposición, es decir, que no los hallamos horas después de sus asesinatos, sino hasta semanas después de los hechos, a diferencia de ustedes, que advirtieron la muerte de Ahoyama después de sólo tres días. Además de la diferencia que acabamos de mencionar, existe otra.

Un encuentro predestinadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora