Una flor negra, o más bien, una rosa negra que estaba tirada en suelo llama por completo mi atención. Tirada en suelo como si hubiera sido arrojada por alguien. ¿Sería un aviso de lo que es capaz?, ¿Qué quiere decirme?.
La cojo e inmediatamente salgo corriendo hacia mi habitación. Preguntas y más preguntas empiezan a inundar por completo mi mente que por ahora me va a explotar. Hay tantas cosas que quiero preguntar. La primera de todas seria por qué a mi. Siento rabia al pensarlo...
Entré a mi cuarto y me escondí. Dejo la puerta entreabierta para ver si alguien pasa por delante y así puedo verlo y estar alerta. Ahora mismo no quiero pensar en nada. No quiero hacerme a la idea de vivir para siempre bajo tierra. No quiero morir, no quiero que nadie me mate. Necesito ser libre, sonreir como lo hacía tan solo unas horas atrás. Van ya más de 4 horas y parece que han pasado años. Me escuece la cara de tanto llorar. Quiero patalear para soltar mi odio pero eso sería un ruido clave para el monstruo o para quien demonios se esconda tras esa identidad. Quiero salir de aqui por favor.
Mientras más pensaba, más angustia sentía, pero tengo que averiguar algo de aquella rosa negra que tantos misterios aguarda. Recuerdo que un dia en clase salió una conversación de las rosas por un tema que estábamos viendo. Recuerdo que la profesora nos explicó con pelos y señales el significado de los colores que tiene una rosa. El rojo era el del amor y cariño. El blanco, el color de la pureza y de la paz. El amarillo, el color de la inocencia y de la timidez. El Verde, el color de la esperanza. El negro... el negro era el color de la separación y tristeza, muerte y nocturnidad.
Recuerdo esas palabras con claridad. Palabras que ahora tengo clavadas. Separación y tristeza, muerte y nocturnidad. Todo encaja. La extraña carta que recibí me estaba informando del terrible futuro de mi madre. Pero no estoy preocupada. Soy de esas personas que no quieren aceptar la realidad, que se sumergen en un mar de mentiras para no afrontar la cruda realidad. Mi madre va a estar bien, lo sé. No sé si lo que estoy diciendo suena de locos o si en verdad no quiero enfrentarme a la realidad por miedo a equivocarme pero, yo sé bien lo que digo. Tengo algo aquí, en mi corazón, que me dice que esta persona tan especial sigue ahí. Me dice que todo va a salir bien.
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Sin escapatoria
ParanormalAnne, una niña de 10 años a la que dejan sola en casa, solo con la compañía de su perro Bobly y su apreciado osito de peluche. Después de 14 años, Anne está aqui, y vive para contarlo.