Falsa alarma

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Estaba ya en la cama, abrazada a mi oso de peluche, su compañía me trasmite seguridad y protección. Sentía tanto miedo que me tapé con la manta hasta la cabeza a pesar del calor que hacía. Minutos despues, me levanté para ir al cuarto de baño, no podía más. Iba corriendo por el pasillo, pues la oscuridad me aterroriza. Cuando volví a mi cama, por más que busqué, no logré encontrar a mi osito de peluche.

Fui en busca de mi perro bobly por si lo había cogido y escondido en su escondite: detrás del sofá. Lo encontré, como no, durmiendo profundamente en su colchón. No tenía a mi oso, cosa que me extraño porque, ¿Si no lo tiene él?. En ese momento creí que se me iba a salir el corazón por la boca. Fui a la cocina, cogí el cuchillo jamonero que estaba en el cajón y rastreé la casa de arriba a abajo. No había nada.

Yo soy de las que me asusto facilmente. Volví a mi habitación. Y ahí estaba mi osito. Se me debió de caer cuando me levanté para ir al baño.

Que tonta.

Sin escapatoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora